1.10.12

Los medios y la mentira del círculo vicioso, 1

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De todos los argumentos que la prensa chicha y la televisión basura usan para quitarle el cuerpo a sus responsabilidades y también a sus culpas, el más efectivo de todos es, a mi juicio, el más falso y el más falaz: el argumento del círculo vicioso.

La última semana ustedes han escuchado y leído mil variantes del argumento, que en su forma más simple dice más o menos así:

'Dado que cientos de miles de personas compran los diarios de la prensa chicha y sintonizan los programas de televisión basura, ese consumo impulsa una mayor producción de ambas cosas. La responsabilidad, entonces, no es sólo del que produce el mensaje sino de todos quienes lo consumen. Se trata, por lo tanto, de un círculo vicioso'.

Piensen en la lógica de esa afirmación. Si la responsabilidad de los medios es equivalente a la responsabilidad de los consumidores, y los medios y los consumidores simplemente se retroalimentan, impulsando el círculo, entonces, ¿quién detiene la cadena?

Obviamente, hay dos posibles respuestas: o la detienen los canales de televisión o la detienen los consumidores. El problema es que eso sólo funciona en el papel. En la realidad, no son operaciones semejantes, ni siquiera lejanamente parecidas, ni siquiera borrosamente comparables.

En el caso de "El Valor de la Verdad", por ejemplo, Baruch Ivcher puede decidir muy fácilmente cortar la cadena: sólo necesita bajar un dedo. Beto Ortiz también puede: sólo necesita mandarle un email a su jefe. La Asociación Nacional de Anunciantes también puede: sólo necesita ponerse los pantalones. Pero hay una cosa más: todos ellos tendrían que renunciar a ganar mucho dinero fácil.

¿Cuál es la operación equivalente del lado de los consumidores? La más realista de todas sería organizar una especie de boicot, una campaña para no sintonizar el programa o para no adquirir ningún producto que sea anunciado en ese programa. Pero incluso eso es poco menos que impensable: un boicot masivo es también, siempre, una gran publicidad; una consecuencia esperable sería que por cada persona que decidiera no sintonizar el programa, dos fueran atraídas por el vocerío. "Los consumidores" no son un cuerpo gigantesco con una sola cabeza.

Los medios saben eso. Por ese motivo, el argumento del círculo vicioso les encanta y les cae como anillo al dedo. Porque ese argumento compara a individuos identificables que tienen un poder de decisión inmediato, por un lado, con una masa nebulosa e indeterminable de personas sentadas en su casa sin ninguna organización y con muy, muy poco poder real, por el otro. El círculo vicioso no es tal: sus supuestos agentes no son de ninguna manera equivalentes.

Claro: si mañana descubrimos que el chocolate X es cancerígeno, digamos, es relativamente sencillo darle forma a un boicot en su contra (lo que no garantiza su éxito). Convencer a millones de personas de que la televisión basura transmite enfermedades sociales es inmensamente más difícil: muy poca gente es consciente de que consumir ideas perversas sea dañino para ellas o para otros. ¿Por qué? Entre otras cosas porque los medios mismos son uno de los intrumentos que forman la comprensión de la gente y ningún medio de comunicaciones está interesado en publicar un titular que diga "Yo soy dañino para todos ustedes".

Esta última semana, curiosamente, hubo alguien que se fingió interesado en detener el supuesto círculo vicioso. Al menos por un segundo. Al menos una versión del círculo. Fue Beto Ortiz. Dijo lo siguiente:

"Yo quiero pedirle perdón a la familia de Ruth Thalía Sayas porque desgraciadamente los periodistas están viendo este caso como simplemente un caso para hacer índices altos de sintonía".

¿Y qué fue, si no el rating, lo que llevó a Beto Ortiz a dedicarle todo el primer episodio de su programa a revelar al país entero las zonas más oscuras de la vida de una persona que apenas meses antes había alcanzado la mayoría de edad? ¿No fue la vida de Ruth Thalía Sayas, para Beto Ortiz, "simplemente un caso para hacer índices altos de sintonía"? ¿Si no fue el rating, qué fue? ¿Altruísmo, bondad, conmiseración?

