14.2.12

Borges, meses antes de su muerte

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Si Jorge Luis Borges nos dio algunas de las ficciones cruciales de las letras latinoamericanas y se convirtió, yo creo que sin duda alguna, en el intelectual de lengua española más influyente del siglo veinte a nivel mundial (busquen la huella de Borges en Derrida, en Foucault, en Lyotard, en Kristeva, en Eco, en Paul de Man, en Baudrillard: la encontrarán de inmediato), los latinoamericanos le hemos dado a Borges por lo menos dos regalos injustos, infelices, arbitrarios y por completo inmerecidos.

El primero, obviamente, es consagrar como su poema más conocido un texto huachafo que jamás fue escrito por Borges y que Borges hubiera encontrado, quizás, indigno incluso de su personaje más caricaturesco, el Carlos Argentino Daneri de "El Aleph".

El segundo es el lugar común según el cual Borges eligió no denunciar la crueldad de la dictadura argentina y murió convertido en un apañador de fascistas y torturadores, sin protestar. "Al final Borges se convirtió en un facho", es la manera en que esto último suele ser resumido. Y quien lo dice aprovecha para poner cara de desprecio, y si se lo dice a un admirador de Borges, pone además cara de sospecha.

A ellos les recomiendo que lean este artículo que Borges escribió para la agencia EFE, que fuera publicado en 1985 por Clarín y que consta en el volumen Textos recobrados (1956-1986). Lo reproduzco completo, con la esperanza de que al menos una frase permanezca en la memoria de muchos: "No juzgar y no condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice". Este es el artículo de Borges, escrito meses antes de su muerte:

"He asistido, por primera y última vez, a un juicio oral. Un juicio oral a un hombre que había sufrido unos cuatro años de prisión, de azotes, de vejámenes y de cotidiana tortura. Yo esperaba oír quejas, denuestos y la indignación de la carne humana interminablemente sometida a ese milagro atroz que es el dolor físico. Ocurrió algo distinto. Ocurrió algo peor. El réprobo había entrado enteramente en la rutina de su infierno. Hablaba con simplicidad, casi con indiferencia, de la picana eléctrica, de la represión, de la logística, de los turnos, del calabozo, de las esposas y de los grillos. También de la capucha. No había odio en su voz. Bajo el suplicio, había delatado a sus camaradas; éstos lo acompañarían después y le dirían que no se hiciera mala sangre, porque al cabo de unas "sesiones" cualquier hombre declara cualquier cosa.
"Ante el fiscal y ante nosotros, enumeraba con valentía y con precisión los castigos corporales que fueron su pan nuestro de cada día. Doscientas personas lo oíamos, pero sentí que estaba en la cárcel. Lo más terrible de una cárcel es que quienes entraron en ella no pueden salir nunca. De éste o del otro lado de los barrotes siguen estando presos. El encarcelado y el carcelero acaban por ser uno. Stevenson creía que la crueldad es el pecado capital; ejercerlo o sufrirlo es alcanzar una suerte de horrible insensibilidad o inocencia. Los réprobos se confunden con sus demonios, el mártir con el que ha encendido la pira. La cárcel es, de hecho, infinita.
"De las muchas cosas que oí esa tarde y que espero olvidar, referiré la que más me marcó, para librarme de ella. Ocurrió un 24 de diciembre. Llevaron a todos los presos a una sala donde no habían estado nunca. No sin algún asombro vieron una larga mesa tendida. Vieron manteles, platos de porcelana, cubiertos y botellas de vino. Después llegaron los manjares (repito las palabras del huésped). Era la cena de Nochebuena. Habían sido torturados y no ignoraban que los torturarían al día siguiente. Apareció el Señor de ese Infierno y les deseó Feliz Navidad. No era una burla, no era una manifestación de cinismo, no era un remordimiento. Era, como ya dije, una suerte de inocencia del mal.

