5.2.12

Sopa de letras pero sin letras

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El mensaje que me envió Gastón Acurio como respuesta al post anterior nuevamente deja en claro que el hombre es lo que dije que era: un sujeto admirable en muchos aspectos. Le agradezco la deferencia, obviamente, y también agradezco que sus palabras no hayan hecho escalar el lado conflictivo del asunto, sino que, por el contrario, le hayan dado el tono civil que a veces a otros se nos va de las manos. Me parece que, en el contexto de las discusiones que hubo esta semana, renunciar al jurado del premio de cuento de Caretas es una buena decisión.

En relación a un punto específico, Acurio da una respuesta que me parece interesante: pregunté por qué, de todos los aspectos del mundo culinario peruano, el único que él no promovía era la crítica gastronómica. Su respuesta fue que él sentía, por decirlo de algún modo, que esa parte le corresponde a quienes están del otro lado del mostrador.

Es un argumento comprensible y justo: tampoco los pintores tienen que promover la crítica de artes ni los novelistas tienen la obligación de avanzar la crítica literaria, aunque muchos de ellos lo hacen y con excelentes resultados. Sin embargo, hay otra duda, que ya no tiene que ver con Gastón Acurio, y que me sigue rondando, incluso más después de leer su contestación: ¿por qué, si todo indica que la gastronomía es el asunto cultural que más claramente ocupa la imaginación de los peruanos, la crítica gastronómica es casi inexistente en el país?

Creo que la respuesta, una vez más, implica otros elementos sobre los que he venido escribiendo en las últimas semanas (en verdad, en los últimos años): el ínfimo consumo de literatura impresa en el Perú, los índices de lectoría paupérrimos que nos colocan al final de los ránkings en todo el continente, el desamor por la palabra escrita y esa especie de animadversión por el debate crítico y por cualquier cosa en la que brille aunque sea la menor y más borrosa sospecha de academicismo o de intelectualidad.

En otras palabras: a los peruanos no nos interesa cultivarnos ni siquiera sobre los temas que sí parecen, de manera general, llamar nuestra atención y concitar nuestra curiosidad. Hay un culto por la cocina pero a nadie le interesa saber nada sobre ella: de hecho, es como que uno de los valores que los peruanos rescatan de la culinaria es que pueden considerarla enteramente intuitiva, una manifestación por completo emotiva de su saber cultural, que no necesita procesarse ni estudiarse ni aprenderse, sino únicamente celebrarse. De allí que la opinión negativa de un "letrado" resulte una especie de afrenta: se la ve como una invasión, una usurpación.

Todo lo cual tendría cierto valor reivindicativo si en verdad el boom gastronómico implicara mayoritariamente a los peruanos que, forzados por la ruina del Estado y la pauperización de la sociedad, viven ajenos a la cultura letrada. Pero no es así: esta especie de politeísmo del arroz con leche, el tiradito y el coca sour que reina en el Perú no es cosa del pueblo ni es terreno de los marginados por la cultura escrita: es un fenómeno de las clases altas y las clases medias, y eso hace que el desinterés por leer sobre gastronomía parezca más otro síntoma adicional de nuestra tendencia voluntaria a abolir la lectura de nuestras vidas.

Para no seguir dando vueltas, repito la pregunta: ¿qué pasa con una sociedad a la que no le interesa leer ni siquiera sobre los temas que supuestamente capturan su imaginación? Más aun cuando, si alguien opina de manera diferente acerca de ese tema (es decir, si alguien decide no formar parte del culto), se reacciona de manera violenta y matonesca.
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19 comentarios:

_yako// dijo...