(¿Y se dieron cuenta de que Ortiz "pidió disculpas" no por él sino por "los periodistas"?)

Volvamos al punto. El seudo-periodista Marco Sifuentes, como suele ocurrir, nos facilita las cosas, expresando la lógica del supuesto círculo vicioso de la manera más chata y banal posible, en su columna de La República:

"El apanado a Beto Ortiz puede ser súper cool y políticamente correcto porque no hay nada para quedar mejor que hacer mierda a los medios. Pero quizás podríamos detenernos un ratito, mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta que hace rato todos nosotros también estamos en la mierda".

O sea, existe algo que está claramente mal ("la mierda"); uno de los subproductos de eso es la muerte de una mujer. Pero pretender buscar responsables individuales y concretos del problema es inútil porque "todos nosotros estamos en la mierda". (Y, de paso, es la gente la que "hace mierda" a los medios, no al revés: ¿qué peculiar, no?).

Si alguien encuentra una similitud entre "todos nosotros también estamos en la mierda" y la famosa frase de Beto Kouri --"todos tenemos nuestro videíto"--, es porque ambas, en efecto, siguen la misma lógica: mientras más dispersa parezca la culpa, menos posible es señalar a un culpable.

No es así, pues. Ni ustedes ni yo producimos "El Valor de la Verdad". Ni ustedes ni yo invertimos nuestro dinero en anunciar en ese espacio. Ni ustedes ni yo decidimos su contenido. Ni ustedes ni yo lucramos con él. Ni ustedes ni yo sabíamos que un programa de televisión podía ser tan sucio hasta hace dos meses, cuando Frecuencia Latina y Beto Ortiz lo pusieron en pantallas (los círculos no comienzan en ninguna parte: la podredumbre televisiva, en cambio, tiene fundadores, fechas, historia). No todos estamos "en la mierda". Hacer televisión es un negocio; ver televisión no lo es.

Ser un país disfuncional y ser un pueblo bombardeado de mensajes nauseabundos no es un crimen. Contribuir a la disfuncionalidad de un país y bombardear a un pueblo de mensajes nauseabundos, eso es completamente distinto.
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11 comentarios:

Miguel dijo...

Muy interesante.
Pero cuando se busca poner en pantalla un programa basura, ¿cómo los productores concluyen que tendrá éxito? Su estudio sobre los gustos y preferencias en la misma población le garantiza ello. ¿Es también un circulo? o ¿forma parte del mismo? es decir "creo mi programa en base a lo que me pide la gente"

Sludgeman dijo...

De acuerdo con Ud. respecto a que culpar a la masa de televidentes es una salida fácil, pero no me queda clara cual sería su propuesta para romper el supuesto circulo vicioso, ¿que los canales de TV se autoregulen? ¿No sería soñar demasiado, como que las tabacaleras dejaran de vender cigarros luego de ver el daño que estos hacen?
Una salida de regulación por otro lado la veo peligrosa, donde se marca la línea entre lo que es la basura y lo que no lo es, y suponiendo que ha sido marcada, como evitamos que alguien mas venga y la corra un poco más o la use para limitar la libertad de expresión. No tengo la rpta. Solo puedo esperar, como con muchos otros problemas de este pais, que quiza el dia que seamos mejor educados los televidentes como masa, opten por algo mejor.

Jorge Cárdenas Arana dijo...

Hola, es la primera vez que comento en su blog. Solo quería hacerle una aclaración: Baruch Ivcher ya no es dueño de Frecuencia Latina.

La nota la encontrará acá:
http://diario16.pe/noticia/19453-frecuencia-latina-cambia-de-dueano

Se lo mencionaba porque usted hacía referencia a él. Saludos

Anónimo dijo...

¡Joder, Gustavo!

