(A) “Juro por Dios que no voy a indultar a Alberto Fujimori. No es mi intención, ni la intención de la familia indultar a Alberto Fujimori, lo ratifico como lo he dicho en varias oportunidades. Critico y condeno los errores que se cometieron durante el gobierno de mi padre". (Keiko Fujimori el 18 de abril del 2011, siendo candidata presidencial).
(B) “Recibimos la denegatoria a la solicitud de indulto con mucha tristeza y una lógica indignación. No podemos concebir que el presidente tenga un trato tan inhumano en el fondo como en la forma. Alberto Fujimori saldrá en libertad. Y no en la tumba, como Ollanta Humala y su señora desean". (Keiko Fujimori el 9 de junio del 2013).
Curioso. Cuando quiere ser presidenta jura "por Dios" que no dará el indulto y además explica por qué: a causa de los "errores" del gobierno de su padre (que es como ella se refiere a los crímenes de lesa humanidad, la multitud de robos y demás delitos del ilustre líder emérito de su mafia). Pero después, cuando el presidente que sí fue elegido niega el indulto, ella se indigna y lo llama "inhumano".
¿Estaba mintiendo cuando dijo (A)? Obvio que sí. ¿Ha olvidado que alguna vez dijo (A)? No lo creo: recuerda perfectamente su mentira pero es demasiado caradura como para que eso la moleste.
Sin embargo: ¿Hubiera sido capaz de cumplir lo ofrecido en (A), dado el caso, incluso a pesar de haberlo ofrecido sin creerlo? No me cabe la menor duda de que, si le hubiera convenido y hubiera estado en su poder, Keiko Rata habría dejado que su padre se pudriera en la cárcel (pero eso es una simple hipótesis).
No olvidemos que ésta es la mujer que, cuando adolescente, se hacía la loca y fingía ser la única persona en el Perú que no se había enterado de que su papá torturaba a su mamá, la encadenaba, la electrocutaba, la llevaba a perder la razón, la mantenía encerrada a llave y candado.
¿Es (B) otra mentira? Veamos: no dudo que Keiko Rata esté triste, porque su papá es su único capital político; ella no tiene nada más. Y porque, digamos verdades, debe de ser bien rochoso tener que llevar a tus hijos todos los domingos a la cárcel a ver al abuelito pintor senil que se cree Dios y dibuja tarjetitas navideñas con mensajes abochornantes y el nivel intelectual de una piedra pómez.
Pero, ¿cómo es posible que quien dijo que, de ser elegida, garantizaba que Alberto Fujimori estaría en prisión, sin ser indultado, al menos hasta el año 2016, diga ahora que no indultarlo (en el 2013) es una muestra de inhumanidad? Ah, ésa es la respuesta más sencilla de todas: para que eso sea posible basta con que la persona que dice (A) y después dice (B) sea una hipócrita que ha sido criada en la mentira y que se ha forjado en el cinismo, el descaro, el engaño, el truco y la jugarreta desde muy chiquita.
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5 comentarios:
De acuerdo con todo, salvo con que le digas Keiko Rata a la hija de Fujimori. Con el prontuario que se maneja esa familia es innecesario adjetivar de esa forma.
maría Cecilia
Alberto Fujimori
Ollanta Humala sin duda no pasará a la historia como estadista y mucho menos por su grandeza. Si el expresidente Alberto Fujimori fallece en prisión, probablemente Ollanta Humala pasará a la historia por catapultar a Keiko Fujimori a la Presidencia de la República. Precisamente algo que la caviarada, el marqués garante y la izquierda recalcitrante quieren evitar a toda costa. Esa clase política que hizo carrera y se enriqueció por perseguir a Fujimori y por engrandecer sus responsabilidades políticas y convertirlas en delitos de lesa humanidad.
