30.10.12

6.6%: Cambio 2012 - Nueva Mayoría

...
En países donde se exige que, para ganar una elección, el candidato mayoritario debe recibir más del 50% de los votos, se suele implementar también una ley de revocatoria, para utilizarla en los casos en que una gestión viciada por la incapacidad o la evidente corrupción deba ser sometida nuevamente al juicio del electorado.

La lógica: si para ser electo necesitas la aprobación de la mitad más uno, entonces no deberías permanecer cuando, digamos, la mitad más uno, o el 60% o el 75% de los ciudadanos cree que debes irte.

Nuestra ley de revocatoria fue aprobada en 1993 por el llamado Congreso Constituyente Democrático, es decir la asamblea constituyente golpista convocada por Fujimori. La ley tenía una intención muy clara: restar poder y restar estabilidad a los gobiernos regionales y municipales (el gobierno central no está sujeto a la posibilidad de una revocatoria).

En el Perú, un alcalde puede ser elegido con la oposición del 80% de los electores, pues la ley electoral dice que únicamente necesita del 20% de los votos si los rivales han obtenido menos. Pero para revocarlo sólo se necesita que el 50% más uno de los electores vote en favor de su salida. Es decir, se necesitan más votos para sobrevivir a la revocatoria (50% más uno) que para ser electo (20%). Un absurdo total. Si esa misma ley rigiera para el gobierno central, es probable que ningún presidente hubiera terminado su periodo, o que hubiera necesitado invertir uno o dos años de su gobierno en hacer campaña contra su propia revocatoria.

Pero la ley de Fujimori no sólo atentaba en general contra los gobiernos municipales y regionales: atentaba sobre todo contra la estabilidad del alcalde de Lima. ¿Cómo?

Muy simple: para que el proceso de revocatoria se inicie, dice la ley, hace falta reunir las firmas del 25% de los electores de la circunscripción donde se plantea la revocatoria, pero no se puede exigir más de 400 mil firmas en total. Lima Metropolitana tiene 6 millones de votantes. Si se exigieran las firmas del 25% de los votantes, como se exige para revocar al alcalde de Magdalena o al alcalde de Tumbes, digamos, los revocadores tendrían que juntar un millón y medio de firmas sólo para que el pedido procediera. Pero como el tope es 400 mil firmas, entonces para pedir la revocatoria del alcalde de Lima sólo hacen falta las firmas de más o menos el 6.6% de los votantes.

¿Qué estabilidad puede tener un alcalde si basta con que el 6.6% de los votantes firme un planillón para que se eche a andar la maquinaria de la revocatoria, con todo lo que la sombra de una revocatoria implica en la marcha normal de una administración municipal?

¿Por qué para iniciar el procesor de revocatoria de cualquier alcalde del Perú se necesita las firmas del 25% de los votantes pero para la revocatoria del alcalde de Lima sólo se necesitan las del 6.6%? Evidentemente, la ley tiene la intención de debilitar a los alcaldes de Lima porque ese puesto suelen ocuparlo personas que se convierten en rivales electorales para la presidencia (1).

El pedido de revocatoria de Susana Villarán tiene muchas más sombras que ésas, como sabemos: una es el financiamiento de un congresista del mismo partido del ex-alcalde, el corrupto Luis Castañeda Lossio; otra es el hecho de que el promotor mismo de la revocatoria, Marco Tulio Gutiérrez, haya dicho que sus dos expectativas son ganar publicidad para su negocio privado y convertirse nuevamente en asesor municipal, con más de setenta mil soles de sueldo mensual, cuando Castañeda o su gente regresen a la alcaldía.

Otra más es el hecho de que la revocatoria de Villarán haya comenzado a vocearse desde antes de que se iniciara su gestión y que incluso haya intentado tramitarse antes del tiempo legal (la ley prohíbe que el pedido se promueva antes del primer año de gestión). Otra --de hecho una de las más vergonzosas-- es que entre los encargados de aprobar el inicio del proceso de revocatoria estén sujetos como Hugo Sivina (en la foto con su amigo Vladimiro Montesinos), quien no se hizo problema alguno con adelantar el fallo en favor de ese proceso cuando aún se venían contando las firmas y que, el mismo día en que fue impugnado por los regidores de Lima, le dio luz verde al proceso.

Como decía un amigo, para saber cuál es el objetivo y la naturaleza de la revocatoria sólo hay que tener en cuenta los nombres de quienes la promueven u opinan en favor de ella: Luis Castañeda Lossio, Aldo Mariátegui, Martha Chávez, Marco Tulio Gutiérrez, Álex Kouri. También, por supuesto, se manifestaron en favor de la revocatoria, esta semana, el comité de Movadef de La Parada y la dirigente fujimorista de los comerciantes del ex-mercado mayorista, acusada de haber dirigido la contratación de los criminales que se enfrentaron con la policía entre el jueves y el sábado últimos.

Muchos hemos insistido durante años en que el legado más grave del fujimorismo es haber vuelto moral de todos la moral de ellos. Quienes no se sienten fujimoristas e incluso abominan de las bajezas que Fujimori perpetró contra el alcalde Alberto Andrade Carmona, deberían considerar este dato: ni siquiera Fujimori se atrevió a utilizar el mecanismo de la revocatoria contra Andrade. No creo que haya sido por escrúpulos ni por vergüenza ni por vergüenza ajena: Fujimori está lejos de tener la capacidad de sentir cualquiera de esas cosas.

Muchos querrán decir que no lo hizo porque Andrade era un alcalde popular y Villarán no lo es. Hay parte de verdad en ello: Villarán no tiene la popularidad de Andrade. Pero esa no es la razón.

Fujimori no se atrevió a mover una revocatoria contra Andrade porque hubiera sido una humillación obtener un resultado contrario. Una revocatoria frustrada habría dado a Andrade más poder y más legitimidad de la que ya tenía y lo hubiera fortalecido como alternativa electoral contra el fujimorismo en las elecciones generales.

Ahora, es probable que no se obtengan los votos necesarios para revocar a Susana Villarán, pero la diferencia es que nadie quedará humillado con esa derrota, porque se ha hallado el mecanismo perfecto: Marco Tulio Gutiérrez es lo suficientemente ridículo y no hay para él ningún futuro político más que el de servir de peón para componendas y buscar un sueldo ilícito como recompensa.

Mientras él hace el trabajo sucio, fujimoristas, apristas y fachos en general, como Mariátegui, pueden colocarse como simples observadores, narrar el partido desde la tribuna, como si ninguno de ellos fuera el espónsor oficial de quienes quieren sacar a Villarán de la alcaldía. Si Villarán sobrevive, no le habrá ganado a ninguno de ellos, ante los ojos del electorado (por eso, apristas y fujimoristas, oficialmente, siguen "considerando" si apoyan o no el pedido de revocatoria, cuando todo el mundo sabe que se adhieren a él de todo corazón).

Y un montón de tontos útiles y criollitos con máscara de demócratas aplauden y esperan como buitres a ver cómo vuelve a triunfar la moral fujimorista, que es la moral de la destrucción de las instituciones por mero cálculo político, y la moral del cálculo político como instrumento para el robo.

(1) Una primera versión de este post decía que el fujimorismo nunca había estado cerca de ganar las elecciones municipales. Obviamente, olvidé el caso de Jaime Yoshiyama en 1995, que quedó segundo a cinco puntos porcentuales de Andrade (la observación me la hace Jose Carlos Yrigoyen).
...

26.10.12

La importancia de Villarán

...
No cabe duda de que el operativo ordenado por la Municipalidad de Lima para cerrar el acceso de camiones a La Parada estuvo mal organizado.

Tampoco cabe duda que ese operativo debieron realizarlo mucho antes los alcaldes Castañeda, Andrade, Belmont, del Castillo, Barrantes, Orrego, Pierantoni, Carrión, Falconí, Cavero y Alzamora, porque desde hace por lo menos cuarenta años está claro que La Parada es un foco de criminalidad, manejado por mafiosos, que vive completamente al margen del sistema legal peruano, comenzando por el rubro más básico en cuanto a comercio se refiere, que es el sistema impositivo.

Ellos, sin embargo, aceptaron convivir con esa enfermedad, la convirtieron en el monstruo que es ahora. No quisieron enfrentarse a esa mafia y dejaron que fuera multiplicando sus cabezas.

La alcaldesa Villarán, cuya renuncia o deposición ha sido pedida desde el primer trimestre de su gestión, y que ha recibido críticas de la derecha por su falta de obras desde antes de que asumiera el cargo, es la primera autoridad en nuestra historia que coge el toro por las astas, diseña un plan alternativo y trata de ponerlo en práctica.

No sorprende en lo más mínimo descubrir que la página de Facebook del Movadef La Parada haya convocado a movilizaciones contra la alcaldesa en estas fechas. No sorprende que la lideresa de los comerciantes de La Parada que fue ayer mismo al Congreso a vender su posición en conferencia de prensa sea una ex-candidata fujimorista. No sorprende que líderes del APRA usen esta circunstancia para vilipendiar a la alcaldesa. No sorprende que Aldo Mariátegui aproveche la coyuntura para pedir la renuncia de Villarán.

A nadie debería sorprender, de hecho, que las acciones de Villarán sean combatidas inmediatamente por una banda lumpen de asesinos a sueldo reunida por un grupo de comerciantes mafiosos, y, al mismo tiempo, por gente de las filas del aprismo, el fujimorismo y Sendero Luminoso. Lo que ha ocurrido ayer en La Parada no es en lo más mínimo comparable con lo que ocurría allá por 1996 cuando el alcalde Andrade comandaba tropas policiacas para mover a los ambulantes de distintas zonas del centro: allí el bando contrario era, en efecto, un grupo masivo de vendedores ambulantes.

