11.2.12

"Cocinero a tus sartenes"

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Como todos ustedes, me he pasado la vida viendo casas, entrando en casas, saliendo de casas, y sé qué casas me gustan y sé qué casas no me gustan. Como todos, yo también he entrado en centenares de edificios, en decenas de cines, en montones de centros comerciales, en aeropuertos, en complejos habitacionales, en estadios, y sé cuáles me gustan y cuáles no me gustan. Pero ciertamente, como la mayoría de ustedes, yo no sé nada de arquitectura. Sospecho, igual que ustedes, que hay cosas que un arquitecto ve en un edificio que yo soy incapaz de ver y mucho menos capaz de evaluar.

De hecho, aunque he leído muchísimos libros, calculo haber entrado en un número de casas que excede largamente el número de libros que he leído. Otra observación obvia: casi siempre estoy dentro de un edificio o rodeado de edificios, mientras que la mayor parte del tiempo no estoy "dentro" de libro alguno. Pero los libros los he estudiado y los edificios no. Eso quiere decir que, en términos llanos y sencillos, tengo una cierta capacidad de distinguir un edificio que me complace de uno que no, pero no sé distinguir un diseño coherente, juicioso, adecuado, que aproveche al máximo sus posibilidades estéticas y funcionales, de uno que sea menos exitoso en esos aspectos. Eso se debe a que mi tipo de experiencia con las casas no es una experiencia de la aquitectura, sino una experiencia de uso, que no se basa en un saber técnico ni en un saber intelectual: disfruto o no disfruto de un espacio construido, pero no sería capaz de juzgarlo con la capacidad de un experto.

Todos comemos, pero no todos podemos arbitrar un concurso gastronómico; muchos tomamos vino pero no tenemos los elementos de juicio para diferenciar uno bueno de uno malo (sólo uno que nos gusta de uno que no, y yo ni eso); nos vestimos todos los días pero eso no nos convierte en jueces aptos para una pasarela vanguardista. Los espacios donde un creador (de lo que sea) somete su trabajo a un juicio del que depende la recepción de su obra no son espacios en los que valga la pena colocar como juez a alguien que es menos experto que los propios participantes.

(El contraejemplo más citado en días recientes es el de los festivales de cine, donde se considera la opinión del simple espectador. Pero es un ejemplo inexacto: el premio del público suele ser un honor de popularidad que se otorga aparte del gran premio del concurso. ¿Que en los jurados suele haber escritores y artistas plásticos que no son cineastas? Los artistas plásticos han sido parte de la historia del cine desde su inicio y la mayor parte de las películas que vemos empiezan en la mesa de un guionista, es decir, un escritor dedicado a un género literario particular).

Incluso Iván Thays ha salido en defensa de la permanencia de Gastón Acurio en el concurso de Caretas. Habría que ver cuál sería la reacción de mi amigo Iván y de los demás si de pronto el premio Herralde pusiera en su jurado de novela al súper chef español Ferran Adriá o si el Booker fuera otorgado por el columnista de cocina de The Guardian; habría que ver cuál sería la reacción si la Academia Sueca decidiera contar en la elección del Premio Nobel de Literatura el voto de los cocineros del palacio de la familia real. ¿Que estamos hablando de concursos de otra categoría? Obviamente: de la categoría que alcanzan los concursos serios.

Más allá de la enésima comprobación del chauvinismo fácil y violento de muchos peruanos, la bronca gastro-literaria deja una cosa más en claro: que entre los peruanos está cada vez más enraizada la idea de que, en las artes, en las humanidades, en la literatura, pero, poco a poco, también, en cualquier otra área, la opinión de los expertos es secundaria y el conocimiento especializado es descartable (motivo por el cual hay cuatro o cinco personas a las que los periodistas les preguntan acerca de absolutamente cualquier cosa, porque esperan de ellos una opinión fácilmente consumible y no más ilustrada que la propia). De hecho, si quieren comprobarlo, sólo deben hacer un ejercicio: ¿qué críticos literarios fueron consultados por los medios de prensa durante todo este lío? Puedo equivocarme, claro, pero hasta donde mi memoria llega la respuesta es ninguno. (Bueno, a Daniel Salas lo invitaron a la radio pero no lo dejaron decir nada).

