12.3.12

Sangre nueva en la prensa nacional



Malos días. Hace poco escribí un post con una propuesta acerca de cómo elevar el nivel de discusión en los medios de prensa a la vez que se suplía la carencia (la notoria carencia) de una revista de libros en el Perú, país en el que no existe ni una sola publicación que esté dedicada enteramente al comentario de libros (y no me refiero exclusivamente a libros de literatura). Ninguno de ustedes ha leído ese post porque no llegué a publicarlo.

La idea era simple: no era necesario invertir un centavo ni lanzar un nuevo medio o un nuevo suplemento. Bastaba con dos compromisos sencillos. Primero, que los profesionales que ya tienen columnas en la prensa se comprometieran a escribir, digamos una vez al mes, o incluso una vez cada par de meses, una columna que comentara con la profundidad posible un libro o un grupo de libros de su área de especialización. Segundo, que los editores y directores de sus medios se comprometieran a dar a esas columnas especiales y no muy frecuentes un espacio mayor que el de las columnas habituales, para que la discusión de textos no se redujera a la rápida reseña o la recensión a vuelapluma que conocemos en la prensa peruana, donde los pocos diarios que cuentan con reseñistas no publican artículos de más de cuatrocientas palabras y muchas veces sólo de cien; y muchas más veces, nada.

Después vi el anuncio de lanzamiento de las nuevas columnas del diario El Comercio y me di cuenta de que, como tantas otras propuestas mías, esta no tenía ninguna posibilidad de éxito (por eso no la he publicado). El Comercio anuncia entre sus nuevos columnistas a sus viejos columnistas y les añade algunos ex columnistas de los otros medios de su corporación, e incluso les agrega a la misma persona que en la práctica dirige al diario y a la corporación desde hace un buen tiempo, y a alguno de ellos le inventa un grado universitario que no posee, y a otro, ex estudiante de derecho sin mayor formación en el campo de los estudios culturales, lo presenta como “analista cultural”.

Y a pesar de que la nómina incluye también a personas muy valiosas, uno se pregunta qué posibilidades reales tiene la prensa peruana de dar un salto cualitativo si no es capaz siquiera de ser transparente y precisa cuando informa sobre el background y la formación de sus propios columnistas y además anuncia lo viejo como nuevo y para colmo de males ofrece como parte de la solución columnas escritas por personas como Martha Meier, que son parte motriz de la enfermedad. Mi impresión a partir de esta semana es que la posibilidad de salvar a la prensa peruana de la mediocridad estándar no existe; no la hay; la prensa peruana, con las contadas excepciones que uno pueda recordar, cada día es peor, más tonta, más monótona, más superficial y más improvisada.

A propósito de tonto, monótono, superficial e improvisado, muchos recordamos cuál fue la actitud de Marco Sifuentes cuando los actuales directores de la corporación El Comercio despidieron a Augusto Álvarez Rodrich de la dirección de Perú 21: Sifuentes llamó a sus lectores a boicotear el diario. Pero poco tiempo más tarde esos mismos directores le ofrecieron a Sifuentes una columna en Perú 21 y entonces el muchacho aceptó y se olvidó del boicot y de los motivos del boicot y no volvió a interesarse por el tema.

Hasta entonces y todavía por algún tiempo, más de un blogger del mismo grupo había mantenido como actitud dominante una especie de finta contestataria ante los medios tradicionales. José Alejandro Godoy, por ejemplo, decía cosas como ésta acerca de la posibilidad de que un blogger se convirtiera en columnista de un diario: “Los medios tienen la infraestructura. Pero te atas a lo que el dueño del canal o la línea editorial del medio te está queriendo pautear. En cambio si tú tienes un blog das un punto de vista sin filtro. Es la ventaja que se tiene con un medio. La gente que lo lee lo siente como algo más cercano”.

Al poco tiempo, oh sorpresa, a Godoy le ofrecieron una columna en un diario y aceptó. Ahora, el mismo anuncio de El Comercio donde se publicitan los nombres de los “nuevos” columnistas pone lado con lado a Godoy con Martha Meier Miró Quesada, accionista de la empresa, verdadera directora del diario, causante de despidos a mansalva de cuanto periodista ha querido mantener una línea independiente en cualquier medio de la corporación El Comercio. Por suerte, ahora está Godoy para llamarle la atención, ponerla en su sitio, denunciar sus arrebatos y hacerle ver la luz. Ojalá lo haga en público, porque si lo hace, digamos, en el mismo email personal en donde le mandará el número de RUC para sus facturas, no va a sonar muy convincente.