Ahora es un emporio comercial millonario que cuenta con el apoyo práctico de todos los actores de la extrema derecha y de la extrema izquierda y que no parece incomodarse con la infiltración terrorista. Los comerciantes están movidos por un interés económico que atenta contra el Estado; a todos los demás los mueve el objetivo de destruir por completo a la izquierda socialista, moderna y progresista como opción electoral en el futuro.

Sé que mucha gente de izquierda está decepcionada con Villarán y descorazonada por los errores del operativo de ayer. Yo creo que tienen que dejar de comprarse la propaganda derechista, dejar de convencerse de lo que digan los Aldos Mariáteguis de la prensa, y ver una cosa más grande, más panorámica y mucho más importante: entre todas las autoridades elegidas por voto popular en el Perú de hoy, Susana Villarán es la única persona en cuyos hombros ha caído la responsabilidad de luchar a la vez contra la extrema derecha nacional y contra la extrema izquierda. Mientras los demás debaten sobre cuándo y cómo liberar criminales, ella se enfrenta a los criminales, se enfrenta a las mafias; mientras los demás intentan identificar a toda la izquierda peruana con Sendero Luminoso, ella se está enfrentando a casos específicos de infiltración terrorista en la capital del país.

Con Villarán una cosa se está haciendo clara: que el único actor político relevante en el Perú que está en favor del orden, la paz, la armonía cívica y el régimen democrático de la legalidad es la izquierda que la condujo a ella a la alcaldía. Comparen eso con la imagen que tenía la izquierda hace sólo una década y entenderán por qué es indispensable que la gestión de Villarán siga adelante y que no sean precisamente quienes votaron por ella los que le den la espalda ahora, mucho menos para enarbolar los principios, o la falta de principios, de gente como Mariátegui, que en su editorial de hoy los resumió con esa gracia de la que sólo él es capaz: "Bala al salvaje que joda".

...

La cooptación y la Casa de la Literatura

...
El problema central con la Casa de la Literatura no es si funciona o no funciona en el local de la antigua estación de Desamparados: el problema es si funciona o no funciona bien. El problema es si se puede convertir la Casa de la Literatura en una institución relevante, diferente, que no sea uno más de los varios centros culturales que existen en Lima, que se distinga de otros centros municipales y universitarios que, hasta donde yo soy capaz de ver, hacen las mismas cosas y muchas veces las hacen mejor.

Hay un problema mayor que el de la materialidad de la Casa de la Literatura; es el de la funcionalidad de la esfera literaria misma. Mi impresión en estos últimos días es que la reacción de muchos escritores y gestores culturales es meramente fetichista y que ese fetichismo está, además, infestado de cooptación. Cuando Alan García creó la Casa de la Literatura no lo hizo porque al hombre la literatura peruana le parece inmensamente relevante: lo hizo porque era una manera sencilla de cooptar a los escritores, ponerlos de su parte, de manera semejante a como lo había hecho él mismo con las juventudes de izquierda y buena parte de la esfera artística y cultural peruana en los años ochenta con la dádiva del CICLA.

Efectivamente, es muy probable que Alan García haya tenido éxito. En su gobierno, se destruyó por completo la posibilidad de construir currículos de lecturas escolares de literatura de manera coherente y racional, al dejarse todo en manos de las editoriales y los vendedores de libros y a merced de la oferta que ellos quisieran hacer a los colegios. Y los escritores peruanos, los mismos que se paseaban por la Casa de la Literatura y la usaban para promover sus obras y publicitar su imagen, nunca protestaron.

De hecho, la mercantilización seudo-liberal de la comercialización de libros de literatura para los colegios, ha sido menos criticada por los escritores peruanos que la mercantilización seudo-liberal del transporte público e inmensamente menos criticada que la mercantilización seudo-liberal de la explotación minera, por ejemplo. Uno se pregunta por qué los escritores, tan prestos a criticar tantas cosas, y con razón, no critican, sin embargo, que la misma lógica de la minería y del transporte público se utilice como mecanismo para la enseñanza de la literatura, y de la lectura en general, en nuestras escuelas.

Sólo tengo dos respuestas, y las dos tienen que ver con lo mismo que ya dije: cooptación. Por un lado, la cooptación encarnada en dádivas como la Casa de la Literatura. Por otro lado, la cooptación que se produce cuando los libros de esos autores se convierten en mercancías para la venta a los colegios, situación que los favorece personalmente, ya sea económicamente o como forma de publicidad o incluso, más simplemente, porque satisface sus egos. No les importa que un niño de escuela pueda empezar y terminar sus estudios sin leer un libro de autores claves de la literatura peruana, y que en su lugar lea libros de Beto Ortiz, Gustavo Rodríguez o Javier Arévalo, siempre y cuando eso asegure que también sus libros sean parte de la operación de compraventa.

Uno se pregunta: ¿cómo es posible, por poner un ejemplo notorio, que el escritor Oswaldo Reynoso, siempre rápido en lanzar discursos contra el Estado y glorificar a los enemigos del establishment, pero el primero en correr a inaugurar la Casa de la Literatura de Alan García y cuyos libros sí están incluidos entre los beneficiados por el Plan Lector, nunca haya criticado abiertamente la mercantilización seudo-liberal del currículo literario de las escuelas peruanas?

Cooptar: neutralizar o ganarse a un grupo o a una minoría al asimilar a esa minoría dentro del establishment a través de dádivas o dándole derechos que antes les eran ajenos. ¿Ese debería seguir siendo el papel de los escritores peruanos? ¿Dejarse cooptar por el Estado y acallar sus propias críticas al Estado en función de esas dádivas? No. No debería ser. Es vergonzoso. Si la Casa de la Literatura va a seguir existiendo debería empezar por borrar cualquier posibilidad de eso. Y la manera más rápida de reestablecer una independencia de la esfera literaria ante el Estado podría estar, curiosamente, en manos de la misma Casa de la Literatura, si se atreve a propiciar ella misma un espacio (no importa dónde sea el espacio físico) para la discusión de la relación entre el Estado y la literatura y para la discusión, también, del estado calamitoso de la enseñanza de la literatura en el Perú.

Si lo hace, cuenta con mi apoyo. Y entiendo que contar con mi apoyo sería una victoria minúscula y casi imperceptible para la Casa de la Literatura, pero, dado que no puedo repartir dádivas, es todo lo que puedo ofrecer.

....

25.10.12

El tema no es la casa

...
La relación de Alan García con la promoción de la cultura peruana ha sido siempre peculiar. García es un populista a la antigua, de esos que reconocen en los temas culturales, sobre todo, un valor propagandístico, y se dan cuenta de que la esfera de las artes y las letras en el Perú está tan relegada que los más pequeños favores que reciba del Estado pueden cauterizarla y apaciguarla.

En su primer gobierno, que nada hizo por fomentar la producción cultural peruana o difundirla inteligentemente, García se compró el cariño de la izquierda, y de las juventudes de izquierda, sobre todo, con un recurso fácil: la creación del famoso CICLA, el Consejo de Integración Cultural Latinoamericano, que, pese a llevar nombre de organismo permanente, en verdad era un fantasma que encarnaba sólo para organizar festivales de música a los que acudían, en Lima, todas las estrellas de la llamada "nueva trova" y sus círculos afines.

En su segundo gobierno, cuando ya no dispuso del amor de los músicos de izquierda, y cuando esos músicos había pasado a representar, para él, lo peor del pasatismo en América Latina, García optó por un recurso distinto: la construcción o la habilitación de grandes espacios culturales: teatros, museos, etc., aunque los lineamientos del contenido que cada cual debía albergar fueron mayoritariamente dejados al azar.

De todos esos espacios, el que menor inversión necesitó y el que más activo se ha mostrado en estos años, incluso ahora, es la Casa de la Literatura Peruana, fundada en el edificio de la antigua estación de trenes de Desamparados, justo frente a una esquina posterior de Palacio de Gobierno.

En los mismos años en que esa casa entró en funcionamiento, García y el Congreso de la República aprobaron leyes que son, esencialmente, la destrucción de lo poco que teníamos y la inhabilitación de lo mucho que podríamos tener en materia de enseñanza de la literatura en las escuelas peruanas.

La ley bandera de ese aniquilamiento es el Plan Lector, que deja en manos de editoriales y comerciantes los contenidos de los currículos de lectura en los colegios del Perú, y que, efectivamente, ha convertido en lectura escolar cualquier cosa que los vendedores de libros quieran colocar en los colegios (muchas veces, como sucede con Javier Arévalo y Gustavo Rodríguez, los libros que los mismos vendedores escriben).

Muy pocos escritores (tan pocos que es difícil recordar quiénes) han protestado por esa destrucción de la educación literaria en las escuelas peruanas. Muchísimos, en cambio, se han prestado a ella, animados por el hecho simple de que sus propios libros se han convertido arbitrariamente en lecturas colegiales, alcanzando ventas que nunca antes han tenido.

Y muchos escritores van a protestar por lo que parece ser el inminente cierre de la Casa de la Literatura Peruana, ahora que la Presidencia del Consejo de Ministros está interesada en trasladar sus oficinas al local de Desamparados. Curiosamente, muchos de esos escritores se consideran y se publicitan a sí mismos como enemigos del sistema (Oswaldo Reynoso, por ejemplo, es uno de los caseritos de la Casa de la Literatura).