Estimado, te sigo en el twitter y la verdad, admiro tu punto de vista sobre las cosas que escribes, creo que tenemos muchos puntos de coincidencia, con respecto a lo que planteas en tus post, sobre este tema en particular creo que a pesar de no tener una sociedad interesada en su literatura creo que es bueno sostener que a comparación de años anteriores ha ido creciendo el nivel de lectura y mejorando la cosa, tampoco podemos sentenciar de que no se avanza, todo tiene un proceso y un pueblo como el nuestro necesita motivadores para tomarle interés, porque lamentablemente siempre se espera un primer paso de alguien, aún a nuestra sociedad hay que llevarla de la mano, que hay que hacer el esfuerzo por promover, de actuar, más que esperar y renegar del asunto, ya llegará el día que el avance se haga más notorio, es cuestión de tiempo. Por otro lado creo que lamentablemente el episodio de la semana creo no ayuda a este objetivo. Este comentario a mi modo de ver va más allá de la comida, la gente se vio juzgada por alguien en que dejó claro el no soportar como piensa la sociedad y no ser participe y que por el contrario le disgusta y prefiere otra cosa, más allá de los pasajes de critica en la que estamos todos de acuerdo, hay otros pasajes del comentario que agreden a una sociedad susceptible con lo que se identifica y se enorgullece, estemos de acuerdo o no, creo que una critica siempre debería ayudar a sumar y aveces el escritor debe tener cuidado en mezclarlo con malestares o gustos personales, tal ves si hubiera mantenido el enfoque critico no se habría armado tanto rollo, no soy escritor, ni mucho menos un lector frecuente pero creo que en estos casos hay no hay que perder la brújula, sigo pensando que se fue de boca, pero bueno es otra simple opinión. Saludos buen amigo y que vengan más post.

Ronald dijo...

Por que el dia a día tiene ya demasiados problemas como para agregarle el de la imposibilidad de entender lo que no se está preparado para consumir/entender.Leer El Trome, por ejemplo, no exige esfuerzos.
Supongo que los padres tampoco han cultivado el mundo interior en sus hijos-

Anónimo dijo...

creo que todavía no te disculpas... un caballero sí lo haría...

eldragon dijo...

Gustavo voy a atreverme a lanzar una hipótesis de porqué somos el pueblo que somos. Creo que tiene mucho que ver, además de una pésima política educativa y sus etcs, al peor cáncer de los peruanos:la cultura del criollito.
El criollito es flojo, no hace colas, no estudia, se copia, mea en la calle, coimea, escupe, no lee, no estudia y podríamos seguir. Lo peor de todo es que se jacta de serlo. De ahí nuestros empleados públicos, policías, militares, políticos.
Y en mayor o menor medida, durante generaciones, nos han criado así!...bueno no a todos y no todos se convierten en ese lastre, que es de lo primero que se debería abolir en el país. A eso hay que añadirle el desinterés, la pobreza, la mala alimentación, el hecho que para muchos lo primero es subsistir, etc, etc, etc.
un abrazo
Germán Ballesteros

Anónimo dijo...

Saludos.

Un amigo visito lima luego de muchos años y se sorprendio ver la cantidad de extrangeros viviendo ahi. Sera el "boom" algo restringido a estos circulos?

Como sea, yo no creo que la gente no lea, si leen, pero no estos temas. Preguntale a cualquier cobrador de combi que te hable de lo que lee, y te sorprendera su extenso conocimiento sobre los partidos y goles del desentralizado, la vida intima de todas las vedetes, etc

De leer, leen y creeme gozan haciendolo.

Anónimo dijo...

Por que ahora si escribes un post en contra, si lo de Acurio y Caretas se sabia desde hace mas de una semana?
Acaso solo lo haces porque tocaron a Thays? No es eso antietico?

Anónimo dijo...

Caramaba,resultó ser una bomba decir lo que dijo el señor Thays. Sorprende y no sorprende.
No hay gente más orgullosa de su comida que los italianos. Si por ahí les dices que la lasagna o el risotto te parecen indigestos, probablemente te dirán que estás loco, o se reirán, o no sé, pero no te lincharán. Los franceses, que son los que más han sofisticado lo que se sirve a la mesa(es posible que en ese país haya más crítica culinaria que literaria)probablemente te miren como a un bicho o simplemente te ignoren si les dice que la ratatouille y choucroutte son una mierda. Más cerca, un argentino sabe que la carne es carne en todo el mundo, pero que solo ellos han desarrollado maneras de cocerla y cortarla tan variadas, pero tampoco te van a linchar por decirles que es una cocina un tanto "básica".
Los peruanos lo linchamos a Thays porque somos acomplejados.El orgullo por nuestra comida es reciente y es reciente porque a diferencia de los países, mencionados siempre nos hemos avergonzado de nuestra comida. Siempre ha sido así. A los turistas se les escondía el oyuquito, nos sentíamos mal cuando denostaban nuestro cebiche por ser pescado crudo, etc. Hasta que a un señor del extranjero dijo que esa comida estaba entre las mejores del mundo, y se abrió un restaurante en Nueva york, y... Hay Dios, gracias por hacer justicia!! éramos alguien en el mundo.
Sin duda, como pueblo, sí ocupamos los primeros lugares del ranking latinoamericano en cuanto a complejos.