¡A Sifuentes lo has transformado en un monstruo! Es como pretender formar parte de la guerra de las moscas contra los mosquitos.

Anónimo dijo...

Beto Ortiz ha publicado un artículo en Perú21 titulado "El inventario de los adjetivos", en el que hace un recuento de algunos periodistas que han hablado bien o mal del programa "El valor de la verdad". Es interesante notar que los periodistas que trabajan en su mismo canal lo apoyan a él, todos ellos, por supuesto, de una moral totalmente reprochable (Mónica Delta, Aldo Mariátegui, Nicolás Lúcar). Estoy seguro que esa lista podría engrosarse con nombres como, por ejemplo, Peluchín, Carla García, "Carlín", Karen Schwarz. Es interesante que "todos" los periodistas de su canal que pueden expresarse en público, es decir, que tienen programas a disposición, se manifiesten a favor de Beto Ortiz. Linda libertad de expresión de tales periodistas. La opinión de periodistas de otros medios es más heterogénea. Pero la respuesta a quienes lo critican se basa en que tienen menos puntos de rating. Es una lógica parecida a la que suelen emplear Magaly Medina y Laura Bozzo. Eso le basta para descalificar a quienes osan criticarlo a él. En el caso de Eduardo Adrianzén, dice que como escribió el guión de "Magnolia Merino", entonces ya no tiene autoridad moral. Curiosa conclusión la de Beto Ortiz. Mejor dicho, curiosa la confusión mental de dicho, llamémosle, periodista. Lo que no se ve en ese artículo es ningún mea culpa, ninguna voluntad de cuestionarse a sí mismo, ningún espíritu de enmienda. Veo rasgos propios de un sicópata en la personalidad de Beto Ortiz. Es interesante leer su cuento "Mariscal", que obtuvo una mención en el premio de cuento que convoca la revista "Caretas" (revista de la que ahora despotrica). Claro, es una ficción. Pero sabemos que Ortiz tuvo problemas con la justicia por un caso de pedofilia. Ese cuento puede echar algunas luces. (JSF)

Anónimo dijo...

Dice Federico Salazar: “Lo que hizo mal la producción del programa fue presentar como enamorados a dos exenamorados. No investigaron o no certificaron los hechos. Esa es una deficiencia profesional frente al público no ante la víctima. No podemos hablar pues de responsabilidad penal.”

Se equivoca. La deficiencia profesional fue también ante la víctima. ¿No investigaron o no certificaron los hechos? Por favor, si hay una llamada telefónica de Bryan (“Ya no llama… lo que me ofreció”), a la que Ortiz responde con un “¿De dónde me llamas…?”

Una participante, que en este caso era una joven ignorante y necesitada de dinero, es embarcada en el programa partiendo de una mentira, se la recibe a ella y a su novio con la mentira que traían, por lo tanto no se iba a cumplir de ningún modo eso de que “La verdad siempre ilumina, aunque duela”, de entrada la estaban embarcando en un problema.

Ortiz, sobre Ruth Thalía: "Que su muerte sirva para que nadie sufra lo que ella sufrió en vida"

Definitivamente, Betito, sos un cagón y un pelotudo.


Anónimo dijo...

VEAN LA PELICULA ¨GOD BLESS AMERICA¨ Y SE DARAN CUENTA QUE ESA ES LA UNICA FORMA DE ACABAR CON LA TV BASURA

Manuel Zambrano dijo...

Faverón acierta muy bien al resaltar la pretensión de los defensores de Ortiz (Sifuentes) en el sentido que "todos tenemos nuestra parte de culpa" . Me recuerda que durante los años de la violencia, las masacres y las accciones del grupo Colina salieron muchos analistas y opinólogos con el mismo cuento : "todos somos responsables " . Un momento señores : yo no secuestré indefensos estudiantes, yo no maté gente con disparos en la nuca, yo no puse coches bomba, así que denunciemos y rechazemos este intento desvergonzado por endosarnos a todos de manera tan general responsabilidades y culpas que tienen muy puntuales e identificados protagonistas . En este caso hay que desenmascarar al Ortiz y enrrostrale siempre su calaña y su prontuario.