Siempre quiero ser trasparente, así que aquí va: yo también me presenté ahí una vez. Fui invitado por el Centro de Estudiantes de Literatura de San Marcos y por la Red Literaria Peruana para dar una charla sobre el proceso de escritura de mi novela El anticuario y agradecí mucho la invitación. Me llamó la atención, sin embargo, debo decirlo, la prominencia de los retratos de Luis Alberto Sánchez, la estratégica distribución de los pequeños homenajes a la literatura aprista: era un pequeño santuario para la reescritura de la historia literaria peruana desde la nueva perspectiva oficial.

Imagino que, con el gobierno de Ollanta Humala, que lamentablemente no parece considerar la cultura importante ni siquiera como instrumento de propaganda, esa estrechez partisana, irónicamente, se ha perdido para bien.

El asunto, creo yo, ahora, no es regresar sobre las suspicacias que uno haya tenido en el primer momento. El Perú no es una sociedad en la que los esfuerzos en favor de la difusión cultural puedan ser desestimados y echados al tacho fácilmente, porque escasean y son necesarios. La Casa de la Literatura debería ser puesta en manos de una directiva que esté más allá de las razones momentáneas de cada gobierno y debería trazarse una línea de trabajo que la haga relevante, que la diferencie de cualquier simple "centro cultural".

No está actuando así ahora: hoy es un lugar donde se presentan los grupos de poetas que consigan una de sus salas, no importa si son poetas relevantes o no, y donde se dictan cursillos de creación literaria exactamente iguales a los que se puedan dictar en cualquier otra parte. La Casa de la Literatura Peruana, pese a los esfuerzos de su dirección, no tiene un norte muy definido, no ha reclamado para ella una labor y un campo de labor que la hagan necesaria. Pero no tiene por qué no reclamarlos en el futuro inmediato.

Mi impresión es que debería ponerse en manos de un patronazgo o de un consejo de directores que sean gestores culturales reconocidos, que dibujen una línea de acción, que sea un grupo de personas permanente y en el cual no se acentúe ninguna línea política particular: gente del mundo de la cultura que no sea reemplazada al capricho de cada nuevo gobierno y que construya un proyecto con cierta lógica: no debe ser simplemente un espacio cuyas salas se vayan llenando mes a mes con lo que salte en el camino.


Por cierto, tampoco me estoy refiriendo a formar un consejo de notables elegido según los criterios nacionales más extendidos: eso nos dejaría con una directiva conformada, muy probablemente, por algún mal escritor, un empresario exitoso, una reina de belleza y, por supuesto, inevitablemente, un cocinero.


Si la Casa de la Literatura Peruana quiere ser relevante y no quedar librada al capricho de políticos sin oficina, debe plantearse como uno de sus temas principales, por ejemplo, el que mencioné antes: la pregunta sobre qué hacer con la enseñanza de la literatura en los colegios del Perú. Es inaceptable que el Estado mantenga un espacio consagrado a la literatura y que en ese espacio no se discuta a profundidad el tema más crucial dentro de los que forman la relación entre el Estado, nuestra literatura y nuestra sociedad.

De hecho, la función de una Casa de la Literatura Peruana debería ser poner en relieve explícitamente la importancia de la literatura dentro de la sociedad, pero para eso es necesario que sea administrada desde una idea clara de cuál es esa función. Y la función de la literatura no es bridar al público un cronograma de entretenimientos y de "actividades culturales".

Si, en cambio, la Casa de la Literatura insiste en ser un local para arbitrarios recitales de poesía de quien quiera darlos, cursillos de escritura de quien quiera impartirlos, demostraciones de declamación directamente salidas del siglo diecinueve y funciones de títeres de la compañía que se ofrezca, entonces va a ser muy difícil probar que el Estado necesita invertir dinero en ella y aun más difícil argumentar que esa inversión es redituable, en el sentido cultural y en el sentido intelectual.

Ojo con una cosa: incluso si es cierto que la PCM quiere tomar el local de Desamparados, nadie está hablando en el gobierno de terminar el proyecto de la Casa de la Literatura. Mi consejo para quienes se sienten con ánimo de reclamar es que dejen el asunto del local en un segundo plano y que aprovechen la coyuntura para reclamar por lo central: no dónde sino por qué, para qué y cómo.

...

24.10.12

Firmas contra la censura

...
Van 2615 adhesiones en Facebook y 1760 firmas en la página web. No he confirmado cuántas personas han hecho ambas cosas, de modo que no pretendo sumar ambos números pero calculo que no sería exagerado suponer que más de 3000 personas en total se han adherido al reclamo contra todas las censuras de obras y muestras de arte en el Perú. La cifra excede mis expectativas, considerando que no hay ninguna organización detrás del pedido de firmas y adhesiones.

Los dos casos más recientes de censura han sido los de una exposición colectiva de imágenes periodísticas e historietas organizada en Villa El Salvador y la exhibición de esculturas e instalaciones de la artista Cristina Planas en Miraflores.

En el primer caso el Ministerio de Justicia retiró arbitrariamente (según se dice, a pedido expreso de Martha Moyano) dibujos que eran críticas abiertas y directas contra Sendero Luminoso. En el segundo caso se forzó la salida de la secretaría cultural de la Municipalidad de Miraflores del crítico Luis Lama. En ese segundo caso la presión fue ejercida por un grupo católico internacional de ultra-derecha llamado Tradición, Familia y Propiedad, a través de su filial peruana, Tradición y Acción.

El texto que los firmantes han suscrito dice:
"Las exhibiciones de arte deben ser vistas, discutidas y, si es necesario, debatidas y hasta rebatidas, pero no censuradas. El arte es un vehículo de expresión y de representación y todos tenemos derecho a expresarnos y a representar el mundo. Si un mensaje artístico nos resulta polémico, podemos criticarlo, contradecirlo, desmontarlo, pero no simplemente silenciarlo. Si nos acostumbramos a censurar todo lo que nos parece equívoco o errado o mal encaminado o ideológicamente peligroso, corremos el riesgo de negarle la expresión a miembros legítimos de nuestra sociedad y negarnos a nosotros mismos a entrar en contacto con ideas diferentes de las nuestras. La censura es la mayor parte de las veces una violenta forma de fundamentalismo, y el Perú ya ha tenido muchos episodios de eso. Lo que debemos tener en el futuro es un clima de libertad para el debate. Es más difícil vivir sin censura y respetar todos los derechos de expresión, pero es la única manera de construir una sociedad civilizada".

Entre los firmantes están los artistas plásticos Eduardo Tokeshi, Ramiro Llona, Claudia Coca, Silvia Westphalen, Luis García Zapatero, Mariafé Nevares, Alice Wagner, Giuseppe De Bernardi, Jaime Higa, Tomás Prochazka, Moico Yaker; los fotógrafos Cecilia Durand, Morgana Vargas Llosa, Guillermo Figueroa, Marina García Burgos.

También los escritores Gabriela Wiener, Fernando Ampuero, Luis Fernando Chueca, Iván Thays, Alfredo Pita, Juan Manuel Robles, Rafael Dumett, Rocío Silva Santisteban, Enrique Prochazka, José Rosas Ribeyro, José Donayre, Isaac Goldemberg, Ricardo Sumalavia, Diego Trelles Paz, Xavier Echarri, Margarita Saona, José Carlos Yrigoyen, Edwin Chávez, Jorge Frisancho, Marco Antonio Young (Frido Martín), Cecilia Podestá, Mariella Sala, Miguel Ildefonso, Jeremías Gamboa, José Miguel Herbozo, José Güich Rodríguez y Alonso Rabí do Carmo.

Entre los periodistas están Claudia Cisneros, Paola Ugaz, Fietta Jarque, Juan Carlos Tafur, Sonia Goldenberg, René Gastelumendi, Ana Trelles, César Lengua, Augusto Elmore, María Elena Cornejo, Raúl Tola y Carlos Sotomayor.

Entre la gente de las artes escénicas y audiovisuales se encuentran Alberto Isola, Mariana de Althaus, Jorge Chiarella Krüger, Karin Elmore, Ursula Augustin, Óscar Naters, Jimena Lindo, Frank Pérez Garland, Andrés Cotler, Vanessa Saba y Lita Baluarte, así como el músico Frank Edgard.

Y hay intelectuales de otras áreas, como, por ejemplo, Nelson Manrique, David Sulmont, Félix Reátegui, Eduardo González Cueva, Francisco Soberón, Gonzalo Portocarrero, Farid Matuk, Eduardo Dargent, Ricardo Bedoya, Susana Frisancho.

Pueden ver el total de las firmas y el número de adhesiones en Facebook en esta página (donde también pueden sumar sus firmas).

...

23.10.12

Cristina Planas y el fin del mundo

...
Este es probablemente el post más absurdo que he escrito en mi vida. Pero no es absurdo por mi culpa; espero que eso quede claro. Es absurdo por la historia que les voy a contar.

¿Exactamente, cuán ridículo puede ser este grupo llamado Tradición y Acción, que ha pasado semanas presionando por la censura de la exposición de la artista Cristina Planas y ha forzado el despido de Luis Lama de la secretaría cultural de Miraflores?

Voy a tratar de responder a esa pregunta de la manera más breve e ilustrativa:

1. Tradición y Acción es la filial peruana de Tradición, Familia y Propiedad, un grupo internacional de ultra-derecha católica.

2. La filial más importante de Tradición Familia y Propiedad en el mundo actualmente es la de Estados Unidos.

3. El proyecto central de esa filial se llama America Needs Fatima. Es el plan de "extender por los Estados Unidos el mensaje de Fatima" (en alusión al famoso caso de los mensajes milagrosos de la Virgen María) para salvar a los americanos de la total degeneración.

4. El director del proyecto America Needs Fatima, Robert Ritchie, administra un blog llamado, claro, The America Needs Fatima Blog.