En lo que a mí respecta, de los tres o cuatro programas televisivos que tocaron el tema y se refirieron directamente a mí, sólo uno me invitó a una entrevista, pero lo hizo media hora después de que el conductor del programa lanzara unos cuantos insultos gratuitos contra mí via Twitter. (El pobre Beto Ortiz, a quien tuve que recordarle que yo sólo voy al circo en julio). ¿Y de los medios impresos y radiales? De esos nada; bien gracias: incluso cuando el tema de la discusión es el trabajo de ejercer la crítica literaria, los críticos son dejados de lado (y, ahora, reemplezados por cocineros). Bacán el país que estamos construyendo.
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22 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo, los ámbitos de la cultura requieren especialización, la cual es muchas veces poco valorada o dejada de lado en favor del show, como en el caso del sr. Acurio, cuyas opiniones pedestres suelen ocupar mucho espacio mediático.

Anónimo dijo...

Hombre, yo siempre he visto más columnas de opinión de actualidad de escritores que de cocineros...Actualidad sobre política nacional, política internacional, economía, cine ... Sé que no es el mismo tipo de tribuna que el de un jurado de concurso. Pero tengo la sensación de que algunos no tienen problemas en que un escritor o experto en literatura pueda opinar sobre las últimas reformas laborales o sobre sentencias judiciales y su carácter democrático o no, pero que se rasgarían las vestiduras si un cocinero lo hiciera. ¿Cuál es la diferencia si ninguno de los dos es experto? Hay sin querer un status mayor o diferente que le presuponen a alguien dedicado a ese tipo de actividades que va más allá de los razonamientos objetivos que expones en el post. Estoy segura que una opinión de Thays sobre la calidad democrática en el Perú te parecería más válida que una opinión sobre el mismo tema de Gastón Acurio. Aunque ninguno de los dos sea politólogo o sociólogo. Y conste que no me parece lo más adecuado que un chef pueda juzgar el valor literario de un cuento en un concurso. Pero este debate más más allá de ese simple hecho.

Anónimo dijo...

Por cierto, y aunque no sea el tema de este post, pero sí del hecho que originó todo el debate. ¿Han hecho el ejercicio de pensar cuál hubiera sido la reacción del mundo cultural si Gastón Acurio, en una entrevista en España, hubiera dicho lo siguiente? "personalmente, no me gusta en absoluto la literatura peruana. Me parece aburridísima, mediocre, siempre escriben sobre los mismos temas. Prefiero la literatura española o la mexicana, sin lugar a dudas". Porque siendo una opinión (no un juicio experto), estaría en todo su derecho de decirlo ¿no?

Anónimo dijo...

Considero que es injusta la tesis planteada al considerar que Gaston Acurio solo puede leer recetas de cocina y no tener la sensibilidad de poder apreciar una buena novela o cuento, los propios escritores o aquellos que han hecho de la literatura una profesión en su critica literaria esta impregnada de otros fundamentos no nesesariamente de la ciencia literaria,acaso los ingenieros que se someten a los números y practicas relacionadas totalmente ajenas a la literatura se les deberia prohibir entonces la lectura de un buen libro , considero que no necesariamente ser jurado de un concurso de literatura es de exclusiva pertenencia de escritores sino de aquellos que tienen el habito o virtud de la lectura influya en sus vidas, habría que preguntarle a Waton Acurio como convive con la literatura mas allá de su labor a la cocina.

ALAT

Anónimo dijo...

Sé que vas a censurar mi comentario, pero sólo quiero que sepas que te odio.

Anónimo dijo...