"¿Qué pensar de todo esto? Yo, personalmente, descreo del libre albedrío. Descreo de castigos y de premios. Descreo del infierno y del cielo. Almafuerte escribió: Somos los anunciados, los previstos hay un Dios, si hay un punto omnisapiente; ¡y antes de ser, ya son, en esa mente, los Judas, los Pilatos y los Cristos! Sin embargo, no juzgar y no condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice.

"Es de curiosa observación que los militares, que abolieron el Código Civil y prefirieron el secuestro, la tortura y la ejecución clandestina al ejercicio público de la ley, quieran acogerse ahora a los beneficios de esa antigualla y busquen buenos defensores. No menos admirable es que haya abogados que, desinteresadamente sin duda, se dediquen a resguardar de todo peligro a sus negadores de ayer".
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11 comentarios:

Anónimo dijo...

A Bioy Casares:

Martes, 22 de octubre, 1968 Después de comer, llamo a Borges para hablar de la contestación a un telegrama de Helena Garro, que pide telegrafiemos nuestra solidaridad a Díaz Ordaz por los últimos sucesos. Explica Helena que los comunistas tirotearon al pueblo y al ejército y ahora se presentan como víctimas y calumnian; que hay peligro de que el país caiga en el comunismo. Además, pide un telegrama firmado por Victoria, Silvina, etcétera.

Borges:
"Victoria, como Mallea, es una de esas personas que para darse importancia quieren saber exactamente lo que firman. Es como si un soldado exigiera en la acción una justificación para cada una de las operaciones, para cada vez que va a apretar el gatillo."

En cuanto a Silvina, es también cavilosa. Mucho me temo que nuestro telegrama ("Rogamos haga llegar nuestra adhesión al gobierno de México") reúna sólo tres firmas: Borges, Peyrou y yo.

Anónimo dijo...

Borges era un genio, pero no puedes negar, Gustavo que antes de escribir el texto que citas tuvo actuaciones y frases poco felices, por decir lo menos.


MAYO DE 1976.
"Le agradecí personalmente el golpe del 24 de marzo, que salvó al país de la ignominia, y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado las responsabilidades del gobierno. Yo nunca he sabido gobernar mi vida, menos podría gobernar un país", dijo Jorge Luis Borges, y los periodistas de Casa de Gobierno se sonrieron: ya tenían un titulo para sus notas. El miércoles 19, Borges, Ernesto Sábato, Horacio Esteban Ratti (presidente de la Sociedad Argentina de Escritores) y Leonardo Castellani (un sacerdote que escribía) almorzaron durante mas de dos horas con el general Jorge Videla y con otro general, José Villarreal, secretario general de la Presidencia. Primero los contertulios bebieron whisky, jerez y jugo de frutas..."

Más información y las fotos de Borges con Videla y compañía, aquí:


http://www.taringa.net/posts/noticias/131105/Sabato_-Borges-y-Videla-------_2da-parte_.html


Si antes de morir Fujimori escribiera que se deben respetar los DDHH de todo el mundo, ¿cambiaría eso lo dicho y hecho por él anteriormente?

Anónimo dijo...

eL MUY SABELÓN... eSCRIBE SOBRE aRGUEDAS, PUES... O ES QUE TU TAMB PREFIERES LA PARRISHA A LA PACHAMANCA???

Joe Pino dijo...

Anónimo de las 11:20: La diferencia es que mientras JLB estaba equivocado y renoció su error en confiar en otros, el chino cometió los crímenes él mismo y a sabiendas. No te hagas, tú lo sabes.

Anónimo dijo...

Para Joe Pino:

No creo que Borges simplemente haya estado mal informado. Borges en un primer momento simpatizó claramente con Videla (ahí está la foto de su lonchecito) y Pinochet (la famosa condecoración). Que se haya arrepentido al final de su vida (cuando Videla ya estaba preso además) es otra cosa. Por eso bien dice Gustavo que no se puede afirmar que Borges murió siendo un apañador de dictaduras.

