16.2.12

El racismo y las conciencias tranquilas

Es notable que un incidente racista ocurrido en Lima cause una indignación masiva entre los peruanos. La cosa no deja de ser inquietante e incluso un poco misteriosa, sin embargo, porque sabemos que tan masivo como esa indignación es el racismo y tan masivo como ese racismo es el número de incidentes racistas que se producen en todo el país día a día y que, quizás porque no tienen un ingrediente farandulesco o porque no se prestan tan obviamente para el escarnio de una figura pública o porque no son propicios para titulares grandilocuentes, pasan no desapercibidos sino flagrantemente obviados por la prensa y por la opinión pública.

Es bueno que ciertos episodios nos traigan a la conciencia la realidad del racismo pero es indispensable tener en mente, en todo momento, que no hay un acto racista que sea menos relevante que otros, que sea menos condenable o más apto para el olvido. Si la manifestación de rechazo poco menos que multitudinario que ha merecido este hecho en particular fuera una constante ante cada hecho racista, el Perú sería un país mejor. Pero para llegar a ese punto tendríamos que decidir todos como nación y cada uno como ciudadano que estamos hartos de vivir en un país segregacionista, marginador, clasista, sexista, donde las personas no solo moran en espacios distintos, espacios que parecen universos ajenos, sino que habitan categorías diferentes, cada cual con un lugar diverso en la jerarquía social y cada uno, según más abajo se encuentre en esa pirámide, con menos y menos derechos que los demás.

Para que ese rechazo fuera real, los que están más arriba tendrían que renunciar a lo que, silenciosa pero activamente, consideran sus derechos de casta, de rango, de clase y también de raza. La manera evidente de hacerlo es boicoteando cada espacio social segregacionista. Eso no significa disfrutar una tarde de happening progre disfrazándose de “andino” ante la puerta de un cine: significa no poner un pie en ese cine. Significa dejar de entrar a cada restaurant y cada discoteca que acepta a unos y rechaza a otros debido a su apariencia; a cada club que divide sus baños y sus camarines en “caballeros”, “damas” y “empleadas”. Y sí, también significa por lo menos expresar una cierta incomodidad en cada casa en la que el cuarto de la empleada sea más pequeño que el closet de la señora.

Se debe denunciar a instituciones como la Escuela Naval, cuyo “examen de presencia” es un filtro para asegurarse de que no haya oficiales cholitos. Se debe denunciar a cada noticiario de la radio y de la televisión que jamás haya contratado a un locutor o a un conductor con acento serrano porque cómo va a ser una figura de autoridad alguien que “no sabe hablar”. Se debe denunciar a cada productora de telenovelas que prefiera modelos de pasarela para los papeles de sirvientas porque una mujer que verosímilmente pueda lucir como una empleada doméstica no es suficientemente atractiva para los millones de peruanos que prefieren la fantasía a la realidad.

Luchar contra el racismo no es darle una lección a Celine Aguirre, o al hijo adolescente de Celine Aguirre, y luego regalarle nuestra sintonía a un programa cómico que se construye enteramente sobre estereotipos raciales; regalarle nuestros votos a un candidato presidencial que piensa que la gente de los Andes es idiota porque en la altura su cerebro no se oxigena; comprar ejemplares de un diario como Correo, que cuenta entre sus méritos el haber recibido el premio a la columna periodística más racista del planeta, y consagrar al director de ese diario, Aldo Mariátegui, con un programa propio en la televisión (y hablo del mismo individuo que se mofaba en una primera plana del “mal español” y los errores ortográficos de una mujer de los Andes que tiene el español como segunda lengua y que jamás recibió del país la oportunidad de una educación decente).