Por lo pronto, mientras esperamos ese acto heroico, como primera acción, Godoy se publicita a sí mismo en ese aviso como “analista cultural”, y uno se pregunta exactamente cómo se ha ganado ese título: ¿volteando periódicos todas las mañanas? Es posible que Godoy lo ignore (después de todo, viene del mundo de la universidad peruana, donde no hace falta más que un bachillerato para ser llamado doctor, de modo que lo suyo es casi un signo de humildad), pero el asunto es que hay gente que estudia carreras enteras y postgrados y doctorados y escribe libros y produce conocimiento para ganarse el ser llamados cosas semejantes a “analista cultural”.

De todas maneras, aunque mi propuesta se quede durmiendo para siempre en la bandeja de salida de mi blog, no está de más recordarles a los columnistas de la prensa nacional que el Perú es un país que necesita educación, y que esos columnistas pueden contribuir a ella si se deciden a escribir de vez en cuando, en vez de la enésima columna impresionista sobre un tema que les es intelectualmente ajeno, o en vez de su última divagación sobre nada en particular, una columna que aproxime a sus lectores a libros recientes y cruciales de sus áreas de especialidad. Y si eso les parece un esfuerzo demasiado grande, que está fuera de sus posibilidades, entonces quizá deberían preguntarse qué méritos reales los han colocado en la posición de tener columnas en la prensa.

En los años antes de que yo saliera del Perú tuve por un buen tiempo una página de libros en Somos, vecina de la página que tenía en ese tiempo Rocío Silva Santisteban: algún joven que lea esto se sorprenderá de saber que Somos tenía dos páginas enteras sobre libros en cada número, además de los artículos sobre literatura y otros temas de artes y cultura que aparecían con frecuencia. Los extranjeros que lean esto pensarán que los peruanos tienen que estar muy mal para sorprenderse ante el hecho de que el magazín sabatino del diario más importante del país tuviera dos páginas de reseñas de libros. Pero es verdad. Y no veo que nadie tenga interés en solucionarlo.

Por último, y solo porque algo así no puede pasar sin ser mencionado, diré que el mismo aviso de El Comercio al que me he referido presenta a Marco Aurelio Denegri, el más hueco y reaccionario de los periodistas del país, como parte de esa inyección de sangre renovada que lo cambiará todo. Y la manera en que lo introduce no tiene desperdicio: “Marco Aurelio Denegri: su nombre es sinónimo de cultura y conocimiento”.

Ahora que la prensa peruana está oficialmente muriendo, no sé qué destino sería más triste: que se llenara de personas como Denegri, cuyo saber es una especie de museo de datos inútiles, o que se siga llenando de personas como Marco Sifuentes y compañía, en cuya capacidad intelectual la gente parece creer del mismo modo en que creemos que hay vida en otros planetas: estamos casi completamente convencidos de que existe pero no tenemos muchas pruebas de que exista en realidad.

25 comentarios:

El maestro Panzer dijo...

Especulo que El Comercio quiere muchachones manejables y viejos saurios que se conformen con un espacio donde estirar las alas, esas mismas que no les sirven para volar, sino para pedir sitio.

Meter intelectuales al periódico -economistas, historiadores, psicólogos, filósofos, antropólogos, sociólogos, literatos con proyección, publicaciones o legítima trayectoria- siempre será peligroso para las personas que viven de disimular sus carencias, como es el caso de MMMQ.

El imperio de la oligofrenia es este y sobre él caminamos. Que alguien como Godoy sea tratado como analista cultural es peor que Gastón alucinado como crítico literario. ¿Cuál es el mérito real de José Alejandro? Si me apuran: tener un hobbie marcianazo mucho antes de que todo el mundo lo practicara y lo volviera una actividad más o menos extendida: escribir en un blog. Después, posar de independiente y nada más. Y nada más, porque ese muchacho no tiene coraje. La MMMQ le dice "bu" y al toque reescribe su opinión. Ya verán.