Anónimo dijo...

No, por favor. Ya es bastante malo tener que escuchar los rayes sin sentido de los gastrofílicos... Encima tener que verlos estructurar un discurso crítico acerca del lomo saltado... prefiero pegarme un tiro.

Anónimo dijo...

si somos estrictos, pues en ese jurado de caretas también sobra patricia del río: ¿qué ha escrito, qué ha publicado esa señorita?

Alexis dijo...

Gran favor que le haces a una pataleta:

"De allí que la opinión negativa de un "letrado" resulte una especie de afrenta: se la ve como una invasión, una usurpación".

Parte de todo este malentendido es el tono de la "opinión" del letrado la acerca al escupitajo verbal.

No reparar en eso es un tanto parcializado. Y lo siento por regresar a la parte más anodina de la reflexión, pero creo que es necesario reparar en la manera como las cosas se dicen, no solo en el contenido.

El medio es el mensaje, como mecía un tal Luján.

Anónimo dijo...

Perdonen la patería, pero esto es oro:

"Para no seguir dando vueltas, repito la pregunta: ¿qué pasa con una sociedad a la que no le interesa leer ni siquiera sobre los temas que supuestamente capturan su imaginación? Más aun cuando, si alguien opina de manera diferente acerca de ese tema (es decir, si alguien decide no formar parte del culto), se reacciona de manera violenta y matonesca".

¿Qué demonios nos pasa a los peruanos, por qué esta "dislexia" masiva?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Anónimo: no tengo la menor idea de por qué tendría que pedir disculpas o a quién.

Germán: de acuerdo en muchas cosas. Y justamente aprecio la figura de Gastón porque lo que ha hecho es llevar la cocina criolla más allá de la criollada. Por eso me parece oportuno que renuncie al jurado del concurso, porque su presencia contribuía a restar seriedad a un campo que no es el suyo, así como en tantas otras cosas su presencia contribuye a darle seriedad a las cosas.

Otro anónimo: yo supe de lo de Caretas el mismo día que Thays escribió su post. No vivo en Lima y no estoy suscrito electrónicamente.

Otro anónimo: Pati del Río estudió literatura y lingüística en la PUCP, es su formación profesional, no le veo nada de raro o negativo que la ejerza. Al contrario, me parece bien que alguien con esa formación se dé el trabajo de contribuir en el concurso con sus juicios.

Víctor dijo...

Una calculada generalización –todas las generalizaciones son desconfiables y farsescas- de Iván Thays en un blog del diario El País, ha desatado en los últimos días un bombardeo de insultos y burlas en las redes sociales peruanas.
Sin haber probado ni siquiera el 10% de la gastronomía nacional –lo que se come en Puno, Cusco, Pataz, Arequipa, Áncash, Satipo, etc--, y haciendo demasiado caso de su debilidad estomacal, este escritor no opinó, DICTAMINÓ que la comida peruana es “indigesta”, y punto. Porque a mí me parece, ¿manyas? Porque yo lo digo.
No demoraron ni lo que dura en cocerse un picarón los amigos (pocos) de Thays en levantar su voz para defender el derecho del escritor a dar su “opinión”, aunque esta fuera solamente una estupidez lógica. Lo hizo Rocío Silva Santisteban, dejando a un lado su habitual capacidad crítica, y lo hizo el inefable Faverón, esgrimiendo argumentos populistas y realmente cojudos.
¿Por qué tanta ceguera frente a un evidente yerro lógico?
Por el amiguismo, pues, ese que te lleva a decir que tal poeta es bueno porque juega fulbito semanalmente contigo y se pone los drinks en el bar de moda de Barranco o Miraflores, ese que hace que un grupillo de poetas tropicales de intermezzo para abajo se alaben los unos a los otros y se sobajeen sin vergüenza para darse unos a otros becas en el alicaído EE. UU.
El amiguismo es una tara social que corroe al país desde siempre y no hay posibilidades de que cambie gran cosa, por lo menos en el mediano plazo. Dejémoslo ahí.
Algo que puede parecer nuevo es el enemiguismo. La otra cara de la moneda de lata del amiguismo. Lo definiré como la costumbre de considerar a una persona, prácticamente para siempre, como un enemigo personal, solo porque en algún momento hizo, dijo o simplemente se comportó de una manera que no te gusta o no te conviene.