Anónimo dijo...

jajaja... eso de todos tenemos la culpa hasta del mal clima pues se ha vuelto un cliche justificaolotodo

Anónimo dijo...

Beto Ortiz:
- Reportero de Lúcar en la peor época del fujimorismo, y obviamente la peor época de Lúcar (bueno, si podemos distinguirla).
- Por el 2000 aprox. tiene su programa en un canal pequeño en donde entrevista a gente a quienes no entrevistaban en ningún otro medio parametrado. Trata de limpiar su imagen de Geisha. Mientras, inaugura una discoteca en Iquitos llamada "Papá Piraña", en honor a las acusaciones de ser violador de niños de la calle. Se da cuenta que puede jugar a 2 cachetes: ser ícono moral del periodismo y a la vez hacer burla y mofa de la necesidad de "entretenimiento" del peruano.
- Regresa a la televisión con relativo éxito junto con Miyshiro en un programa impasable, busca alboroto con la vedette "Bayly" y lo único que consigue es que lo boten del canal 2. Trata de enfrentar a su alter ego que representa todo lo que quiso ser en la vida y sale trasquilado.
- Consigue trabajo en canal 5 entrevistando objetivamente a políticos durante la campaña y logra algunas frases ricas para los titulares.
- Deja al 5 tirando cintura y se va al 2 donde intenta hacer lo mismo, pensando en que el entrevistador es el buscador de metidas de pata del entrevistado en lugar de prepararse bien.
- Se da cuenta nuevamente que además de ser el ícono moral del periodismo puede tirarse su juerga los sábados por la noche, buscando desenmascarar a mujeres que se prostituyeron, drogas, sexo y alcohol. Y bueno, por ahí un militar abandonado por el Estado para "equilibrar".

Sifuentes: lean su columna "Desde el Balcón" del 5 de setiembre en donde considera un romántico al hacker. Tú, yo, él, nosotros, vosotros, ellos son hackers. Confunde a un violador de la intimidad en internet con un consumidor de piratería.

Mariano Abel dijo...

Es cierto que los consumidores no son un órgano organizado. Pero la televisión difícilmente arriesga un programa televisivo. Generalmente, como dice Miguel, se hace un estudio o lo que sea, y en base a ello piensa "Ok, creo que este programa lo verá la gente". Bajo este argumento, sin embargo, se podría decir que la televisión tiene una previsión perfecta, de que siempre hará cosas que la gente querrá ver, entonces ¿por qué hay programas que fracasan? Quizás porque no hicieron bien su tarea de estudio de mercado.

Pero bueno. En lo que sí estoy de acuerdo con Faverón, es que el programete ese tiene una responsabilidad, y es el hecho de revelar información que puede dañar al concursante. El objetivo del programa sería proteger al concursante, pues si éste revela algún tipo de información (soy infiel a mi pareja), y luego la pareja le ocasiona un daño físico, el programa debe verse responsabilizado por el hecho.

Sin embargo, lo único que repruebo de Faverón es su constante apología a los consumidores. Ya sabemos que ellos no son un cuerpo organizado, pero no veo una solución donde se regule este contenido. ¿Lo va a hacer el gobierno? ¿Bajo qué parámetros? Eso lo veo muy difícil.

No se tiene que hacer un boicot. Se tiene que apagar la televisión. Pero para eso, la gente tiene que saber que lo que deja que ver es basura. ¿Cómo?

La verdad señor Faverón, y esto suena ya muy utópico, la gente tiene que aprender a darse cuenta de las cosas. Tiene que tener agallas para educarse de verdad. Al fin y al cabo, echarle la culpa a la televisión, al gobierno, es volver al pueblo pasivo. Y eso para mí es, a la larga, una excusa.