5. En su entrada de hoy en ese blog, Ritchie sostiene que los siete mil sismos y las sesenta y seis erupciones volcánicas ocurridas en el mundo en el último mes no son consecuencia de ningún fenómeno natural (Tradición, Familia y Propiedad no cree en el calentamiento global). Ritchie sostiene, en cambio, que son el castigo divino por las blasfemias de los humanos contra Dios.

6. Para ejemplificar esas blasfemias, Ritchie se refiere a un caso: el de la exposición "Así sea" de la escultora Cristina Planas en Lima, Perú.

7. Sus palabras precisas son: "La blasfemia está sucediendo ahora mismo en una galería en Lima, Perú, donde se está exhibiendo la muestra "Así sea" de la escultora Cristina Planas".

8. Literalmente dice, repito: "The blasphemy is going on right now in a Gallery in Lima, Peru, where the exhibit "So be it" of sculptor Cristina Planas is on display."

9. Inmediatamente después, Ritchie celebra que las protestas de los católicos estén repudiando la exposición y recuerda que dos años atrás otra muestra de la misma artista fue clausurada gracias a ello.

10. Ritchie no dice, claro, que esas protestas son impulsadas por la filial peruana de su misma organización,  Tradición, Familia y Propiedad, llamada en el Perú Tradición y Acción.

Así que ahí lo tienen: Cristina Planas está poniéndonos al borde del apocalipsis. Y los orates que dicen eso han conseguido que el alcalde de Miraflores despida a Luis Lama. ¿Queremos que esta gente desquiciada decida qué cosa podemos ver o no los peruanos y qué cosa pueden o no pueden hacer nuestros artistas?

(Nota: veo que, antes que yo, Pedro Salinas escribió sobre esto mismo).
...

Tradición, familia y varios locos sueltos

Fanáticos de ultra-derecha en la política peruana


Tradición y Acción, el grupo católico de ultra-derecha reaccionaria que promovió la censura contra la muestra de Cristina Planas en Miraflores y el despido de Luis Lama de la secretaría cultural de esa municipalidad, es cualquier cosa excepto una asociación vecinal miraflorina: es parte de un movimiento que actúa en tres decenas de países, y cuyos principios son la aberración de cualquier visión moderna del mundo.

Ese movimiento, fundado en Brasil en 1960, se llama Tradición, Familia y Propiedad y, aunque a un lector del siglo veintiuno le puede sonar ridículo, Tradición Familia y Propiedad defiende, entre otras cosas, la existencia de una élite nobiliaria, naturalmente seleccionada, superior al resto de la humanidad, que tiene el deber moral de liderar al mundo en una "cruzada" contra lo popular y contra los "envilecimientos" propios del igualitarismo.

Si ustedes buscan Tradición y Acción en Facebook, encontrarán como foto de perfil el retrato de Plinio Correia de Oliveira (abajo), el activista católico brasileño que fundó Tradición, Familia y Propiedad, y que fue autor, entre otra decena de libros, de uno titulado Revolución y Contrarrevolución (1959), en el que se explica que la decadencia de la cultura occidental comenzó con el arribo del humanismo, en el paso al Renacimiento (y, por supuesto, con el protestantismo), y que todas esas enfermedades condujeron a la Revolución Francesa y la Ilustración, terribles atentados contra la nobleza y la autoridad de la aristocracia europea, y luego a la Revolución Rusa, estocada final contra todo ello.

Ya en 1943, Plinio Correia de Oliveira había escrito otro libro denunciando la infiltración de ideas socialistas y comunistas en la Iglesia Católica. Esto es, décadas antes de la Teología de la Liberación, porque Plinio Correia de Oliveira era, como sostienen sus seguidores, un real visionario, que percibió lo que nadie más era capaz de percibir: que el comunismo estaba secuestrando a la Iglesia Católica. Si a ustedes, setenta años más tarde, les parece que la profecía no se cumplió, y que la Iglesia sigue siendo, como sabemos, una institución mayoritariamente conducida por una élite conservadora, los seguidores de Plinio Correia de Oliveira estarán prestos a sacarlos de su "error": para ellos, los vaticinios de su líder se siguen cumpliendo.

En favor de Plinio Correia de Oliveira hay que anotar que así como se opuso al comunismo se opuso también al fascismo. Pero se opuso a él por dos motivos distintos de los que ustedes se imaginan: primero, porque pensaba que fascistas y comunistas acabarían siendo parte de una misma gran alianza anti-crisitiana (cosa que el pacto Hitler-Stalin pareció confirmar, pero que las décadas siguientes han desmentido); segundo, Plinio Correia de Oliveira se oponía tanto al comunismo como al fascismo porque veía ambas ideologías como enemigas del aristocratismo y enemigas de la nobleza occidental, es decir, como atentados en contra del único estamento social naturalmente capaz de conducir a los pueblos por el camino de la fe. En otras palabras, el comunismo y el fascismo no lo espantaban por ser autoritarios: lo espantaban por se demasiado democráticos y demasiado igualitarios.

Si ustedes entran al sitio web de la rama norteamericana de Tradición, Familia y Propiedad (lo reconocerán por el ridículo león rampante de escudito medieval que es su símbolo), o a alguna de sus muchísimas páginas afiliadas, encontrarán que el grupo anda sumamente activo hoy, promoviendo un libro de Plinio Correia de Oliveira, titulado La nobleza y otras élites tradicionales análogas, una defensa de la nobleza europea, en la que el autor ve la posible salvación de Occidente.

(Tradición, Familia y Propiedad, aunque suene excesivamente idiota, en contra de la idea común de que la Iglesia debe tener una "opción preferencial por los pobres", defiende explícitamente lo que llaman la "opción preferencial por la nobleza" e incluso argumenta que es anacrónico diferenciar a pobres de nobles porque... "cada vez hay más nobles afectados por la pobreza". Lo sé: si yo no lo hubiera leído tampoco lo creería).

En la página de citas y comentarios favorables al libro, se publican cartas y artículos enviados a Plinio Correia de Oliveira por, básicamente, dos tipos de personajes públicos: autoridades de la Iglesia y viejos nobles europeos, que escriben cosas tan ridículamente hirientes para el oído de una persona común y corriente del siglo XXI que parecen bromas de humor negro.

Por ejemplo, el príncipe Luiz de Orleans-Braganza escribe lo siguiente sobre el libro de Plinio Correia de Oliveira:
"Como una roca en la cima de un promontorio asaltado por las olas, la nobleza ha sufrido sucesivos ataque desde la Revolución Francesa en adelante. Su poder político le ha sido arrebatado casi en todo el mundo. Las leyes generalmente le niegan cualquier derecho específico al uso de sus títulos y nombres tradicionales. El movimiento general de la economía y las finanzas ha conducido a otras manos las riquezas torrenciales que han elevado al capitalismo a un pináculo y han permitido que el jet set alardee de sus brillos, o, más bien, de sus brillantes abalorios, en todas partes".
¿Quién es este príncipe, al que Plinio Correia de Oliveira eligió para presentar su libro ante el público de lengua portuguesa y que llora por la pérdida de poder de los nobles europeos? Es uno de esos figurines absurdos que todavía sobreviven en diversas partes del mundo, viviendo de las supuestas glorias de sus antepasados: Luiz de Orleans-Braganza se reclama a sí mismo heredero de la corona del Brasil y cabeza de la Casa Imperial Brasileña. Es el tipo de monigote ridículo que Tradición, Familia y Propiedad, y su filial peruana, Tradición y Acción, ven como legítimo y natural ejemplo de lo que la nobleza debería seguir representando en todo el mundo.

Si ustedes, en esa misma página, buscan el enlace para comprar el libro, se encontrarán con que el libro sólo es distribuido en español a tres países: Estados Unidos, Argentina y Perú. Porque tenemos el dudoso honor de ser uno de los únicos dos países hispanos en los que este grupo de fanáticos pasatistas y reaccionarios tienen cierta visibilidad.

Tradición y Acción, hija peruana de Tradición, Familia y Propiedad, ya ha actuado en el Perú otras veces. Hace dos años consiguió que se cerrara una muestra de arte en San Isidro porque la consideraron atentatoria contra la religión. Hace cuatro años nos hicieron pasar un ridículo internacional al lograr que se quitara de la programación del Convento de Santo Domingo del Cusco una exhibición de arte budista que venía haciendo una gira mundial. Una vez más, el argumento fue que el simple hecho de poner a la población cusqueña en contacto con productos culturales que provenían de una fe distinta era un atentado contra el catolicismo.

Nada de esto es simple casualidad ni es tampoco la simple preocupación de vecinos conservadores: Tradición y Acción, al efectuar estos atentados contra las artes y la cultura, está siguiendo a pie juntillas los preceptos de su delirante fundador (Plinio Correia de Oliveira se comportaba dentro de su organización como una suerte de enviado personal de la virgen María y sometía a algunos de sus miembros a rituales humillantes de obediencia personal): lo que el líder proponía era que los miembros de su grupo debían actuar en la sociedad como esa clase social perdida en las páginas de la historia: como un estamento nobiliario que debía supervigilar la fe de los demás, porque los demás, el pueblo, estaban naturalmente incapacitados para decidir por sí mismos.

Antes de que Tradición y Acción me bloqueara de su página de Facebook, tuve tiempo de llevarme una sorpresa. Una sorpresa mediana, en todo caso. Entre las personas que recomendaban la página y señalaban su preferencia por ella estaba el nombre de Luciano Revoredo, el director del Museo Metropolitano de Lima, nombrado para ese puesto por la alcaldesa de Lima, Susana Villarán. Escribí un post compartido en su muro y el mío con una simple pregunta: ¿cómo es posible que el director del museo municipal de la capital apoye a un grupo cuya especialidad es perseguir y hacerle la vida imposible a sus colegas directores y curadores de museos y galerías, sobre todo municipales, en todo el país?