Y de Marco Aurelio... ¡Por Dios! Si van a meterlo, que sea por la puerta falsa. POrque de análisis crítico qué va a tener el hombre. A lo más un espacio como el de la Hildebrandt, de apostillas culturosas. Más que eso... No sé cómo y sobre todo no sé por qué.

Nuestra academia es anémica. Los espacios que reciben su influencia, como la prensa, han de ser fiel reflejo de esa pobreza. Casos como estos no deberían asombrarnos. Pero creo que, aun en un contexto así, El Comercio desbarra cada día más. ¿Cuál habrá sido el criterio?, ¿un focus group con twitteros? pffffff

Para llorar!!!!

Mauricio dijo...

MArco Aurelio D. ...un museo de Datos inútiles...Faverón no seas tan cabrón, el viejo algo sabe, tu tampoco eres el puto Sócrates

Anónimo dijo...

Gustavo, No le ves algun pequeño merito a ese "museo de datos inutiles".

Anónimo dijo...

En el ùltimo Somos (10/03/2012), no saliò la pagina IMPERDIBLES:LIBROS, lo busquè, y nada, una pena.

Rogue academic dijo...

Tu post es interesante Faverón y se entiende bien tu punto. El problema es que crees demasiado en la consistencia del discurso universitario y la academia. Seguro si Godoy y Sifuentes tuvieran un doctorado en Cornell no los criticarías tanto.
Demasiada fe en la consistencia del saber y los títulos.

Por otra parte, totalmente de acuerdo con tu crítica al Comercio.

Sigue así!! Tus artículos están muy buenos.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Mi esposa tiene un doctorado de Cornell y yo le discuto todo, igual. Fuera de bromas: no. No digo que un título académico sea una garantía, pero un título obtenido seriamente te dice al menos que fulano ha sido entrenado suficiemente en una especialidad y que es capaz de investigar en ella con propiedad. Lo que me importa no es el título: es la actitud y la aptitud. No puede ser que los diarios tengan la indisposición hacia lo intelectual que tienen ahora.

Susana dijo...

Cada dia encuentro de 4 a 5 errores ortograficos en El Comercio. ¿Nadie los puede revisar? Acabo de leer que Humala "sede a las presiones de su familia". Una S en vez de una C....

Nippers dijo...

Tenían que salir los defensores de Marco Aurelio, una suerte de enciclopedista wanabe, de un pesimismo, una misoginia y una misantropia que no entra en razones, un tipo chalado que usa los libros como un garrote y la suma de sus informaciones como un rígido pedestal sobre el cual mirar un horizonte vacío, donde su eco le responde que no tiene los complejos que tiene y que los demás somos, efectivamente, una manada de mulas autodestructivas.

¿Con una imagen así de su público lector, cómo diablas escribirá ese señor en un medio de comunicación masiva, hecho sobre el ideal de una colectividad informada o que, al menos, tiene la chance de serlo?

Un poco de respeto, nada más, y al señor denle una columna donde tenga que dar definiciones o algo así, como ya apuntaron más arriba.

Fuera del cascarón dijo...

Me pregunto si el último ensayo de MVLL podrá explicar todo esto, me pregunto, todo esto del espectáculo, de la frivolización, porque de eso se trata esta miseria, ¿no?, dar el golpe mediático, incluir a los que están en el candelero y a los demás silencio, mucha flema, el rigor está bien para las monografías, nosotros hacemos prensa y queremos que más gente lea, no que la gente que nos lea sea la más inteligente, algo así... Si tan solo sacásemos la cabeza del hoy y viéramos cómo tratan algunos periódicos internacionales a sus lectores... Sin ir muy lejos, en un diario inglés, al novelista y académico David Lodge le dieron una columna para que explicara un concepto de narratología creo que semanalmente... Al cabo de su trabajo, reunió sus columnas en un libro fantástico, de lectura indispensable para quien quiera entender de manera amena, pero profunda cómo de escribe una novela. ¡Estamos hablando de textos que citan a casi todo el canon anglosajon pertinente, el difícil Joyce incluido! (y también de un académico serio como David Lodge).

Pero aquí... Pero aquí la prensa...