Esto me recuerda un poco una antigua discusión que se dio en la revista "Hablemos de cine". Alguien, no recuerdo quién, mencionó los comentarios cinematográficos de Vargas Llosa y Ricardo Bedoya dijo algo que me gustó mucho: "Esos comentarios son aproximaciones inteligentes al tema de las películas o a otras circunstancias aledañas, pero no al lenguaje cinematográfico, que explica precisamente por qué una película funciona o no en el nivel expresivo". Lo que me gusta del comentario de Bedoya es que deja en claro que el cine no es territorio exclusivo de los críticos, sino un arte al que nos podemos acercar de diferentes maneras. Hay cosas que el crítico no va a encontrar solamente porque domina la teoría de un arte específico; por ejemplo, muchos críticos especializados han hablado en detalle sobre la puesta en escena en el cine de Víctor Erice, pero ninguno ha llegado a ese núcleo que penetró de manera memorable Fernando Savater al escribir en torno a "El espíritu de la colmena". Que yo sepa, Savater no es crítico cinematográfico y debe alegrarnos mucho que sin ser zapatero se haya ocupado de los zapatos.

Entiendo, claro, que el de Savater, como el de Vargas LLosa, son casos excepcionales. Lo que abundan son individuos que escriben y publican sobre cine sin aportar absolutamente nada. El caso de la literatura es similar.

Ahora, la crítica especializada es necesaria. Y muchas veces el crítico especializado tiene el don de ejercer este tipo de crítica recordándonos además que lo suyo es en sí un género literario. Pienso en la crítica que ejerce Rafael Lemus en Letras libres, o la que tú mismo, Gustavo, publicaste sobre la última novela de Vargas Llosa. En el pasado, este tipo de crítica era más común y frecuente en los diarios y así lo ha recordado Vargas Llosa muchas veces.

Hay un tercer territorio. El del escritor crítico, el del novelista que reflexiona en torno a su arte y el arte de aquellos que admira. Pienso en Sergio Pitol cuando habla de Conrad y James. Está ejerciendo crítica especializada y al mismo tiempo una crónica íntima.

Tal vez muchos caminos conducen a Roma, cuando el caminante es de los buenos.

Anónimo dijo...

¿"Estamos construyendo"?, no pues Faveron, no abuses del plural!!!

FWBR dijo...

Francis: Mi muy estimado señor. NO es cierto que no hay críticos culinarios. Claro que si. Y los restaurantes son el medio de ejercer esa critica. Un restaurante puede ser una novedad por un tiempo, pero no todo el tiempo. Los que son de nuestro "agrado", serán favorecidos con un nuestro regreso, y aquellos que no lo son, no solamente no nos verán nunca mas, sino que muy probablemente nuestro circulo de amigos estará al tanto de nuestra opinión. Lo que tal vez no exista es una profesión alrededor de esa critica, no hay alguien que se gane los frijoles pontificando sobre su sapiencia en la materia. NO hay pues un magister, o un PHD del lomo saltado. Eso si es cierto.

FWBR dijo...

Francis: Mi muy estimado señor. NO es cierto que no hay críticos culinarios. Claro que si. Y los restaurantes son el medio de ejercer esa critica. Un restaurante puede ser una novedad por un tiempo, pero no todo el tiempo. Los que son de nuestro "agrado", serán favorecidos con un nuestro regreso, y aquellos que no lo son, no solamente no nos verán nunca mas, sino que muy probablemente nuestro circulo de amigos estará al tanto de nuestra opinión. Lo que tal vez no exista es una profesión alrededor de esa critica, no hay alguien que se gane los frijoles pontificando sobre su sapiencia en la materia. NO hay pues un magister, o un PHD del lomo saltado. Eso si es cierto.

FWBR dijo...

Francis: Mi muy estimado señor. NO es cierto que no hay críticos culinarios. Claro que si. Y los restaurantes son el medio de ejercer esa critica. Un restaurante puede ser una novedad por un tiempo, pero no todo el tiempo. Los que son de nuestro "agrado", serán favorecidos con un nuestro regreso, y aquellos que no lo son, no solamente no nos verán nunca mas, sino que muy probablemente nuestro circulo de amigos estará al tanto de nuestra opinión. Lo que tal vez no exista es una profesión alrededor de esa critica, no hay alguien que se gane los frijoles pontificando sobre su sapiencia en la materia. NO hay pues un magister, o un PHD del lomo saltado. Eso si es cierto.

Luis Torres Vásquez dijo...