La respuesta fue simple: Luciano Revoredo borró el post de su muro, me borró de sus contactos, me bloqueó y corrió tan rápido como pudo a borrar su respaldo a Tradición y Acción. Pero no dijo nada sobre el tema. Mi pregunta sigue pendiente y no es trivial: ¿el director del Museo Metropolitano de Lima está en favor de la persecución contra artistas y la censura y el despido de curadores de arte que hacen un trabajo serio y legítimo y que, a diferencia de él, están profesionalmente capacitados para llevarlo a cabo? ¿Qué podemos esperar los limeños de un museo dirigido desde esos parámetros mentales?

El resto de las batallas que pelean Tradición, Familia y Propiedad en el mundo y Tradición y Acción en el Perú son previsibles: contra el matrimonio gay, contra la homosexualidad en general, en contra de las denuncias de abuso sexual infantil en la Iglesia, contra el derecho de las mujeres a abortar no importa cuáles sean las circunstancias, contra lo que ellos llaman "el mito del calentamiento global" (¡incluso están en contra de los automóviles eléctricos!) y a todo eso se refieren como los elementos que forman una nueva "cruzada". Y nosotros, los peruanos, que no vivimos cruzada alguna, vamos a ser tan estúpidos de hacer nuestra la guerra santa de unos fanáticos que se sienten instrumentos de la divinidad?

La cantidad de barbaridades que Tradición, Familia y Propiedad y Tradición y Acción defienden es tal que no basta un post siquiera para mencionarlos sumariamente. Pero hay sin duda un tema en el programa diseñado por Plinio Correia de Oliveira que a los peruanos nos debería poner los pelos de punta: el brasileño escribió un libro denunciando a los "comunistas" que se oponían a la colonización y catequización de pueblos indígenas... ¡en los años setenta! ¿Ese es el tipo de gente al que los vecinos de Miraflores van a dar el rol protagónico para dictaminar qué es arte y qué no y qué cosa pueden ver o no los miraflorinos y los demás limeños y peruanos? ¿A esta gente le vamos a dar un papel visible en el funcionamiento de nuestra sociedad?

CONTRA LA CENSURA, FIRMA AQUÍ: http://nocensura.epetitions.net
...

22.10.12

¿El delito de criticar a Sendero Luminoso?

...
Luego de ver las imágenes que el Ministerio de Justicia hizo retirar de una muestra pública en Villa El Salvador, en uno de los dos casos de censura de exhibiciones artísticas ocurridos esta semana, me resulta todavía más incomprensible el atropello.

La imagen que tienen a la izquierda fue una de las censuradas por la ministra. El autor es el famoso historietista Juan Acevedo. Como verán, si hacen clic en la imagen para leerla completa, la tira cómica es una dura crítica contra el carácter hipócrita y acomodaticio de Sendero Luminoso y de su líder Abimael Guzmán.

El mismo aspecto es el que resalta Jesús Cossío en la segunda imagen censurada (abajo): tres dibujos de Abimael Guzmán en los que se ironiza el cinismo de un líder mesiánico y fundamentalista que utiliza una misma retórica para enviar mensajes contradictorios cuando las circunstancias lo aplastan.

El dibujo de Álvaro Portales, más abajo, es el más sintético y puntual y acaso el que mejor resume el absurdo de considerar a Abimael Guzmán un inteletual (o, como dijera tristemente más de uno hace poco, un "humanista"): aparece Guzmán escribiendo sobre un papel, no con un lapicero sino con un cuchillo ensangrentado: escritos que son crímenes en sí mismos, pero que además causan otros crímenes, representados en la imagen por los tres pequeños cadáveres que yacen sobre la mesa.

Ya el acto mismo de censura es inaceptable. Pero ver cuáles son las obras censuradas es un segundo golpe a la razón. Da la impresión de que el gobierno hubiera decidido súbitamente que está prohibido criticar a Sendero Luminoso, y hubiera tomado la determinación de censurar cualquier esfuerzo de los artistas peruanos por evidenciar la bajeza de Abimael Guzmán.

Esto es sin duda algo que la ministra de Justicia debería explicarnos a todos los peruanos. Mientras aún se debate la figura de la apología del terrorismo, la ministra de Justicia parece haber decidido que existe otro delito muy diferente que hay que perseguir: el delito opuesto: el Ministerio de Justicia ha actuado esta semana como si atacar a Sendero Luminoso fuera un crimen.

Supongo que la ministra ha actuado sin saber qué cosa estaba censurando. Su problema quizás no sea sólo el autoritarismo sino además la ignorancia. Censurar sin ver es doblemente autoritario porque es una prueba adicional de intransigencia y es una defensa del desconocimiento.

Con motivaciones distintas pero compartiendo la misma combinación de autoritatismo e ignorancia es como el grupo católico de ultra-derecha Tradición y Acción movilizó a vecinos miraflorinos para atacar otra muestra inteligente y de gran reflexividad, como es la exhibición "Así sea", de Cristina Planas, y forzar el despido del prestigiosos crítico Luis Lama de la secretaria cultural de ese distrito.

Parece que son muchos los peruanos, en diversos puntos del espectro político, que han decidido que no necesitan conocer la realidad para oponerse a la realidad, ni saber nada sobre los demás para considerar a los demás enemigos y acallarlos violentamente.

NOTA: En dos días, recurriendo sólo a este blog a mis cuentas personales en dos redes sociales, el texto de protesta contra los dos casos de censura ocurridos en Lima esta semana ha recibido 1400 firmas de apoyo y 1950 recomendaciones de Facebook, además de centenares de comentarios. Pueden añadir sus firmas aquí: http://nocensura.epetitions.net/

20.10.12

LA CENSURA ES UN CRIMEN

...
El afán de censurar la palabra y las ideas ajenas es sin duda uno de los males mayores de la sociedad peruana. Negar la posibilidad de los demás de reflexionar públicamente sobre el mundo, sobre nuestro mundo, es un acto tan violento como abolir a la persona misma.

Negarle a alguien la posibilidad de intervenir en la vida pública del país a través de opiniones, ideas, elaboraciones, productos artísticos o culturales o la toma de posiciones políticas legítimas es negar a las víctimas de esa censura su posición más elemental en la sociedad: su lugar como ciudadanos.

No hay ningún tema público sobre el cual una persona no pueda opinar ni hay tema alguno sobre el cual un artista, un escritor, un intelectual o un ciudadano común y corriente no pueda elaborar su propia mirada, construir su propia explicación o formular sus propias preguntas.

En sólo un par de días, en Lima, ha habido dos casos bochornosos, arbitrarios y autoritarios de censura. Por un lado, un crítico respetable y prestigioso que lleva décadas promoviendo la producción artística peruana, Luis Lama, ha sido echado de su cargo en la secretaría cultural de la Municipalidad de Miraflores porque unos centenares de vecinos del distrito, tras enterarse de que en la galería municipal había una muestra de la escultora Cristina Planas y que en esa muestra confluían elementos religiosos del imaginario cristiano con una reflexión sobre la violencia política peruana, suscribieron una carta irresponsable, altanera e ignorante en la que se acusaba a la artista, falsamente, de burlarse de su fe.

Al día siguiente, el Ministerio de Justicia atacó y destruyó una muestra montada en Villa El Salvador bajo la curaduría de Karen Bernedo, en la que se exhibían obras de diversos artistas nacionales relativas, también, a la violencia política. Entre los censurados se encuentran varios artistas gráficos que están entre quienes más duros e incluso demoledores han sido en sus críticas a Sendero Luminoso y también a la violencia criminal ejercida desde el Estado en aquellos años: Juan Acevedo, Jesús Cossío, Álvaro Portales, por ejemplo.

Villa El Salvador y Miraflores, escenarios de algunos de los episodios más traumáticos de aquellos años, no merecen seguir siendo objeto de atentados que ya no destruyen sus edificios ni asesinan a sus vecinos pero que sí intentan aniquilar el derecho ciudadano a la reflexión y a la memoria.

Hace unas semanas, Cristina Planas me contactó para saber si podía colaborar con algunos textos para el catálogo de su exhibición. Cristina, como se sabe, es una de las más destacadas y originales artistas plásticas de las últimas generaciones en el Perú, y se toma una cosa de estas con enorme seriedad. No pude aceptar su invitación, pero me entero ahora de que los autores de los textos fueron personas seguramente más adecuadas que yo: Gonzalo Portocarrero, uno de los académicos peruanos que más lúcidamente ha estudiado el fenómeno senderista, y el padre Joaquín García, teólogo y sacerdote católico.

Se preguntarán por qué personas como Portocarrero y el padre García aceptan participar en una muestra que, según mil vecinos de Miraflores, es una afrenta contra la fe católica. La respuesta es muy sencilla: porque no es ninguna afrenta contra la fe católica y porque sí es una de esas cosas raras que en el Perú son tan escasas que cuando aparecen muchos no saben reconocerlas: una reflexión real, desde dentro del crisitanismo, sobre la relación entre la fe y la devastación, entre el misticismo, la desaparición del sujeto en la sociedad y la desaparición real de seres humanos de carne y hueso en nuestra sociedad.