Lo único que llama al optimismo es que haya voces discordantes. No caigamos en la imbecilidad de decir "fulano de tal critica porque es envidioso". Pensemos en el nivel de nuestra prensa en un contexto amplio. Es realmente lastimoso.

Anónimo dijo...

La verdad es que los suplementos de El Comercio sugieren también en una primera instancia una sensación de que existe vida en marte...He dejado de leerlos desde hace mucho tiempo porque son una suerte de loor a la superficialidad. Por otra parte, denigrar a otros intelectuales ostentando empaques de pavorreal con títulos luminiscentes que a nadie interesa, oscurece el razonamiento mediante una falacia que cualquier mozolejo de la secundaria fácilmente lo identifica como una burda falacia ad verecundiam.

Anónimo dijo...

La verdad es que los suplementos de El Comercio sugieren también en una primera instancia una sensación de que existe vida en marte...He dejado de leerlos desde hace mucho tiempo porque son una suerte de loor a la superficialidad. Por otra parte, denigrar a otros intelectuales ostentando empaques de pavorreal con títulos luminiscentes que a nadie interesa, oscurece el razonamiento mediante una falacia que cualquier mozolejo de la secundaria fácilmente lo identifica como una burda falacia ad verecundiam.

Anónimo dijo...

La verdad es que los suplementos de El Comercio sugieren también en una primera instancia una sensación de que existe vida en marte...He dejado de leerlos desde hace mucho tiempo porque son una suerte de loor a la superficialidad. Por otra parte, denigrar a otros intelectuales ostentando empaques de pavorreal con títulos luminiscentes que a nadie interesa, oscurece el razonamiento mediante una falacia que cualquier mozolejo de la secundaria fácilmente lo identifica como una burda falacia ad verecundiam.

Anónimo dijo...

Una más: en su época en la tele, Ocram desenmascaró al Hombre del Tiempo: no era meteorólogo, no tenía un solo título universitario sobre algo relacionado al clima, lo más que hacía era leer reportes, y estaba haciendo lobby para que AGP ponga plata para prevenir un niño que nunca llegó. Ese es el mismo Ocram que ahora no dice nada cuando su pata Godoy se autotitula "crítico cultural".

José Vásquez dijo...

Bueno, yo no creo que el señor Marco Aurelio Denegri, sea un museo de datos inútiles, claro, si quieres llamar inútil al material que usas para fundamentar tus opiniones, te comprendo Gustavo; porque el único sustento que tu tienes así como muchos, son sus propias opiniones y eso es basura por más títulos académicos que tengan. Y ahora comprendo a Marco Aurelio cuado dice que hay cosas o características de una persona que vienen de fábrica. Que diría Borgues, alguien que sustentaba todos sus ensayos invitandonos al conocimiento, algo que por supuesto no es simplemente leer, sino, investigar. Algo que los facilistas jamás harán. ¿verdad Faverón?

El reflejo. dijo...

¿Con una imagen así de su público lector, cómo diablas escribirá ese señor en un medio de comunicación masiva, hecho sobre el ideal de una colectividad informada o que, al menos, tiene la chance de serlo?

Que escriba con ternura, con acendrada filantropía, que cada vez que escriba puedas verte al espejo y sonreír. Y saber, más tarde, que cada vez que el mundo se insinúe en ti, sea tan hermoso como esa sonrisa reflejada. Si la mentira fuese hermosa, desde luego.

Nuestra academia es anémica. Los espacios que reciben su influencia, como la prensa, han de ser fiel reflejo de esa pobreza.

Ciertamente, tal como el reflejo de la tuya en ese fárrago autoindulgente. Especula, no más.

el más hueco y reaccionario de los periodistas del país

¿Ebrio de imprecaciones, Faverón? ¿Recuerdas la definición de tu antidiccionario sobre la DBA? El gratuito prejuicio, la difusión de esa estereotipia, el desprecio como fuente primigenia de la crítica hacia alguien.

La más hueca y reaccionaria de tus posturas terminan convirtiéndose en el más peregrino de los insultos.

Anónimo dijo...