Ese enemiguismo se puso en juego inmediatamente en cuanto Thays lanzó su pachotada internacional sin fundamento racional. Salieron sus antiguos y actuales enemigos a lanzarle improperios, a maltratarlo, a humillarlo y a morbosearse sádicamente con él.



Creo que la conversa de hoy en la mañana entre Jorge Bruce (lucido y displicente), Javier Wong (sencilla y hermosamente indignado) y Beto Ortiz (acucioso), dejó en claro todo.



El enemiguismo tiene un ingrediente adicional: si bien el amiguismo puede ser visto como “natural” en un país democrático donde cada quien es libre de comer sus viandas favoritas solo con sus amigos, el enemiguismo se guía por lo más perverso: sentimientos de odio y de venganza; es algo irracional y repulsivo.



Frente a estas dos taras sociales, me inclinó por la primera: finalmente, el amiguismo siempre existió, y dio frutos –de una manera directa, y a veces de una manera indirecta (recordemos la soledad de Vallejo al irse a Europa)--; pero el enemiguismo lo que único que logra es, o darle más importancia de lo que tiene a unas declaraciones torpes, o incrementar la querencia entre supuestos pares que conforman camarillas donde solo si eres enemigo de tal o cual “proscrito” por un padrino cebo (esta descripción es casi literal) puedes acceder a los “bienes” que puede otorgarte la mafia de odiadores.

Así estamos. Y no me vengan con comentarios indignados, por favor, no me malogren la digestión.

garsot dijo...

Anónimo: Asistí el año pasado a una critica literaria de Patricia del Rio en la feria del libro, era para un cuento pero igual vale.
Gustavo: como sabes que la respuesta en verdad fue de Gaston, pudo haber sido un troll culinario?

Anónimo dijo...

Muy buen punto Gustavo. Ahora, dónde están las estadísticas sobre lectura, alfabetismo funcional o temas relacionados? La gente publica opiniones que dicen " es bueno sostener que a comparación de años anteriores ha ido creciendo el nivel de lectura". Bueno, evidentemente, nadie sabe de qué está hablando pues en que se basan para sostener esto? Dónde están los números e investigaciones sólidas sobre la lectura y la eduación en el Perú?

Slipknot dijo...

Me parece que te equivocas Gustavo Faverón con respecto a que el boom gastronómico "no es cosa del pueblo ni es terreno de los marginados por la cultura escrita". Sí lo es. Una señora pobre cocina con lo poco que tiene y le sale rico aunque tal vez muy condimentado y, por lo mismo, no sea saludable. Por supuesto que estoy hablando del lomo saltado, arroz con pollo, ají de gallina, etc, es decir, los platos más representativos de la gastronomía peruana. Es cierto que hay una parte de la gastronomía a la que no pueden alcanzar las clases bajas por sus elevados costos, pero eso no desmerece la contribución que hace la cocina peruana para el país. Contribución que te la menciono de nuevo: unir a una sociedad fragmentada política y económicamente y convulcionada por el terrorismo.

Me parece muy simple el diagnóstico que haces sobre la sociedad peruana. La gente es estúpida. Y los letrados son los que no son estúpidos. Y entre estos dos grupos existe una tensión. Lanzo una hipótesis a manera de prueba teniendo en cuenta los disparates que se hablan últimamente en los medios bajo la premisa que todos tienen derecho a opinar ¿Qué tal si el pueblo es estúpido precisamente por que no tiene qué comer? Irónico

Flor dijo...