Daniel Salas lo ha escrito con mucha claridad:
"Fui a la exposición Así sea, de Cristina Planas. No hay nada que objetar. No es ni sacrílego, ni blasfemo ni grotesco. El sentido de las esculturas no pasa por ninguna burla ni al cristianismo ni a los santos. Se trata de una reflexión mística sobre la muerte bastante relacionada con San Juan de la Cruz y Santa Teresa. Los cuerpos de los santos son los cuerpos extraviados de los muertos por la violencia. La misma artista aparece en bustos desnudos que representan reflejos de los cuatro jinetes del apocalipsis. Es una visión de la historia peruana reciente a la luz del examen del sufrimiento físico y la destrucción del cuerpo. Quien entiende la mística sabe que tiene que ver todo con el cuerpo y la experiencia física del dolor y de la plenitud. Como explicaba Michel de Certeau, la pregunta del místico es dónde está el cuerpo de Cristo, la misma pregunta de las mujeres que no hallaron su cadáver al tercer día".

Y la misma pregunta de tantos peruanos que no hallaron a los suyos nunca más. Cristina Planas le da forma a esa desesperación ante las tinieblas. Pero hay, lamentablemente, pésimos "católicos" que prefieren las tinieblas, como hay pésimos gobernantes que prefieren la amnesia.

Si quieren protestar contra estos dos actos de censura, PUEDEN FIRMAR AQUÍ
. (Ya hay 620 firmantes y 950 recomendaciones en Facebook, apenas cinco horas después de que empezamos a pedir firmas).

...

PARA QUE EN EL PERU NO SE CENSURE NINGUNA MUESTRA DE ARTE

...

Las exhibiciones de arte deben ser vistas, discutidas y, si es necesario, debatidas y hasta rebatidas, pero no censuradas. El arte es un vehículo de expresión y de representación y todos tenemos derecho a expresarnos y a representar el mundo. Si un mensaje artístico nos resulta polémico, podemos criticarlo, contradecirlo, desmontarlo, pero no simplemente silenciarlo. Si nos acostumbramos a censurar todo lo que nos parece equívoco o errado o mal encaminado o ideológicamente peligroso, corremos el riesgo de negarle la expresión a miembros legítimos de nuestra sociedad y negarnos a nosotros mismos a entrar en contacto con ideas diferentes de las nuestras. La censura es la mayor parte de las veces una violenta forma de fundamentalismo, y el Perú ya ha tenido muchos episodios de eso. Lo que debemos tener en el futuro es un clima de libertad para el debate. Es más difícil vivir sin censura y respetar todos los derechos de expresión, pero es la única manera de construir una sociedad civilizada.

FIRMA ESTA PETICIÓN AQUÍ: http://nocensura.epetitions.net/

...

13.10.12

Yoko Fujimori Ono & The Elephant Unmemory Band

...
La lengua. La panza. El bulto en la lengua. La arruga cetácea en la panza. La cara de alma en el purgatorio. La lección de anatomía de Rembrandt en su versión más infeliz. La campaña de imágenes degradantes de Fujimori que lanza él mismo con la ayuda de sus hijos no parece tener límites.

Acostumbrados como están a los "excesos", ahora llevan a cabo una especie de guerrilla emocional de fotografías que zigzaguean entre el melodrama y el puro mal gusto, sin preocuparse de si esta vez la víctima colateral es la poca dignidad que pueda quedarle al expresidente.

No son las primeras fotos que Fujimori utiliza para beneficio de cualquiera que sea el objetivo en su mira. También se hizo fotografiar con líderes de tribus amazónicas en la época de los acuerdos con Ecuador, aunque cuando esas tribus fueron presa del genocidio senderista poco hizo por socorrerlas. También se fotografió subiendo escaleras con cadáveres regados a sus pies.

También remando un botecito romántico con la hija de Julio Iglesias. También trepado en un tractor repasando la aridez de Pampa Bonita. También disfrazado de samurai. También entregando a los ronderos armas que media hora más tarde les quitaba. La única vez en que lo fotografiaron sin que él montara la escena, salió con cara de mal olor jalando la cadena de un wáter, en una célebre foto de Sergio Urday que sigue siendo el retrato más vivo del verdadero Fujimori.

Uno ha visto políticos posar para forografías que inspiraran amor o respeto, pánico o proximidad, admiración o ganas de salir corriendo. ¿Cuándo hemos visto a uno preparar fotos que inspiren lástima? Si en la prensa hubiera algo semejante a la justicia poética, alguna noción similar a la del equilibrio de los opuestos, o simplemente una capacidad de ironizar lo que es de mal gusto, estas últimas fotos deberían aparecer siempre enmarcadas por otras: la foto de Leonor La Rosa, torturada y violada por los agentes de Fujimori hasta que le destruyeron la médula espinal y la condenaron de por vida a una silla de rueda, sin indulto posible; la foto de los fragmentos de cuerpos de estudiantes de La Cantuta hallados en una fosa común; la foto de los muertos de Barrios Altos, incluyendo al niño que murió acribillado porque la bestialidad criminal del fujimorismo se sumaba a su pura estupidez.

Las fotos dicen mucho, claro. Estas fotos dicen mucho. No dicen lo que Fujimori quiere que diga: hablan a gritos de su indignidad y de su bajeza, nos recuerdan que la única persona por la que Fujimori siente lástima es él mismo y nadie más. Nos recuerdan que la única persona por la que los hermanos Fujimori han conducido una campaña "humanitaria" es su padre: no su madre, por ejemplo, porque su madre fue sólo otro daño colateral. Ni nadie más. Sólo este hombre, condenado por crímenes de lesa humanidad. ¿Y se supone que uno debe conmoverse?

...

6.10.12

Que los dioses te sean propicios

...
Hace muchos, muchos años, cuando era chico, salí por algunos meses con una estudiante de psicología de la Católica, una chica linda, inteligente, indecisa, de grandes y rápidos entusiasmos. Le gustaba la poesía. Le leí los poemas de mis autores favoritos.

Le llamaron la atención, sobre todo, los de Antonio Cisneros. Su preferido era un poema muy corto, escrito con ese tono de parodia clásica que Toño usaba, indistintamente, en sus poemas más irónicos y en los más personales.

El poema era una celebración al nacimiento de su primer hijo, un poema de bienvenida al mundo. La chica lo aprendió de memoria (son apenas cuatro líneas). Poco después terminó conmigo. Años más tarde supe que se había casado. Se había casado con el primer hijo del poeta Antonio Cisneros.

Corrieron más años. Una noche conocí a Toño. No recuerdo si fue después del matrimonio de Alonso Rabí o si fue tras la presentación de un libro de Fernando Ampuero (ambas cosas sucedieron en la misma época y a las dos asistí, digamos, como testigo), un grupo de amigos subimos a un automóvil para ir a la casa de alguien. En el automóvil estábamos apiñados yo y una serie de personas demasiado grandes para un solo carro: Alonso Cueto, que manejaba, Fernando Ampuero, Antonio Cisneros.

Le conté a Toño la historia que les acabo de contar, sobre la chica de hacía años, que ahora era su nuera. Le divirtió. Me dijo: "Sobrino, uno no puede andar por ahí leyéndole a las chicas poemas ajenos. Esas cosas siempre cobran vida propia". Esa noche me dijo, también, que yo de perfil parecía un judío de Israel, un sabra, o un apóstol bíblico, lo que era lo mismo, pero que de frente parecía un ateo descarado; que ser ateo estaba muy mal pero que, en medio de todo, él podía respetar el descaro.

Conocer a Toño Cisneros era una cosa muy especial para mí. Cuando estaba en tercero de media, mi mamá me había dado libros suyos, libros de Mario Vargas Llosa y libros de Alfredo Bryce, para que conociera un poco de literatura peruana contemporánea: los libros de Vargas Llosa y Bryce habían sido publicados ese mismo año: eran La guerra del fin del mundo y La vida exagerada de Martín Romaña.

El de Toño, en cambio, era una rara compilación de poemas antiguos, que por algún motivo no habían aparecido en sus libros anteriores. Se titulaba Agua que no has de beber, y era de 1971. Fue el primer libro de poesía que leí sin que me lo hubiera ordenado un profesor. En los siguientes cuatro o cinco meses leí todas las novelas de Vargas Llosa, todos los libros de Bryce y todos los poemarios de Toño. Y mi vocación quedó sellada.

Así que a Toño Cisneros le debo, como a los otros dos, buena parte de lo que soy ahora y de lo que hago ahora. Cuando publiqué mi novela El anticuario quise reconocer esa deuda anteponiéndole al texto un epígrafe de Toño, tomado del poema "Oración":

Cómo hablar del amor, de las colinas blandas de tu reino,
si habito como un gato en una estaca rodeada por las aguas,
Cómo decirle pelo al pelo
diente al diente
rabo al rabo
y no nombrar la rata.

Y cuando nació mi hija Zoe, me fue imposible no recibirla con las palabras de aquel mismo viejo poema que Toño escribió para su hijo:

Oh tu líquida y redonda habitación:
la cómoda, la bien dispuesta, la armoniosa.
Y de pronto en el aire de las cuatro estaciones y los dioses:
que los dioses te sean propicios.

Antonio Cisneros no fue simplemente uno de los mayores poetas en la historia de las letras peruanas: fue una señal de su tiempo y un poderoso motor en el viaje de esa poesía en la segunda mitad del siglo veinte.

Fue ideológica y estéticamente complejo: en sus libros se reúnen elementos muy disímiles: un marxismo heterodoxo; una suerte de utopía garcilasista que si bien a veces vira hacia lo aristocratizante, otras veces se introduce felizmente en lo popular; un afán constante de mestizaje cultural; un historicismo preocupado y punzante; una poderosa unción religiosa que sólo es contenida a veces por la ironía, y una forma única de revisión de los diversos modelos del clasicismo y del barroco que jamás, pese al tono de parodia, se permite la simplificación de descartar o malbaratear esos modelos.