El Comercio, ahora más que nunca, le hace honor a su nombre. Es un diario dirigido por comerciantes conservadores con intereses unicamente comerciales. Basta ver su versión Web(son generalmente buenas indicadoras del verdadero nivel de los diarios)para notar que las noticias son las mismas de los diarios chicha, con la diferencia que no hay calatas y que las jergas se escriben entre comillas.
En cuanto a la formación de los columnistas, me parece que es más importante la seriedad con que escriben sus columnas que la seriedad con la que han obtenido sus títulos(el currículum vitae es para quien los quiera contratar no?)
No conozco a toda esa "sangre nueva" pero deploro las opiniones sin nada de matices sobre Denegri.
Para empezar, no son los museos mismo quienes proporcionan la utilidad a sus datos, no? De por sí, los datos son inútiles...
No soy un "fan" ni un defensor del señor Denegri pero, sorry, un poco menos de chatura en las opiniones a favor y en contra.
Denegri tiene una idea elitista de la cultura, cierto. No es un crítico literario, sino más bien un corrector ortográfico. Le gusta citar frases dichas por impresentables, pero que también hubieran podido decir doña lucha o don pepe. Da la impresión que lee sólo para confirmar sus exageradísimas conclusiones y no para eventualemente custionarlas. En lo literario, se interesa más por las frases de los grandes autores- por ser grandes-que por una gran escena o una gran frase dentro de alguna obra del autor, etc, etc
Pero no se puede negar que algunos de sus programas han sido memorables. Que han habido invitados de calidad y discuciones de calidad, que también se han tratado temas con inteligencia y sin prejuicios, que muchisimas de sus datos no lo sabían muchísimos peruanos y que les han sido útiles y reveladores, que la televisión peruana sería aún peor sin ese señor.

El Rancio

Rogue academic dijo...

La verdad, ni Godoy ni Sifuentes son santos de mi devoción y, además, entiendo con claridad la defensa que has emprendido por el análisis serio e informado de los productos culturales en nuestro país, especialmente la literatura. Me parece una empresa loable y necesaria. Sin embargo, pienso que fundamentar esta defensa en la preparación académica formal de los comentaristas restringe un poco la visión que uno puede hacerse de las nuevas formas de gestionar conocimiento e información. Supongo que entiendes a dónde voy…

No es cierto que te refieras explícitamente a la actitud y aptitud. Me parece que esos elementos sí están presentes de manera implícita, pero tú crítica apunta directamente a la formación educativa y a la especialización en un campo determinado.

Por ello, mi comentario iba hacia la idea de pensar que actualmente, debido a la facilidad del acceso a todo tipo de información, quizá “el intelectual” ya no sea aquel sujeto formado académicamente (en el sentido tradicional) en un campo del saber (o en varios), sino alguien capaz de generar un conocimiento a partir de la autogestión de esta información, otorgándole una intencionalidad clara y un valor significativo para algún campo del saber. En ese sentido, aquello que causa al intelectual no sería –necesariamente– el título universitario, sino su capacidad de acceso a la información, su habilidad para utilizarla de forma original, su motivación por el saber, la seriedad en la investigación y en la transmisión, etc.

Sé que tu tema con Sifuentes y Godoy tiene cola y, en verdad, me importa poco. Pero más allá de eso y de la crítica a El Comercio, lo que has planteado en tu texto, a partir de una posición que personalmente considero algo conservadora y tradicional, puede abrir un debate sobre la figura actual del intelectual, su proceso de formación, la obtención de su reconocimiento público y su papel en el espacio social.

Seguiré atento a tus textos.

Javier

Anónimo dijo...

Hagamos un ejercicio... ¿Qué intelectuales peruanos no han recibido espacio en la prensa, pero merecerían tenerlo, merecerían ser voces críticas y fundamentadas de nuestra realidad nacional en el día a día a través de los periódicos?

Yo solo podría hablar por las dos universidades que conozco: PUCP y UNMSM, pero debe de haberlos en muchas otras, como en la UNI, Cayetano, Pacífico, etc.

Análisis económico:
Análisis político:
Análisis cultural:
Historia del Perú:
Relaciones internacionales:
Crítica literaria:
Crítica de arte:
Lengua y cultura peruanas:
Divulgación científica:
Actualidad tecnológica:
...