Es mucho más fácil, claro, convivir con el racismo. Tratar con desprecio a un policía o a un sereno o a un funcionario público porque es cholo, tratar como niños a mujeres y hombres adultos porque son cholos, faltarle el respeto a un maestro de colegio porque es cholo, creerse con derecho a decidir cómo han de vestirse las empleadas domésticas porque son cholas: eso es racismo, claro. Pero vivir con todo ello sin que esa realidad nos sofoque, reservándonos la indignación para casos que vemos a través de una pantalla y para casos en que podemos concentrar la culpa en dos o tres personas como si el racismo no fuera el pan de cada día de millones de peruanos, eso no es luchar por la igualdad, eso no es estar en contra del racismo. Eso es lavarse la conciencia para seguir como siempre. Porque no se puede estar contra el racismo en silencio y sólo romper el silencio cuando hacerlo se pone de moda. La moda pasa, el racismo queda.

Si los peruanos pensaran que todo acto racista es igualmente repudiable, entonces entre los trending topics del Twitter no estaría el nombre #CelineAguirre; estaría la palabra #racismo, y no estaría por dos días: estaría todo el tiempo, todos los días, y el tema sería discutido y debatido en los muros de Facebook los trescientos sesenta y cinco días del año, no un par de días sí y sesenta días no, hasta el siguiente micro-escándalo, y los programas de televisión tendrían que hablar de ello todo el tiempo, y esos programas no estarían conducidos por gente que se presta alegremente a la farsa del blanqueamiento de la televisión peruana sin denunciarla jamás.

Es necesario comprender todo eso y comprender que el problema del racismo no es un asunto de tener buen corazón o mal corazón, sino un problema político, social y educativo. El mismo que hizo que la inmensa mayoría de los muertos de la guerra fueran cholos, indios, provincianos, que sus cuerpos fueron casi la totalidad de los que fueron a dar en fosas comunes, y que ahora se discuta el perdón de los criminales sin siquiera preguntar a los deudos; el mismo problema detrás de los regímenes de servidumbre y explotación; el mismo problema detrás del atropello contra las consultas populares; el mismo de los niños condenados a la minería informal. Evitar que ocurra otra bronca en un cine ocasionada por un puñado de mocosos maleducados no está de más, es importante: pero ¿quién le va a decir a ese mocoso que el racismo es malo, inmoral e imbécil si al mismo tiempo permitimos todo lo demás? ¿Con qué legitimidad moral lo vamos a hacer?
...

23 comentarios:

Maimónides dijo...

Al ataque, señores. Al ataque...

Yo comencé hace unos años.

Al ataque, señores. Al ataque...

Discutía con cada persona que choleaba.

Al ataque, señores. Al ataque...

Con familiares, incluso. Me miraban como a bicho raro.

Al ataque, señores. Al ataque...

Me gané enemistades por mis palabras crudas: "El racismo es de gente ignorante".

Al ataque, señores. Al ataque...

O: "Cuando choleas, estás ofendiendo a todas las personas que dices querer, pero que no son caucásicas, and so on, and so on...

Al ataque, señores. Al ataque...

¿Que si creo haber logrado algo?

Al ataque, señores. Al ataque...

And so on, and so on...

Laredo dijo...

Sanciones ejemplares. Públicas y ejemplares. Sin eso, nada vale. Primero rezas, luego eres creyente. Así que lo que le toca al Estado es poner a los ciudadanos a rezar el salmo contra el racismo, aunque sea porque los vigilan con un palo en la mano.

Ya después veremos.

Indio medieval dijo...

El racismo es, como dice el filósofo Chirstian Meyer, el cáncer que correo la unidad nacional.

Nos vuelve inseguros unos frente a otros, y a nuestro sistema de valores de una inestabilidad alarmante. Si estoy frente a alguien con piel más clara tengo un valor diferente a si estoy frente a alguien que la tiene más oscura. Pero, ¿quién soy?

Soy peruano. ¿Qué cosa más rara, no? Algo indefinible, no solo porque el Perú es diverso, sino sobre todo porque el Perú es un país enfrentado, de recelos y desconfianzas coloniales. Si fuera solo diverso podría haber armonía. Pero es suficiente con pasar la uña para ver que debajo de todo lo que nos parece bellamente peruano algo sangra.

Además: la movilidad social potencia al racismo. El cholo no solo es "alguien inferior", sino, sobre todo, alguien que quiere ser como yo y "no puede". Ojo: no debe poder ser como yo. No tiene el derecho. Tendrá las ganas, pero no el derecho. Este es mi lugar, a mí me tocó y yo lo defiendo.