Su poesía no solo está atravesada de ideologías que al común de nosotros nos parecerían contradictorias. También es una consciente reflexión sobre ellas y sobre el asunto mismo de la ideología. Uno de sus poemas más bellos se aproxima al tema de manera conmovedora (porque una de las maravillas de Toño fue su capacidad de conmover profundamente con la discusión filosófica, de convertir la discusión filosófica en lo que nunca debe dejar de ser, finalmente, es decir, en una discusión sobre nuestras propias pequeñas vidas):

Si los hombres viven en la barriga de una ballena
sólo pueden sentir frío y hablar
de las manadas periódicas de peces y de murallas
oscuras como una boca abierta y de manadas
periódicas de peces y de murallas
oscuras como una boca abierta y sentir mucho frío.
Pero si los hombres no quieren hablar siempre de lo mismo
tratarán de construir un periscopio para saber
cómo se desordenan las islas y el mar
y las demás ballenas -si es que existe todo eso.
Y el aparato ha de fabricarse con las cosas
que tenemos a la mano y entonces se producen
las molestias, por ejemplo
si a nuestra casa le arrancamos una costilla
perderemos para siempre su amistad
y si el hígado o las barbas es capaz de matarnos.
Y estoy por creer que vivo en la barriga de alguna ballena
con mi mujer y Diego y todos mis abuelos

Su obsesión con los nacimientos y los cementerios, por ejemplo, parece barroca, y hondamente cristiana, y sin embargo él la convierte en una reflexión perpetua sobre la historia, sobre las reiteraciones y los ciclos de la historia, desde una perspectiva que sólo su fe salva de ser enteramente materialista. Nacimiento y muerte son las señales del tiempo: son ingresos en esferas inesperadas. Hoy que él entra en una de ellas, hay que pedir que los dioses le sean propicios.

...

5.10.12

Payasos de las pistas laterales (Segunda parte)

...
Hace unas pocas semanas les hice notar que en este circo de tres pistas que es la política peruana, los payasos de las pistas laterales se estaban pareciendo cada vez más. Les puse el ejemplo de Silvio Rendón, el delirante bloguero dispuesto a justificar cualquier cosa que venga de la extrema izquierda, y Aldo Mariátegui, el ultra-derechista director de un diario que años atrás fue "premiado" por publicar la columna periodística más racista de todo el planeta.

Les dije que a la larga eran igualitos: estoy seguro de que, en camarines, por la mañana, antes de que empiece la función, más de una vez uno se ha puesto la naricita roja del otro. La columna de hoy de Aldo Mariátegui ya no sólo parece escrita por Rendón: la mitad de ella ha sido escrita por Rendón.

¿Y qué tema es este tan difícil, en el que Mariátegui, buscando una fuente en la cual apoyarse, termina por encontrar, aplaudir, reproducir y hacer suya una de las parrafadas paranoides de Rendón?

Es el tema de las semejanzas entre fujimoristas y senderistas, del que yo mismo escribí hace sólo unos días. Mi punto era que no importa cuán distintos se perciban dos sujetos políticos, pueden acabar diciendo y pensando lo mismo, siempre que compartan una misma moral cínica. Algo así como si Rendón escribiera una columna y Mariátegui la repitiera letra por letra. ¿Se imaginan eso?

Oh, wait!

...

NO AL INDULTO - Marcha hoy

...
Toledo indultó a 95 presos por terrorismo. ¡Qué horror!, dicen los fujimoristas. Paniagua indultó a 156 presos por terrorismo. ¡Qué horror!, dicen los fujimoristas. Fujimori indultó a 515 presos por terrorismo. ¿Qué dicen los fujimoristas? Lo de siempre: mienten, dicen que los hechos no son los hechos, inventan una historia paralela y quieren imponerla a gritos y garrotazos.

Ah, y piden que ahora indulten a Fujimori. Pero induntarlo es ilegal y es inmoral e implicaría una traición de Humala a la mayoría de sus propios electores, y eso hay que recordárselo constantemente en estos días.

Reproduce o reenvía o enlaza este texto tantas veces como puedas para recordarle a todos los peruanos que hoy viernes 5 de octubre a las 5:30 pm partirá una marcha del Campo Marte hacia la Plaza San Martín para manifestarse contra el indulto a Fujimori.

...

3.10.12

Sobre el indulto a Fujimori

...
Es perfectamente legal presentar un pedido de indulto, respaldarlo con documentos y alegatos, sustentarlo en el discurso. Por distintas causales, en principio, todos quienes purgan una condena tienen derecho a pedir un indulto. En la discusión del indulto a Alberto Fujimori, sin embargo, parece que algunos creyeran que basta con tener derecho a pedirlo para que el indulto se vuelva inminente, un simple trámite. Obviamente no es así. Es una --a mi juicio, extraña-- prerrogativa presidencial conceder indultos; ciertamente, no es una obligación.

Si se quiere considerar seriamente la forma en que los hijos de Fujimori han pedido este indulto, es decir, como un indulto humanitario, se tiene que considerar previamente qué entendemos por humanitarismo. La cosa más obvia es que uno no es humanitario selectivamente, sino humanitario en general. Hay decenas y quizá centenares de internos del sistema carcelario peruano que sufren enfermedades graves, agudas, crónicas y en muchos casos terminales; ese sistema carcelario tiene a la inmensa mayoría de esas personas viviendo en condiciones que lindan con el salvajismo, arrumados en celdas diminutas sin higiene alguna, privados de tratamiento médico, en una situación que de hecho agrava material y tangiblemente la situación de su salud.

En la última década, en las cárceles peruanos han muerto 150 personas como producto de enfermedades: pacientes con cáncer, pacientes con tuberculosis, pacientes con Sida, etc. Si ustedes no han escuchado a los miembros de la familia Fujimori decir nada acerca de esos fallecimientos, ni los han visto enarbolar la bandera del humanitarismo en nombre de ellos, eso no debe sorprender a nadie: el fujimorismo jamás ha sido humanitarista. Su líder histórico, Alberto Fujimori, está en la cárcel por crímenes de lesa humanidad. No será difícil explicar que la invocación del humanitarismo en los labios de un reo por crímenes de lesa humanidad suena a farsa.

Eso no sería un argumento válido contra Fujimori en ninguna instancia de un juicio: la ley nos pide juzgar por igual a todos, a partir del mismo impulso de objetividad, incluso a quienes cometen crímenes de lesa humanidad. Pero en el caso de un indulto, que es una gracia concedida fuera de los límites de lo judicial, desde el Poder Ejecutivo, el argumento sí es digno de considerarse: porque, en un caso como el de la posible libertad a Fujimori, está claro que su liberación no sería tomada públicamente como la liberación de una sola persona: sería la reivindicación de toda la moral fujmorista, construida precisamente sobre la idea de que un gobernante autoritario tiene derecho a cometer las mayores bajezas y al final se salvará de sufrir los rigores de los que no se libraría un ciudadano cualquiera.

Muchos de los otros reclusos que agonizan en las cárceles peruanas están allí por crímenes graves, otros por delitos menos relevantes: liberarlos no supondría violar la equidad legal que debe mantenerse entre la magnitud de la falta y la magnitud del castigo. Más allá de que sea o no sea legal la presentación del pedido de indulto a Fujimori, vale la pena preguntarse: ¿qué cosa hay en el caso de Alberto Fujimori que le dé a la resolución de su indulto prioridad alguna sobre los muchos otros casos en los que el indulto pueda ser un instrumento considerable?

¿Qué cosa ha hecho Fujimori para merecer cualquier tipo de gracia de parte del pueblo peruano (porque el indulto presidencial no es otra cosa que un favor concedido por un funcionario que representa a la nación)? ¿Ha pedido perdón alguna vez por sus crímenes? ¿Ha pagado la reparación civil que el Estado le exige? ¿Ha devuelto los millones y millones robados del tesoro público? No, obviamente. Lo que ha hecho es burlarse públicamente de la nación, renunciar por fax, postular a un cargo público en Japón, intercambiar sonrisitas cómplices públicamente con Vladimiro Montesinos, organizar desde su supuesta prisión una campaña electoral que no tenía otro objetivo que recolocarlo en el poder a través del señuelo de su hija.

Un acto humanitario jamás debe ser ni parecer una afrenta. Y la liberación de Fujimori sería claramente una afrenta contra miles de personas, sus víctimas directas, y contra millones de otras personas que padecieron su dictadura y su burla contra las instituciones de la democracia.

Yo creo que el presidente Humala debería negarle el indulto a Fujimori. Pero no se lo debería negar mañana: se lo debería negar después de considerar (cosa que él puede hacer de oficio) todos y cada uno de los casos de internos que atraviesen por situaciones médicas de riesgo mortal y que hayan cometido crímenes menores que los cometidos por Fujimori. Es decir, debería considerar todos los casos antes de considerar el suyo, y cuando considere el suyo, debería romper el papel en dos y lanzarlo al tacho de basura de su despacho en Palacio de Gobierno. El mismo tacho al que fueron a parar, desde Belaunde en adelante, durante veinte años, todos los informes que los organismos de derechos humanos enviaron al gobierno del Perú entre 1980 y el año 2000.

...

2.10.12

Senderistas y fujimoristas

...
¿Alguna vez, quizá durante una discusión en alguna red social, han sentido que no saben bien si esa persona que dice cosas extrañas es un orgulloso fujimorista o un senderista asolapado? Aquí algunas preguntas que les pueden formular con el objetivo de desambiguar la situación:

1. ¿Crees que las cifras de muertos y desaparecidos que señaló el Informe final de la Comisión de la Verdad son cifras infladas?