Porque quizá no existen y estamos hablando en el aire y quizá Godoy y cía sean, sino lo mejor, al menos, entre lo que está disponible, lo más adecuado...

Hablemos, pues, de realidades concretas.

Anónimo dijo...

21.11.10
Cuatro cosas
Para terminar con el asunto Denegri

Quiero terminar con el tema Denegri, pero no sin subrayar el marco general de mi crítica. En un país donde hay un solo programa televisivo estatal dedicado, aunque sea parcialmente, al comentario de libros, es inadmisible desde el punto de vista intelectual que ese único programa suplante a la crítica literaria con la corrección gramatical. Es ofensivo para los autores, es una burla para los interesados en la literatura, es un engaño para la audiencia no iniciada.

Resulta sintomático que todas y cada una de las reacciones en defensa de Denegri hayan venido de personas ajenas al campo literario: no hay nadie en la academia o en el oficio crítico que piense en Marco Aurelio Denegri como un colega. Fuera de esas esferas, en cambio, parece no ser infrecuente que algunas personas, incluso algunas no ajenas al trabajo intelectual, compren con inverosímil ingenuidad la idea de que Denegri es un crítico.

Sobre todo considerando esto último es que me animo, no sin cierta reticencia, a escribir este último post, sólo para dejar algunas cosas claras:

1. Lo que Marco Aurelio Denegri hace en su programa de televisión no es crítica literaria. La corrección de estilo no es una de las formas de la crítica literaria; tampoco es una suerte de paso inicial de la crítica literaria; no es una subdisciplina dentro del campo de la literatura; no es una puerta de entrada al terreno de la crítica literaria. Simplemente, no es parte de ella. No lo es.

2. Lo que Marco Aurelio Denegri hace en su programa es un ejercicio reaccionario. Confundir el arte con la normativa, confundir la expresión literaria con la corrección gramatical, confundir el uso creativo del lenguaje con la imposición de la forma culta de una lengua particular, son, todas ellas, actitudes reaccionarias. No conservadoras, no tradicionalistas: simplemente reaccionarias.

3. Lo que Marco Aurelio Denegri hace en su programa no es una práctica pedagógica. Presentarse ante un público abierto, no necesariamente iniciado en la literatura, y hacerle creer que un escritor sólo vale si su uso de las normas gramaticales es adecuado a lo académicamente prescrito es proponerle una idea enteramente equivocada de la literatura y, por extensión, de todas las actividades artísticas y creativas.

4. Lo que Marco Aurelio Denegri hace en su programa es una práctica elitista y segregadora. Presentarse ante el público televisivo y hacerle creer que un escritor, para ser considerado de algún valor, debe escribir dentro de los linderos de la llamada norma culta del español es enajenar del derecho a la expresión literaria a todos aquellos cuyo uso del idioma está fuera de esa norma. En el más leve de los casos, es una arbitrariedad cuya consecuencia puede ser disuadir de la actividad literaria a quienes se reconozcan fuera de esa norma.

A diferencia de lo que hace Marco Aurelio Denegri en su programa, la crítica literaria es un ejercicio inclusivo. Mientras que el estudio de la teoría y la crítica como disciplinas académicas es altamente especializado, y su desarrollo dentro de la academia demanda el conocimiento de una taxonomía y un corpus teórico, crítico y creativo vastamente complejos, el ejercicio de la crítica dirigida hacia un público abierto debe ser una guía y una invitación, no un señalamiento de fronteras y un tirar de puertas.

Quienes crean que el programa de Denegri es inclusivo, que tiene una orientación pedagógica, que está inclinado a invitar al público hacia el campo de la literatura o a salir a explorar ese campo fuera del castillo de cristal de una élite muy limitada, deberían darle una mirada a sus declaraciones en esta entrevista. Creo que dan una pista bastante clara de lo que entiende como su labor profesional. Yo les adelanto un fragmento:

Anónimo dijo...

¿Qué piensa de los "cholos", de la tecnocumbia, de sus colores violentos?

Es una consecuencia de la limitación, de las migraciones de los últimos veinte años. No me gusta, por supuesto, pero es así. Ahora, desde que comenzaron los "reyes" de la papa y del camote. ¿Qué se va hacer, no? Yo estoy absolutamente ajeno y lejano de esas personas, pero es un hecho social

En el Perú, ¿es mejor ser popular o ser elitista?