Así piensa el racista. El territorail. El egoísta. El inseguro. Así piensan muchísimos peruanos y por eso no sabemos quiénes somos si no podemos aferrarnos a una botella de InKa Cola...

Es un espanto, pero para muestra un estadio de fútbol. La gente ama a los jugadores cuando hacen gol y cuando los fallan los cholean o negrean.

¿Quiénes somos?, ¿qué queremos de los demás peruanos?

No sabemos querernos. No hay posibilidad.

Vivimos ofendidos en casa, porque somos los primeros en ofendernos con nuestra propia mirada.

Hasta que llegue el extranjero que nos salve.

Ja.

Anónimo dijo...

Mantengo la tesis que la Televisión Peruana nos ofrece BASURA y con esa BASURA interactuamos reflexionamos y nos dejamos iluminar por la basura de los medios de comunicación (TV, RADIAL Y ESCRITo)

De grande quiero ser extranjero dijo...

Lo más triste de todo este asunto es que es imposible NO ser racista en el Perú.

Anónimo dijo...

Preciso Gustavo. Pero sospecho de tanto aparente enojo (no del tuyo)contra el racismo. Creo que el racismo ha "larvado" entre nosotros y obviamente opera con otras "desigualdades", las de posiciòn econòmica, las etàreas, ets, etc, unas a otras se van superponiendo, intercambiàndose. Siempre habrà alguien màs chola, màs india, màs cobriza, negra o pobre,etc, etc: (arma tu combo), què desgracia!! Eliana

Anónimo dijo...

excelente post!
pero a la vez deprimente, pues dudo que en algUn momento el racismo no exista mAs.
si no recuerdo mal, en un reciente post, aceptabas(quizA implicitamente) la existencia de las razas. yo ya no entiendo nada: existe o no las razas???
f.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo, pero en el Peru el racismo no solo se trata de "cholo", o no "cholo" o que "blanquear" o no, creo que estamos poniendo en la bandeja los conceptos de "blancos" y "cholos" y aca todos somos todo, somos una gran mezcla racial.
cholos cholean a cholos, serranos serranean, blancos blanquean y al final es un todos contra todos.
al hablar de racismo no se trata del "blanco contra el cholo" del "negro contra el blanco, o el cholo o el cobrizo o el gringo" tampoco hay que crear separacíón y etiquetaciones, sino como tu manifiestas la consciencia de que todo peruano margina al peruano mismo, sea del color que sea. y eso es porque somos un pais con gente egoista, y lo primero y unico que hay que comenzar a hacer es EDUCAR. enseñanza y valores, ES ES LO QUE NECESITAMOS TODOS LOS COLORES.
GRACIAS y felicitaciones

Anónimo dijo...

"Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo." Mahatma Gandhi.

LuchinG dijo...

De acuerdo. Sólo dos cosas:

- En ningún caso es aceptable que un menor sea el centro de atención de estas campañas. (Tampoco veo por qué algunos critican a la madre por cerrarse en la defensa de su hijo menor de edad. Nadie actuaría de otra forma).

- No entiendo por qué el tema es sólo racismo y no violencia infantil. No hace ni un año, en Lince, encontré a un energúmeno jalando de la mechas a un niño de ocho que se había ido de su tienda sin pagar. Hará tres o cuatro años, en Larco, un tipo que creía que le habían robado el celular estaba a punto de pegarle al niño de diez o doce años que suponía culpable. Que un adulto le pegue o esté a punto de pegarle a un niño desconocido no es raro para nada.

Kukuli dijo...

excelente comentario

Anónimo dijo...