Siendo irónicos (qué nos queda!!!), pienso que la permanencia de Acurio como jurado apunta a que esperan que alguien escriba un relato acerca de un cocinero (que no se llame Gustavo Rodriguez), o sobre un plato o etc...imaginemos cualquier escenario. Para poder así decir que el boom gastronómico también ha llegado a la literatura. Entonces, todos somos amigos, felices y vivimos en "Neverland".

Anónimo dijo...

Acurio era uno de 5 jueces, y los otros 4 eran personas especializadas. El estaba como un representante del publico, digamos. Como tu lo cuentas, sonaria como si de su opinion dependiera el 100% de la decision del concurso mencionado, lo cual no es cierto.

Joe Pino dijo...

FWBR: ¿Cuál es la diferencia entre analista político y votante?

Anónimo de las 19:01: Lo más probable es que a Acurio lo hagan cortar el salame. Pero no se trata de eso, sino de la trivialización de uno de los concursos más importantes del país. Por último, pongan a Olenka Zimmerman, que también es una empresaria de éxito.

Lalo Cura dijo...

Por supuesto que no es cierto. Nada es cierto. Es cierto que nada es cierto. Nada lo es. Esperen un momento... ¡Es cierto que no estoy aportando nada a esto!

Iván Thays dijo...

La pregunta crucial es la que hace un anónimo. ¿Qué hubiera pasado si Gastón Acurio dijese en España que la poesía peruana le parece melodramática y llorona? Absolutamente nada, seguiría siendo el gran amado del país, el intocable, y más bien celebrarían su ignorancia, dirían que por fin alguien hablar sin "hipocresías" sobre esos pseudos inetelectuales que se creen seres superiores y "no le han ganado a nadie". Muy pocos serían los que le dirían "cocinero a tus sartenes". Seguro que Gustavo sería uno de ellos. Yo también.

Pero, obviamente, jamás Gastón Acurio ni nadie que pretenda representar al país sentimental y patriotero en que han convertido al Perú, saldría diciendo eso en la prensa. Así no hubiese leído un solo libro o, peor aún, así realmente la poesía peruana le pareciese mala o ridícula, él siempre saldrá diciendo que se siente orgulloso de la poesía peruana, de los cosmólogos, de los peluqueros, de todos. No de todo lo peruano, ojo, sino de todo lo que sea una Marca Perú (ya lo demostró Milagros Leyva al decir que está orgullosa de la IncaKola y no de Grau ni Bolognesi, el nacimiento de un patriotismo sin patria). Creen que apañar, ser condescendiente, no decir o moderar lo que uno cree y no criticar es apostar por el país. Pero ¿qué país ha surgido de ese modo? Ninguno. El derecho a la disidencia y el respeto a la crítica es el principio para que un país tenga una verdadera revolución (y no una patética que camuflaba odios ideológicos como Sendero Luminoso, ni una snob como la revolución gastronómica peruana).

Iván Thays dijo...

...

No todos los peruanos tenemos que ser promotores de la Marca Perú. No es necesario dejar la crítica de lado para avanzar; al contrario, la crítica implica un paso adelante para salir del sub-desarrollo. La carencia de crítica, la imposición de un discurso hegemónico, el castigo contra el que no opina igual o se atreve a discutir o disentir, es propio de las sociedades fundamentalistas, de las dictaduras o de las colonias.

Muy mal el ninguneo contra Gustavo. Pero es parte del ninguneo general. En este mundo, ser "conocido" parece ser la única razón de ser, el único medidor, para alcanzar el éxito. Cuántos libros has vendido, cuántas personas te conocen fuera de tu ámbito laboral, cuántas entradas tienes en Google, cuántos seguidores tienes en Twitter. Se ha abandonado el narcisimo a cambio del exhibicionismo. Y la gente está dispuesta a hacer todo, realmente todo, por ser conocido (por eso no me sorprende que muchos piensen que yo dije eso en mi blog para hacerme "famoso", pues esa es la regla bajo la que esas personas rigen sus vidas y son incapaces de entender que alguien no las siga. Es decir, que Beto Ortiz me acuse de querer ser famoso como sea... ya es broma ¿no?). Ya no es ni siquiera los 15 minutos de fama, ahora son los 140 caracteres de celebridad. El más ingenioso gana. Ya no hay que escribir un post (y ni hablar de un artículo periodístico) sino basta un mensaje en twitter o un comentario en FB para sentirse bien y ser "alguien" en este mundo cibernético y de redes sociales. "A quién le has ganado" es la frase más repetida en toda clase de discusión en el Perú. Incluso contra los que realmente sí "han ganado" algo tangible, como MVLlosa. Recuerden cómo lo ningunearon cuando le ganó Fujimori. "Ahora solo le queda escribir sus libritos" decían, como si ser el novelista más influyente del castellano fuera un premio consuelo por no conseguir la presidencia.