No, yo soy elitista.

¿Es mejor?

No, yo no digo que sea mejor o peor. Lo que digo es que la cultura no puede ser popular, Dios me libre de que sea popular. La cultura supone mucho esfuerzo, es un empeño, es un conato. Como decía Mao Tse Tung: "no todos tienen el derecho de opinar", en eso sí no soy democrático.

Si descree de la democracia, ¿qué sistema de gobierno propone?

No, ya para esta especie ningún sistema, es ingobernable. Es, como decía (el fascista) Mussollini: que tal o cual sistema no es el problema. Es inútil o ¿usted cree que es el sistema el que falla? El gran escritor y poeta colombiano, Alvaro Mutis, decía que la democracia es un sueño imbécil.

No es sorprendente que las "autoridades" que sirven como fuentes para la sabiduría de Denegri sean personajes como Mao o Mussolini. Después de todo, es obvio que las ideas que Denegri recoge tienen un punto en común: el desprecio a alguna forma de igualdad. La cultura no es para todos, dice Denegri, como si tal cosa fuera razonable y racionalmente sostenible. El derecho a opinar tampoco es para todos, dice.

Yo, en cambio, sí creo que Denegri tiene derecho a opinar (aunque ciertamente no porque él sea parte de una élite intelectual; simplemente porque es un ciudadano como cualquiera). Lo que no creo es que el canal de televisión del Estado deba tirar la plata de los peruanos en asegurar la propalación de los devaneos reaccionarios de alguien que siente un desprecio raigal por el noventa y nueve por ciento de sus compatriotas. Y estoy seguro de que la naturaleza de su práctica y su discurso elitista está reñida con lo que tenemos derecho a esperar de un organismo del Estado.

Algún despistado (uno con mucha mala leche) ha preguntado por qué no pido el despido de personajes como, por ejemplo, Bedoya Ugarteche, el lamentable racista al que Aldo Mariátegui da tribuna en el diario Correo. Los lectores del blog saben que yo he criticado varias veces esa situación vergonzosa y muchas otras similares. Y si a Bedoya Ugarteche le dieran un espacio en la televisora estatal, también pediría su remoción; pero no es el caso.

El caso es que Denegri está en un lugar que no le corresponde, fraguando un saber del que carece en una tribuna cuyo funcionamiento yo y todos los peruanos tenemos derecho a fiscalizar. Así de simple. Y si alguien quiere explicarme cuál sería la virtuosa ventaja de mantener a Denegri en ese lugar, adelante.

Unknown dijo...

Estimado Gustavo,

Veo que el tema de los nuevos colaboradores de El Comercio ha causado cierto revuelo. Naturalmente, me abstengo de dar mis opiniones sobre los nuevos "jales" (como nunca comenté nada sobre los columnistas que pudieran o no gustarme en La República, el diario en el que escribí hasta la semana pasada). Escribir para el primer diario de referencia tiene sus pros y sus contras, y aunque hubo épocas distintas, El Comercio siempre ha sido el periódico hegemónico, una manifestación palpable del establishment vigente. Darme una columna, conociendo mi forma de pensar y las cosas que escribo, me parece un gesto de pluralidad que me entusiasma aprovechar, sobre todo para llegar a más lectores.

Te mando un saludo,

Juan Manuel Robles

Anónimo dijo...

Cada vez que veo TV Y leo un periódico Nacional, pienso que hay gente mas estúpida y burra que yo.

Anónimo dijo...

¿No se mueren por leer la próxima columna de Godoy?

Yo sí.

jajajajaja

JAJAJAJAJAJAJAJAJA....

(Carcajada auspiciada por Vincent Price)

Anónimo dijo...

Es hora de que haya nuevos periodicos en el Peru. Por que no hay gente que pueda dar informacion y cultura en el pais?

Jorge Ramos Cabezas. dijo...

Sr. Gustavo Faverón, ¿usted es crítico literario? ¿En dónde puedo encontrar sus artículos académicos o notas de crítica literaria? Su blog no me interesa, ya que en él no he podido hallar ninguno, sino puros textos de opinión y coyuntura, que no me interesan.

Saludos cordiales.