2. ¿Te parece que mantener una memoria constante de los hechos de la violencia es un ejercicio nocivo que no nos permite crecer como nación?

3. ¿Piensas que hay personas encarceladas por crímenes de lesa humanidad que deberían ser amnistiadas y liberadas?

4. ¿Crees que los crímenes aún no resueltos del periodo de la violencia política deberían quedar en el olvido?

5. ¿Piensas que un grupo político que en el pasado ha atentado violentamente contra las instituciones de la democracia merece una oportunidad de llegar al poder?

6. ¿Te parece que el proyecto de construir un cierto tipo de sociedad justifica el ejercicio de la violencia?

Lo siento. La verdad es que esas preguntas resultan inútiles para la desambiguación. El motivo es que los fujimoristas y los senderistas, si responden de corazón, contestarán a todas ellas, de modo que el cuestionario no sirve.

En verdad, para descubrir las diferencias habría que escarbar mucho más. Y aun así, durante la excavación, por un buen rato, uno seguiría encontrando coincidencias:

Senderistas y fujimoristas, por ejemplo, comparten la mística carismática de seguir a un líder poco menos que providencial e irremplazable y piensan que incluso las acciones más nefastas de ese líder fueron inspiradas por una suerte de amor omnímodo por el pueblo.

Senderistas y fujmoristas describieron algunas de esas acciones criminales como simples "excesos" y se refirieron a los inocentes caídos en sus garras como el "precio a pagar" propio de cualquier guerra.

Senderistas y fujimoristas defendieron, en la práctica, la visión de la mujer como un objeto instrumental, en muchas ocasiones reducido a su capacidad de procreación.

A los senderistas, eso los condujo al secuestro de mujeres para usarlas como fábricas de niños a los que llamaron "pioneritos"; a los fujimoristas, esa misma mentalidad los condujo a disponer cientos de miles de esterilizaciones forzosas.

Senderistas y fujimoristas, por tanto, se sintieron con derecho a decidir sobre la maternidad de las mujeres, desplazando su individualidad y reduciéndolas al rol de objetos manipulables.

Senderistas y fujimoristas utilizan un discurso populista de exaltación de lo indígena mientras en la práctica las formas tradicionales indígenas les parecen estorbosas y retardatarias, enemigas de la modernidad, en la versión de modernidad que cada uno de ellos defiende, que en ambos casos es una seudo-modernidad autoritariamente impuesta.

Podría seguir enumerando, pero no sé si es necesario. El punto ya debe de estar muy claro: hay posiciones y discursos políticos que uno imagina diametralmente opuestos, cada uno la némesis del otro, y seguramente el discurso senderista y la pragmática fujimorista son, en efecto, antitéticos. Pero cuando dos corrientes ideológicas comparten fundamentalmente una misma moralidad (o más bien inmoralidad), esas diferencias se ablandan, se borran, y las acciones de ambos empiezan a ser aborreciblemente semejantes.

Por eso, ahora, si alguien aparece por ahí en estos días y dice, por ejemplo, algo como "Fulano sigue encarcelado porque este país está lleno de odio y lo que debería primar es el perdón", a uno le resulta difícil saber si se trata de Kenji Fujimori pidiendo la libertad de su padre o si es algún líder de Movadef pidiendo la libertad de Abimael Guzmán, o si es el Cardenal de Lima orando por el perdón a Fujimori o si es un orate publicista de Sendero Luminoso disfrazado de humanitario en alguna ciudad europea, o si es Aldo Mariátegui en una editorial del diario Correo.

...

1.10.12

Los medios y la mentira del círculo vicioso, 1

...
De todos los argumentos que la prensa chicha y la televisión basura usan para quitarle el cuerpo a sus responsabilidades y también a sus culpas, el más efectivo de todos es, a mi juicio, el más falso y el más falaz: el argumento del círculo vicioso.

La última semana ustedes han escuchado y leído mil variantes del argumento, que en su forma más simple dice más o menos así:

'Dado que cientos de miles de personas compran los diarios de la prensa chicha y sintonizan los programas de televisión basura, ese consumo impulsa una mayor producción de ambas cosas. La responsabilidad, entonces, no es sólo del que produce el mensaje sino de todos quienes lo consumen. Se trata, por lo tanto, de un círculo vicioso'.

Piensen en la lógica de esa afirmación. Si la responsabilidad de los medios es equivalente a la responsabilidad de los consumidores, y los medios y los consumidores simplemente se retroalimentan, impulsando el círculo, entonces, ¿quién detiene la cadena?

Obviamente, hay dos posibles respuestas: o la detienen los canales de televisión o la detienen los consumidores. El problema es que eso sólo funciona en el papel. En la realidad, no son operaciones semejantes, ni siquiera lejanamente parecidas, ni siquiera borrosamente comparables.

En el caso de "El Valor de la Verdad", por ejemplo, Baruch Ivcher puede decidir muy fácilmente cortar la cadena: sólo necesita bajar un dedo. Beto Ortiz también puede: sólo necesita mandarle un email a su jefe. La Asociación Nacional de Anunciantes también puede: sólo necesita ponerse los pantalones. Pero hay una cosa más: todos ellos tendrían que renunciar a ganar mucho dinero fácil.

¿Cuál es la operación equivalente del lado de los consumidores? La más realista de todas sería organizar una especie de boicot, una campaña para no sintonizar el programa o para no adquirir ningún producto que sea anunciado en ese programa. Pero incluso eso es poco menos que impensable: un boicot masivo es también, siempre, una gran publicidad; una consecuencia esperable sería que por cada persona que decidiera no sintonizar el programa, dos fueran atraídas por el vocerío. "Los consumidores" no son un cuerpo gigantesco con una sola cabeza.

Los medios saben eso. Por ese motivo, el argumento del círculo vicioso les encanta y les cae como anillo al dedo. Porque ese argumento compara a individuos identificables que tienen un poder de decisión inmediato, por un lado, con una masa nebulosa e indeterminable de personas sentadas en su casa sin ninguna organización y con muy, muy poco poder real, por el otro. El círculo vicioso no es tal: sus supuestos agentes no son de ninguna manera equivalentes.

Claro: si mañana descubrimos que el chocolate X es cancerígeno, digamos, es relativamente sencillo darle forma a un boicot en su contra (lo que no garantiza su éxito). Convencer a millones de personas de que la televisión basura transmite enfermedades sociales es inmensamente más difícil: muy poca gente es consciente de que consumir ideas perversas sea dañino para ellas o para otros. ¿Por qué? Entre otras cosas porque los medios mismos son uno de los intrumentos que forman la comprensión de la gente y ningún medio de comunicaciones está interesado en publicar un titular que diga "Yo soy dañino para todos ustedes".

Esta última semana, curiosamente, hubo alguien que se fingió interesado en detener el supuesto círculo vicioso. Al menos por un segundo. Al menos una versión del círculo. Fue Beto Ortiz. Dijo lo siguiente:

"Yo quiero pedirle perdón a la familia de Ruth Thalía Sayas porque desgraciadamente los periodistas están viendo este caso como simplemente un caso para hacer índices altos de sintonía".

¿Y qué fue, si no el rating, lo que llevó a Beto Ortiz a dedicarle todo el primer episodio de su programa a revelar al país entero las zonas más oscuras de la vida de una persona que apenas meses antes había alcanzado la mayoría de edad? ¿No fue la vida de Ruth Thalía Sayas, para Beto Ortiz, "simplemente un caso para hacer índices altos de sintonía"? ¿Si no fue el rating, qué fue? ¿Altruísmo, bondad, conmiseración?

(¿Y se dieron cuenta de que Ortiz "pidió disculpas" no por él sino por "los periodistas"?)

Volvamos al punto. El seudo-periodista Marco Sifuentes, como suele ocurrir, nos facilita las cosas, expresando la lógica del supuesto círculo vicioso de la manera más chata y banal posible, en su columna de La República:

"El apanado a Beto Ortiz puede ser súper cool y políticamente correcto porque no hay nada para quedar mejor que hacer mierda a los medios. Pero quizás podríamos detenernos un ratito, mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta que hace rato todos nosotros también estamos en la mierda".

O sea, existe algo que está claramente mal ("la mierda"); uno de los subproductos de eso es la muerte de una mujer. Pero pretender buscar responsables individuales y concretos del problema es inútil porque "todos nosotros estamos en la mierda". (Y, de paso, es la gente la que "hace mierda" a los medios, no al revés: ¿qué peculiar, no?).

Si alguien encuentra una similitud entre "todos nosotros también estamos en la mierda" y la famosa frase de Beto Kouri --"todos tenemos nuestro videíto"--, es porque ambas, en efecto, siguen la misma lógica: mientras más dispersa parezca la culpa, menos posible es señalar a un culpable.

No es así, pues. Ni ustedes ni yo producimos "El Valor de la Verdad". Ni ustedes ni yo invertimos nuestro dinero en anunciar en ese espacio. Ni ustedes ni yo decidimos su contenido. Ni ustedes ni yo lucramos con él. Ni ustedes ni yo sabíamos que un programa de televisión podía ser tan sucio hasta hace dos meses, cuando Frecuencia Latina y Beto Ortiz lo pusieron en pantallas (los círculos no comienzan en ninguna parte: la podredumbre televisiva, en cambio, tiene fundadores, fechas, historia). No todos estamos "en la mierda". Hacer televisión es un negocio; ver televisión no lo es.

Ser un país disfuncional y ser un pueblo bombardeado de mensajes nauseabundos no es un crimen. Contribuir a la disfuncionalidad de un país y bombardear a un pueblo de mensajes nauseabundos, eso es completamente distinto.
...