Iván Thays dijo...

En cuanto al tema Gastón como jurado, comprendo tu postura, Gustavo, aunque no es la mía. Ya expuse mi idea en el artículo en Caretas y no las voy a repetir acá. Honestamente, si nos referimos en concreto a los concursos literarios peruanos, más peligroso que la presencia decorativa de Gastón Acurio me parece la carencia de crítica literaria seria en el país. Al leer la calidad de los ganadores de varios concursos últimos, así como cuando leo las pocas reseñas de libros en blogs o en diarios, me da pena reconocer que en el Perú la crítica literaria no se fomenta ni se toma en serio. Y eso sí es un problema gravísimo, mucho más grave que la presencia de cualquier jurado en el 1000 Palabras. Porque si no existe crítica literaria seria, influyente, reflexiva, culta, inteligente, nunca podremos aspirar a tener premios literarios que trasciendan, como el Booker. (Por cierto, hace unos años escogieron a una cantante pop británica como jurado del Orange o un premio así... fue un revuelo también. Busqué la nota exacta pero mi antiguo moleskine ha desaparecido).

abrazo

PD.- Tuve que dividir el mensaje en tres partes porque el blogger no me permitía ponerlo completo.

LuchinG dijo...

En este post, creo que a Faverón sólo se le ha pasado contestar lo siguiente:

"Si Gastón Acurio se siente capacitado para leer cuentos y comentarlos, me parece un aporte significativo."

¿La opinión de un lector amateur puede contribuir a un festival de cine o concurso de literatura? Supongamos que sí; supongamos que es posible integrar en un solo fallo el premio del jurado con el premio del público. Pero, ¿cuál es el "aporte significativo" que podría hacer un lector que NO es aficionado a la ficción, alguien que no tiene opinión en la materia, puede hacer al concurso?

De hecho que Acurio no querrá interferir con lo que decidan los otros jurados, pero igual sería preferible que persista en su renuncia. A parte, interesante saber qué opinan tres jurados que aún no dicen nada.

Anónimo dijo...

En efecto, Lily Allen fue jurado del Orange Prize en el 2007. Y también aquello estuvo equivocado.
Respecto a la poca calidad de los premiados en los últimos concursos, prácticamente estás mencionando nombres, Iván, porque hay poco de eso en el Perú. Tampoco es bueno generalizar: el libro ganador del concurso de la Asociación Japonesa, el de Miguel Ruiz Effio es bueno. En cambio, el de Carlos Rengifo, ganador del premio BCR, es malo por los cuatro costados... y, por cierto, los jurados no eran precisamente cocineros.

Anónimo dijo...

El post de Thays desnuda sus contradicciones. En el primer parrafo manifiesta que el seria uno de los pocos que le dirian "cocinero a tus sartenes" a Acurio en el hipotetico caso que este criticara la literatura peruana.
Entonces, por que Thays se queja que le digan "escritor a tus libros" despues de emitir su desinformada critica a la gastronomia peruana? El, acaba de decirlo, haria lo mismo en la situacion inversa.

Pero aun hay mas. Thays elabora toda una critica a Acurio y los "defensores de la marca Peru" basandose en el supuesto que Acurio no hablaria nunca contra la literatura. Es decir, una critica basada en hechos hipoteticos, en hechos que el cree que pasarian. Eso es prejuicioso. Con ese razonamiento, por que critica a los que sospechan que el escribio ese articulo para ganar notoriedad? Ellos estan haciendo lo mismo que el, elaborar criticas basadas en prejuicios.

