18.11.12

No tienes derecho a decir nada

Una vez escribí algo sobre las teorías conspirativas relacionadas con la llegada del hombre a la luna y un comentarista -no poco paranoide por lo demás- me dijo que yo no tenía derecho a escribir sobre el tema porque yo no había estado ahí cuando (no) ocurrió.

Cada vez que escribo sobre política peruana se me saca en cara que llevo la cuarta parte de mi vida viviendo fuera del Perú (parece que las otras tres décadas no me dan autoridad para nada).

Pero esa es sólo la versión ampliada de lo que ya me ocurría cuando vivía en el Perú y opinaba sobre la situación en el interior del país: ¿cómo vas a hablar si no sabes de eso, limeño? (En verdad soy chalaco).

Ahora que recuerdo: me han callado muchas veces en que opiné sobre San Marcos. ¿El argumento? Que estudié en la Católica (estigma horroroso).

Cuando escribo sobre las relaciones entre Estados Unidos y América Latina me dicen que no puedo hacerlo con objetividad porque soy un latinoamericano que vive en Estados Unidos. (¿No es eso algo que me da más conocimiento de causa? Ya no sé).

Las veces en que escribí exclusivamene sobre política americana (incluso sobre literatura americana) no faltó quien dijera que no podía hacerlo bien porque era un extranjero en Norteamérica.

Una vez comenté un libro de Harry Mulisch que yo había leído en inglés y alguien me mandó a rodar porque, claro, los libros de Mulisch originalmente están en holandés, así que yo no tenía elementos de juicio para criticar.

(Por algún motivo, eso me hace recordar al tipo que estudió literatura conmigo en la PUCP, y que orgullosamente declaraba que no leería a los griegos y los latinos hasta que no dominara el griego y el latín. Un cuarto de siglo más tarde, intuyo que la ignorancia de esas lenguas sigue cimentando su ignorancia de los clásicos).

Cuando escribo sobre educación me dicen que no debo meterme en el tema porque no he estudiado educación (a pesar de que soy profesor desde hace veintiséis años). Pero, con frecuencia, cuando escribo sobre literatura me dicen que mi opinión es "poco realista" porque me he pasado toda la vida en la academia.

En general, cuando opino sobre un tema que está fuera de mi profesión y de mis oficios, se me ordena abandonar la discusión porque no estoy preparado (así he sido invitado a presenciar en silencio discusiones sobre fotografía, sobre películas, sobre grupos de rock, sobre cocina criolla y sobre la reforma del tránsito en Lima. Ayer nomás alguien me pidió que no expresara mi reprobación de las corridas de toros porque "no tenía la capacidad de comprenderlas").

Pero cuando hablo de mi campo se me señala inmediatamente como un elitista arrogante que cree que haber pasado una vida entera estudiando el asunto le da alguna autoridad en él, y se me invita a someterme a algo así como el clamor popular y aceptar que, sobre ese asunto que llevo estudiando desde la adolescencia, "no han escrito los autores" (aunque yo mismo haya escrito sobre él; aunque haya escrito sobre él hace cinco minutos; aunque haya leído lo que otros han escrito sobre él durante miles de años).

Ayer mismo (ayer estuve premiado, parece) alguien cuestionó mis juicios sobre el conflicto palestino-israelí con una pregunta que, al parecer, mi interlocutor consideró brillante: ¿no será que tu relación con el judaísmo te hace ser poco objetivo?

El asunto es este: en toda discusión existirá una manera de poner en duda las ideas de una persona basándose en quién es esa persona. Pero la verdad o la falsedad de las cosas que esa persona diga no dependen de quién es esa persona, ni de dónde vive, ni de cuál es su origen, ni cuál es su edad, ni cuál es su lengua, ni cuán cerca o cuán lejos está del objeto sobre el cual habla, ni de si ha sido testigo o no del hecho al que se refiere. Si yo no encuentro la falsedad en las palabras, no tengo por qué buscarla en quien dice las palabras.

(Por supuesto, no estoy proponiendo que todos debamos privarnos del placer de señalar al mentiroso, al hipócrita o al que opina desde la ignorancia a pesar de tener las herramientas para salir de ella. Esas cosas siempre hay que hacerlas notar. Pero no son el argumento del que depende la verdad).

7 comentarios:

Gustavo von Bischoffshausen dijo...

Hola: Quizas el asunto tenga que ver tambien con el medio mismo, con el blog como expresion de algo que uno quiere decir. Y no menciono en nada todo el esfuerzo que se tiene que hacer para publicar algo. Saludos. Gustavo

Anónimo dijo...

Opina de lo que quieras, pero mejor si cambias el formato de este blog. El tipo de letra que has escogido hace difícil la lectura para los que empezamos a tener problemas de vista cansada y todavía no queremos pasar por el oculista.

Anónimo dijo...

Bastaba con decir que no te hicieran el ad hominem. No has debido explayarte (nada).


Anónimo dijo...

TE GUSTA COMER CACA JUDIO

Anónimo dijo...

Cuando migraste a los estados unidos, cambio tu percepcion sobre el pais norteamericano?

Desde peru, solo podias tener idea de la sociedad americana filtrada por tus lecturas de El Comercio o Marka.

Hoy vives en USA, pero aun tu opinion es filtrada por tus propios marcos izquierdistas. Una persona de derecha (o de centro) describira el pais de manera diferente.

La pregunta esta en que tan capaces son los hombres de reconocer sus propios bias sobre todo si eres parte de la academia.

Suerte.

Anónimo dijo...

De hecho te doy la razón en lo que has tratado de transmitir, Gustavo. Una persona que está bien documentada, leída o informada sobre determinado tema, tiene toda la autoridad y/o derecho para expresar su punto de vista.
En el mundo existe y existirá mucha intolerancia ante aquel que opina diferente, aunque felizmente las cosas están cambiando, ya hay debates serios y con respeto, pero en muchos otros no. Hablar de religión o del tema de tu última publicación, las corridas, algunos discreparon contigo de una manera "muy alturada".
En ese último tema no es necesario tener grandes conocimientos sobre la tauromaquia, sólo basta el sentido común y criterio, y, sobretodo, la mentalidad que debería tener toda persona de las épocas modernas, con la evolución de conciencia que ello supone. Por mi parte, yo crecí con toda la información necesaria en una sociedad (Lima) con tradición de las corridas de toros y, por lo tanto, poseo el suficiente criterio para dar mi punto de vista sobre un espectáculo mal llamado "arte". Si las personas que están a favor de continuar con esa tradición lo catalogan como un "arte", entonces, y por lo mismo, porque similitudes las hay y muchas, que le llamen "arte" a los circos romanos de la antigüedad.
Por otro lado, el hecho que yo no viva en un país musulmán, no significa que no pueda o carezca de autoridad para criticar severamente esa religión, razones me sobran, fundamentos para emitir una opinión sobre el tema no me faltan.
Y así mismo, puedo opinar sobre temas siempre y cuando esté bien documentado o informado.
Saludos.

Anónimo dijo...

En conclusión: eres un desclasado desarraigado que no puede refutar algo sencillísimo: El mundo sería un lugar mucho mejor sin los judíos