Como tú dices en el Perú no hay costumbre de leer y es una realidad, y si buscamos culpables encontraremos que no lo hay, que es la consecuencia de la baja cultura de nuestros bisabuelos, abuelos, padres, no existe aun la buena práctica de la lectura cimentada en nuestra sociedad sumándose a que quizá la economía familiar no ayude mucho (los libros te cuestan de 25 a 100 soles en las librerías, y es por eso que nunca veras a una madre humilde comprando un libro en El Crisol). Ahora los únicos llamados a cambiar esto somos nosotros mismos nadie mas y es mas estoy segura que ahora se lee mas que hace 20 años, y quiero confiar en que seguirá cambiando ya que nuestro país se está desarrollando (entre los sectores en desarrollo, el culinario), y gracias a ello nos permitirá tener los medios para poco a poco educar mejor a las nuevas generaciones y en consecuencia que nuestra sociedad mejore culturalmente.
Estimado Gustavo, quizás encuentres la respuesta a tu pregunta si separas lo del BOM de la cocina, ya que ella siempre estuvo allí y te pones a pensar en que el gusto por la cocina no es netamente de los restaurantes o de la gente que va a ellos o que tiene el dinero para pagarlo; este es un gusto de la gente común, de las amas de casa que con 10 soles pueden hacer magia en la cocina para darles algo rico a sus hijos ( que por cierto, no siempre puede ser el ideal ya que en la canasta familiar peruana una minoría pueden tener para una comida balanceada con suficientes verduras, proteínas y fruta) es por esto la indignación de muchas personas por el comentario de Ivan, no por defender un “culto” si no por defender la comida que todos consideramos parte de nuestro día a día, por que a través de este comentario no aludió solo a los grandes chefs y a este sector económico creciente, se vieron aludidas todas las mujeres que están orgullosas de sus platos típicos y que en un domingo familiar los preparan con cariño a toda su familia para sentirse orgullosa de sus raíces, de su identidad y por ende se vieron ofendidos todos los que probamos de estas recetas caceras que tanto nos gustan.
Tu puedes encontrar a una señora que no sabe leer ni escribir pero cuando cocina lo hace delicioso y siempre le estas preguntado la receta secreta que por supuesto probablemente no la repliques. Puedes hablar de comida en todos los sectores de nuestra sociedad, desde la gente que tiene mucho dinero y va a los restaurantes de 5 tenedores hasta la gente mas común y pobre, en cambio ¿con que sector podrías hablar de los libros que leíste el mes pasado?, es por ello y en mi humilde opinión que no está bien que se compare la popularidad de estos dos sectores ( el culinario y el literario), no sería justo, la comida es una necesidad y la lectura alimenta tu mente, pero si lo ponemos en una balanza siempre todos querrán alimentar el estomago mas que al intelecto y a nuestra sociedad le gusta comer y rico, no siempre saludable pero rico.
Flor

Anónimo dijo...

Exactamente, pero pides cultura a las clases altas y medias que votaron en un 80 a 90% por Fujimori en distritos como San Isidro y Miraflores?. Las que pueden disfrutar del "boom gastronomico".
Bueno para no ser tan malos, hay muchos libros "coffee-table" con temas de comida en las librerias, generalmente con muchas fotos para tener un minimo de letras y analisis.
Una de las razones puede ser el bajo nivel al que han llegado los periodistas hoy en dia, son meros repetidores de la linea editorial sin juicio ni moral. Las paginas culturales son una burla y la critica gastronomica ni aparece.

Anónimo dijo...

Disculpen por volver al punto de partida. Parece que en el Perú, al único escritor que todo el mundo conoce es Vargas Llosa. Hasta el momento del reciente apanado, miles de peruanos no sabían quién era Thays ni mucho menos que "La disciplina de la vanidad" es uno de los libros más interesantes de la literatura peruana reciente. ¿Acto de provocación para ampliar una modesta popularidad? Quién sabe. Lo cierto es que si antes solamente un sector considerable del gremio letrado odiaba a Thays, ahora lo odia medio Perú. Entre la legión iletrada de glotones circula incluso el rumor de que la mamá de Thays cocinaba tan mal que le jodió el estómago al hijo y éste, por amor filial, acabó culpando a la cocina peruana.

El comentario más estúpido viene del blog Luz de limbo. Dice el blogger que Thays lanza una opinión que en realidad no lo es, porque para opinar hay que conocer, y supuestamente Thays no conoce lo que se come en Tumbes, Satipo o Juliaca. Bastaría con afirmar que Thays está hablando de platos populares, platos básicos que identifican a la comida peruana en el exterior o al menos en Lima, donde coinciden tradiciones culinarias de las tres regiones, además de la independiente Arequipa. No tiene Thays que conocer enteramente la cocina de la sierra central -muy mala por cierto- para emitir un juicio generalizado.

Otra cosa. Su juicio tiene el aire de la provocación. Y eso suena a música en mis oídos, en un país donde la reflexión culinaria parece basarse exclusivamente en el placer de tragar, y no en las implicancias éticas del asunto. Parece ser que incluso entre los intelectuales, un plato de seco combinado puede tener el efecto de un poema; de allí que los artículos gastronómicos que antes escribieran algunos de ellos escondidos tras seudónimos, abundaran en la descripción pantagruélica de los manjares, sin un solo atisbo de profundidad que vaya más allá del paladar.