El articulo es interesante y bien hecho. Pero al final, el autor parece disculpar al autor o autores del incidente que suscita el alboroto mediatico. Habla de un grupo de "muchachos malcriados" o algo asi.Y no. Fue un grupo de racistas jovenes. En Alemania van rapados y arrojan a los turcos por el tren .Esto debe ser señalado y penado. La madre del skinhead local , la sra Aguirre es por lo menos tan racista como el hijo. El padre no parecia pero segun lei ya realizo una demanda contra los agredidos por su hijito skinhead. No pretendan los sres artistas que admiremos su arte porque a la "actriz" en mencion como a su hijito no le gustan los cholos. Terrible para ella vivir en un pais de cholos. Y ojala que para Miki, la "onda etnica" de akundun no sea solo motivo de venta.Que decepcion, carajo!

Juanjo Mendoza dijo...

El racismo en nuestro pueblo es algo que va horizontal y verticalmente, de arriba hacia abajo y viceversa y de lado a lado...

En el caso del hijo de Celine Aguirre, no creo que se trate de racismo. Es simplemente la malcriadez de un muchacho acostumbrado a hacer lo que le venga en gana donde sea. Es el reflejo de lo pésimo que educan los padres de hoy. Es un hecho que se ve en todas las clases sociales. Si hubiera sido un muchacho de alguna barriada la expresión hubiera sido otra, quizás viejo de m, o maricón de m... Lo acontecido es la total falta de respeto de los muchachos de hoy hacia cualquier persona mayor, que en este caso, para colmo, no reclamaba algo tirado de los cabellos, sinó simple compostura en un evento público donde se requiere silencio, como es la sala de un cine. Quizás en esto deberíamos enfocarnos.

Anónimo dijo...

Por algun lado tenemos que empezar, aunque es cierto que la prensa enfoca estos temas solo para ganar peliculina, que nunca reflexionan sobre los politicas racistas que los mismos medios de prensa reproducen. Estos casos mediaticos sirven para sensibilizar a la poblacion, que finalmente los peruanos entiendan que el racismo esta mal y sera condenado socialmente. Pero falta el siguiente paso que realmente las leyes protejan a los peruanos de la vulneracion de sus derechos a vivir en dignidad sin racismo. Actualmente si uno sufre de racismo solo INDECOPI recibe las quejas y a menudo es un largo proceso que no llega a nada.
Es hora que la gente exiga penas mas altas y una oficina que recoga las denuncias y tenga la potestad de exigir ya sea trabajo comunitario o disculpas publicas o si amerita sentencias penales, pues apelar solo a la conciencia individual solo lleva a esta hipersensibilizacion que puede desencadenar en violencia.

Anónimo dijo...

Y lo que dice Prochascka es cierto que el Peru sea el pais mas racista de Latinoamerica no significa que todos seamos racistas, en mi familia gracias a mis padres aprendimos a respetar a todos, nunca usaron mis padres epitetos racistas y siempre nos enseñaron a respetar a los otros.
El racismo no es una comportamiento natural sino aprendido y se puede modificar los patrones aprendidos. Es hora que el Peru entre a la modernidad y cada ciudadano aprenda a respetar a sus conciudadanos.

Lucido dijo...

Mucho comentario bla,bla,bla, señores hay que saber leer y comprender lo que se lee. Ufff

Enrique Prochazka dijo...

Lo que dice Prochazka es lo contrario: el respeto del otro es lo aprendido, el racismo es innato.

Anónimo dijo...