Sin embargo hay que notar que el apoyo de Borges a las dictaduras de Videla y Pinochet (que, ciertamente se fue debilitando a medida que se llegaba a los 80s), se debió básicamente a su anticomunismo y antiperonismo (posiciones absolutamente legítimas). Pero ¿ello debía llevarlo a apoyar cualquier régimen que se opusiera al comunismo o peronismo?

¿Vale el arrepentimiento final (pese a que el artículo citado tampoco es un deslinde claro) para "limpiar" la imagen de Borges como simpatizante de dictaduras o sólo para decir que no murió como tal?

Esta pregunta podría aplicarse para cualquier entusiasta de dictaduras, asesinatos, etc.

Es distinto el caso de gente que se "arrepintió" o cambió oportunamente, como podría ser el caso de Vargas Llosa cuando deslindó de la dictadura cubana y el comunismo con el que simpatizó de joven.

Interesante discusión. Me gustaría saber la opinión de Gustavo.



Saludos,


Pepe

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Siempre me he preguntado por qué tanta gente recuerda la fotografía de Borges con Videla y parecen haber borrado de su memoria a la persona que aparece de pie al otro lado de Borges en la imagen: Ernesto Sabato, el mismo que después fue encargado de dirigir la investigación sobre los desaparecidos y que condujo la escritura del informe Nunca Más. Aquí está la imagen completa, para quienes no quieran seleccionar sus recuerdos parcialmente:

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/f4/Ratti-Videla-Sabato-Borges-Castellani.jpg

La Celebración del Escarabajo dijo...

BORGES Y LA BANALIDAD DEL MAL

"Stevenson creía que la crueldad es el pecado capital; ejercerlo o sufrirlo es alcanzar una suerte de horrible insensibilidad o inocencia. Los réprobos se confunden con sus demonios, el mártir con el que ha encendido la pira. La cárcel es, de hecho, infinita."

-Jorge Luis Borges-

El artículo de Faverón "Borges, meses antes de su muerte" se refiere al deslinde que hace -finalmente- Borges antes de fallecer con la dictadura argentina de Videla. El escarnio contra el Borges "facho", que convive en el imaginario del colectivo es, dice Faverón, "injusto, infeliz, arbitrario y por completo inmerecido". Pienso, particularmente, que el entusiasmo castrense de Borges por lo militar provenía de su tradición familiar (Francisco Narciso de Laprida, su pariente lejano presidió el Congreso de Tucumán y firmó el Acta de la Independencia, y cuya muerte Borges rememoró en "Poema Conjetural"; el coronel Manuel Isidoro Suárez, su bisabuelo materno, luchó aquí, en el Perú, en la batalla de Junín en plena guerra de la Independencia, y fue inmortalizado en varios poemas borgeanos) y no de una consigna política. Al enterarse de la real situación Borges condena la dictadura, triste, supongo, por saber en lo que se ha convertido la estirpe militar al ser así por Videla utilizada.

Faverón cita un artículo de Borges donde al presenciar un juicio oral, escribe: "Yo esperaba oír quejas, denuestos y la indignación de la carne humana interminablemente sometida a ese milagro atroz que es el dolor físico. Ocurrió algo distinto. Ocurrió algo peor. El réprobo había entrado enteramente en la rutina de su infierno". Esto que dice Borges, me remite ipso facto a Hannah Arendt, la filósofa política alemana, directamente a su libro "Sobre la Violencia", que explica que "el desarrollo técnico de los medios de la violencia ha alcanzado el grado en que ningún objetivo político puede corresponder concebiblemente a su potencial destructivo o justificar su empleo en un conflicto armado", pero sobre todo, a la "banalidad del mal", en el libro "Eichmann en Jerusalén", donde analiza las declaraciones de Eichmann: "Fue como si en aquellos últimos minutos [Eichmann] resumiera la lección que su larga carrera de maldad nos ha enseñado, la lección de la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes".