Vanidad, mi pecado favorito (Al Pacino en "El abogado del diablo")

IVAN THAYS dijo...

Al Anónimo: no veo ninguna contradicción. Yo creo que Gastón Acurio y todos los que quieran pueden criticarme, si consideran que lo que dije es incorrecto. Pero deben basar esas críticas en argumentos, no en falacias, como aquella nutricionista del último somos que me da la razón (la comida peruana puede ser indigesta y no tiene un buen balance nutricional) pero me ataca con una falacia ad hominem (mi programa era aburrido) y luego con una opinión, no un argumento "los platos sucios se lavan en casa" (un lugar común no es un argumento, como tampoco lo es un contraejemplo como "dice que la comida peruana tiene mucho carbohidratos pero le gustan las pastas").

Yo respeto a quienes han estado en mi contra con argumentos (Jaime Bedoya, por ejemplo, dice que confundí gastronomía con nutrición, y creo que es cierto), así como también respeto a los que sí les gusta la comida peruana y las disfrutan; pero no puedo respetar a los que rechazan mis opiniones personales (ojo, que yo di esas opiniones en un blog de literatura, no de gastronomía) con falacias o con agresiones contra mí y mi familia. Contra esas personas (y jamás contra los que sí les gusta la comida peruana o contra los que se oponen a mí con argumentos) es que escribí mi post "Por qué hacen tanta bulla". Son a ellos, exclusivamente, a los que llamé patrioteros de parroquia.

Pero al parecer, nadie sabe leer. O mejor dicho, nadie sabe leer cuando está en medio de una discusión. Lo único que vale es insultar, descontextualizar, "suponer" lo que quiso decir y atacar. Una lástima.

Obviamente, si Gastón Acurio dijese que la literatura peruana es mala, yo trataría de demostrarle que no lo es o que no la considero así. Pero jamás lo atacaría.

PD.- Una prueba más de mi actitud es que, a pesar de que firmas como anónimo y que evidentemente no has leído bien mi comentario y aún así me llamas "contradictorio" y "Vanidoso", me doy el trabajo de responderte educadamente.

Anónimo dijo...

A ver, educadamente te respondo tambien. Yo no te he atacado, no me he metido con tu familia, y de hecho no tengo nada contra ti ni contra tu opinion acerca de la comida. Creo que haces mal en deslizar esa posibilidad. Mas aun acusarme de "no saber leer" solo porque encuentro dos contradicciones en tu post. Mejor te cito:

"(...) Muy pocos serían los que le dirían "cocinero a tus sartenes". Seguro que Gustavo sería uno de ellos. Yo también."

Esa posicion es la misma que la de aquellos que, cada vez que Vargas Llosa opinaba sobre politica, le decian: "Dedicate a escribir libros nomas". Es exactamente la misma. Ojo, yo no comparto esa opinion. Pero si tu actuarias igual que aquellos que te critican, de que te quejas?. Si ahora has moderado tu opinion y pones cosas como (te vuelvo a citar):

"(...) si Gastón Acurio dijese que la literatura peruana es mala, yo trataría de demostrarle que no lo es o que no la considero así. Pero jamás lo atacaría."

Pues alli la cosa cambia, y de hecho, celebro esa actitud.

Ahora otra cita:
"Así no hubiese leído un solo libro o, peor aún, así realmente la poesía peruana le pareciese mala o ridícula, él siempre saldrá diciendo que se siente orgulloso de la poesía peruana, de los cosmólogos, de los peluqueros, de todos. Creen que apañar, ser condescendiente, no decir o moderar lo que uno cree y no criticar es apostar por el país."

Eso no es asumir un comportamiento que no sabemos si sera cierto (justamente lo que tu criticas)?

Finalmente, la intencion de la ultima frase es porque efectivamente en esta discusion sobre la comida he visto mucha vanidad, en todos lados, no en nadie en especial. Creo que las ideas deben ser evaluadas por su contenido, no por quién las dice. Los titulos y logros academicos nos dan herramientas para opinar con mas propiedad, pero usarlas como pruebas "per se" de nuestra autoridad en una discusion si me suena un poco vanidoso.