Un par de ideas...
1. Es este un caso de violencia infantil (el abuso de fuerza y autoridad de un adulto hacia un nino que no puede defenderse)? Muchos chicos de 13 annos ya son del tamano y tienen la fuerza de un adulto, lo que generalmente no tienen es madurez, criterio o empatia. Cuantas veces en el cine muchos de nosotros hemos querido agarrar a golpes a adolescentes que hacian escandalo y no nos dejaban disfrutar de la pelicula? No lo hacemos no solo por miedo o porque no nos queremos meter en problemas, sino porque somos conscientes que no podemos comunicar la idea que la autoridad se impone por la violencia y la fuerza - si el chico se porta mal, se llama a una autoridad mayor que el chico respete. Aca el problema segun lo que he leido no es que el senor "abuso" de un menor, sino que abdico su papel de adulto y se puso al nivel de un adolescente que resuelve las cosas a la fuerza. El que diga que un hombre que no sea alto y fuerte esta en obvia ventaja sobre un grupo de adolescentes, nunca ha tratado con adolescentes...
2. El tema de racismo lo veo incluso como algo tangencial - y si lo viesemos como un tema de bullying? Preocupa, por ejemplo, que la mama justifique el comportamiento de su hijo ("palomilladas") porque de esa manera insinua que quien inicio la agresion fue el senor que le dijo al chico que se callara - claro, el bully nunca se cree el agresor, el bully siempre cree que la otra persona "se la busco" o "merecia ser agredida". De esa manera, se entiende mas que el chico responda mal porque se siente que el fue agredido primero, y encima por una persona "chola" inferior que no tiene derecho a reclamarle, porque no es alguien que el ve como alguien digno de respeto - si hay un tema serio de racismo, porque el chico ya cree que la apariencia es lo que determina si el adulto merece respeto o no. El senor ahi cometio la burrada de pisar el palito, rebajarse al nivel y responder con el unico lenguaje que el bully entiende: la intimidacion y la fuerza.

Anónimo dijo...

Sr. Faverón, envío sus artículos a mi correo electrónico, pero no puedo abrirlos (la parte que aparece como "Vínculo" no se resalta). Cómo debo proceder? (disculpe que la intervención no sea relativa al artículo en sí; es obvio que esta consulta no requiere ser publicada). Gracias por su atención

Anónimo dijo...

"Lo que dice Prochaska" es solo referente a ese parrafo, hay un punto y aparte eh!, lo otro que el racismo es aprendido lo digo yo, y los estudios psicologicos y neuropsicologicos sobre el racismo.
El racismo no es natural ni instintivo, existe la identificacion con la familia, el grupo mas cercano pero este no ha sido siempre basado en lo mas parecido, los estudios antropologicos muestran muchas culturas donde la exogamia se favorecia para incrementar la varibilidad genetica. El racismo como lo vivimos hoy es mas bien una invencion europea, anglosajona mayormente y tiene sus origenes en el colonialismo.

Anónimo dijo...

Supongo que salir de la revista somos también fue un acto contra el racismo ... SOMOS es para mi una revista asolapadamente ... y a veces directamente racista ... que transmite ese racismo a sus lectores ... Ej. ver la página "Circo Beat" ... algún "oscurito" andino aparece alli alguna vez? ... o los "cholos" no son Beat... Somos sustenta nuestro sistema colonialista limeño

Anónimo dijo...

Quería referirme a su comentario respecto a la niña con síndrome de down que una compañía de seguros se negó a asegurar. Debes entender que una Cía. de Seguros es un negocio como cualquiera no hace caridad, debe ser rentable sino debe liquidarse.
La prima que se paga está en relación al riesgo asegurado, por tanto es correcto que quieran cobrar una prima mayor si el riesgo asegurado es mayor.
Si la empresa quiebra todos los asegurados en esa compañía pierden, al igual que si la asegura con una misma prima que a los demás, pues para cubrir todos los casos de mayor riesgo tendrá que subir la prima a todos los usuarios (incluso a todos los que tal no han utilizado nunca el seguro).
Ten en cuenta que una compañía de seguros no es el Seguro Social, tampoco es beneficencia, tiene que ser rentable para que todos los que asegurados sean correctamente atendidos.
Hizo mal el Indecopi al ordenar el aseguramiento de la niña pues crea un precedente para que mucha gente con ese y problema se aseguren lo que generará una elevación de las primas para todos los usuarios. Eso es populismo barato. No hay lonche gratis alguien tiene que pagarlo.
Ten la seguridad que no serán las utilidades de la compañía las que se resentirán sino los bolsillos de todos los usuarios.

Anónimo dijo...

En el Perú el racismo va en todos los sentidos no sólo del blanco hacia los demás, ese no es un detalle menor así que no hay que olvidarlo. A propósito, alguien por ahí mencionó a Maimónides, creo que habría que buscarnos un mejor ejemplo...Maimónides era un racista de lo peor, que discrétamente los hayan sepultado (esos escritos) no significa que no existan.