Estas reflexiones deben servir para no permitir que las fracturas sociales se conviertan en callosidades imposibles de limar cuando ya ni siquiera las víctimas sean capaces de indignarse; para entender las dos posturas frente a la violencia política vivida en nuestro país y cómo haberlo puesto en palabras en el Informe Final de la CVR, es una forma de procesar saludablemente la historia.

A propósito, ¿qué escritores peruanos apoyaron de palabra, obra u omisión al terrorismo contra el Estado perpetrado por Abimael Guzmán y sus secuaces, y al terrorismo de Estado liderado por Alberto Fujimori?

(De "La Celebración del Escarabajo", César Alberto Sánchez Lucero: http://lacelebraciondelescarabajo.blogspot.com/2012/02/borges-y-la-banalidad-del-mal.html - Alojado también en "Este Puerto Alucinado (Colectivo Cultural)": http://www.facebook.com/profile.php?id=691950474)

Joe Pino dijo...

Nunca he encontrado en algo de lo que yo le haya leído a Borges un indicio de que el aprobara algo parecido a los crímenes cometidos por el régimen de Videla. En sus cuentos, son los cobardes o los criminales los que cometen tortura o que asesinan por la espalda.

Alguna vez Borges dijo (creo que refiriéndose a Pinochet) que prefería la espada a la bomba del terrorista. Él no sabía que lo que hacían Videla o Pinochet era terrorismo de estado.

Anónimo dijo...

Si Borges no sabía que Videla o Pinochet cometían crímenes de Estado entonces nadie lo sabía. Nadie protestó en los 70s? Recién en 1985 se descubrieron las atrocidades de las dictaduras?

Y el hecho de que Sábato haya aparecido en la foto con Videla no hace un santo a Borges. En todo caso, Sábato tuvo un deslinde y una actuación mucho más clara después.

José Vásquez Alejos dijo...

Borges es,no solo un gran escritor, sino también, un gran filósofo,no un filósofo aburrido con teorías personales queriendo imponerlas como doctrina (algo que Vargas Llosa domina, y que lo ha hecho exitoso),es un filósofo que,con propiedad invita al lector a interpretar sus fundamentos,para lograr esto nos induce a la lectura, a la información, y a adquirir y reconocer todo tipo de conocimiento y a sus autores. Hablar entonces si Borges dijo o no dijo,es basura. En todo caso Gustavo deberá, ya que nos recordó a Borges, con esa misma intención hablarnos de la más reciente y estúpidas de las ideas: LA BIBLIOTECA ESPECIALIZADA EN JUVENTUD, recién inaugurada. ¿Especializada en juventud?. Que diría Borges, el hombre que nos habla de la metafísica ¿Habrá aparte, estoy seguro de eso,de los libros de Thays, libros de Berkeley y bibliotecólogos especializados que puedan orientar a un iniciado lector en estos temas?. No lo creo. A los doce años yo buscaba libros de Metafísica y ningún cojudo encargado de las bibliotecas supo darme razón. Con este fundamento expongo mi indignación a la limitación formal que algunos imbéciles quieren imponer.

Joe Pino dijo...

1.- Cuando Christhoper Hitchens lo entrevistó a fines de los 70, describió a Borges como un anciano aislado, abierto a cualquier compañía que pudiera encontrar.
2.- En un diálogo con Bioy, Borges se burla del afán de Victoria Ocampo de querer estar al tanto de los detalles de una guerra para decidir de qué lado debe pelear. Luego de eso, firma la felicitación al presidente de México por la masacre de 1968.
3.- En los cuentos de Borges hay servidumbre, duelos, degollamientos, masacres. En inguna parte vas a encontrar algo parecido al infierno descrito por él en este post, ni en Deutsches Requiem ni en La pesadilla. Para él, este infierno era inimaginable.

Y no, esa foto no lo convierte en un angelito, pero tampoco en un demonio. O sea, esa foto no es prueba de nada, así que deberían dekar de manipularla.