Las declaraciones del ministro Figallo no sorprenden, la caviarada sostiene que Fujimori fue sentenciado por delitos de lesa humanidad, cuando sabemos bien que eso es mentira. Sabemos bien que desde España se digitó una sentencia; están los correos para probarlo, donde se montó una estrategia previa al inicio del proceso para lograr condenarlo. ¿Es Fujimori responsable de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta? No, no lo creo. Y si él lo fuera, Belaunde tendría que ser responsable de la política de tierra arrasada implementada durante su gobierno y García de las desapariciones de campesinos, los asesinatos del Comando Rodrigo Franco y las matanzas de los penales durante el suyo.
Este proceso no ha sido más que una cortina de humo que ha servido para que el Presidente negocie con la valiente clase política y el empresariado peruano. Los primeros responsables de la debacle del Perú en los ochentas, incapaces de entender el país desde sus elegantes oficinas limeñas, incapaces de tomar decisiones, incapaces de asumir responsabilidades. Valientes a la hora de dar discursos y vanagloriarse de supuestos logros democráticos, incapaces de manejar un país, incapaces de enfrentarse a Sendero. Los segundos, esos empresarios peruanos expertos en capturar rentas y servirse del Estado, que se pasaron los noventas moviéndole la cola al "Chino" y celebrando su valentía y liderazgo. Incapaces de defender ideas, incapaces de tener una visión de país, incapaces de sentir compasión por la pobreza, incapaces de trabajar por hacer del Perú un país grande. Porque si la reducción de la pobreza se debe al crecimiento económico no es porque los empresarios hayan decidido compartir la prosperidad sino porque, como bien decía Toledo, chorrearon lo que les sobraba. Y ahora se pavonean con sus gerencias de Responsabilidad Social Empresarial, pero ponen como gerentes a gente que tampoco entiende el Perú y que de desarrollo no sabe nada. Porque, no se equivoque, en el Perú no tenemos valor por nuestras ideas ni por nuestro compromiso con principios sino por el tamaño de nuestras billeteras.
Nunca voté por Fujimori y me opuse a la re-reelección. He cuestionado muchas de las políticas implementadas durante su gobierno y a mucha gente que lo rodeó. Siempre creí que Fujimori no debía pedir el indulto y así lo hice saber. Fujimori debió emplear y agotar todo mecanismo legal para cuestionar una sentencia absolutamente irregular. Porque si moría en el intento, habría dejado una lección para el Perú de valentía y de convicción con sus ideas y principios, cualesquiera que estos fueran. Ollanta Humala le ha devuelto esa oportunidad.
María Cecilia
Alberto Fujimori
Ollanta Humala sin duda no pasará a la historia como estadista y mucho menos por su grandeza. Si el expresidente Alberto Fujimori fallece en prisión, probablemente Ollanta Humala pasará a la historia por catapultar a Keiko Fujimori a la Presidencia de la República. Precisamente algo que la caviarada, el marqués garante y la izquierda recalcitrante quieren evitar a toda costa. Esa clase política que hizo carrera y se enriqueció por perseguir a Fujimori y por engrandecer sus responsabilidades políticas y convertirlas en delitos de lesa humanidad.
Las declaraciones del ministro Figallo no sorprenden, la caviarada sostiene que Fujimori fue sentenciado por delitos de lesa humanidad, cuando sabemos bien que eso es mentira. Sabemos bien que desde España se digitó una sentencia; están los correos para probarlo, donde se montó una estrategia previa al inicio del proceso para lograr condenarlo. ¿Es Fujimori responsable de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta? No, no lo creo. Y si él lo fuera, Belaunde tendría que ser responsable de la política de tierra arrasada implementada durante su gobierno y García de las desapariciones de campesinos, los asesinatos del Comando Rodrigo Franco y las matanzas de los penales durante el suyo.
Este proceso no ha sido más que una cortina de humo que ha servido para que el Presidente negocie con la valiente clase política y el empresariado peruano. Los primeros responsables de la debacle del Perú en los ochentas, incapaces de entender el país desde sus elegantes oficinas limeñas, incapaces de tomar decisiones, incapaces de asumir responsabilidades. Valientes a la hora de dar discursos y vanagloriarse de supuestos logros democráticos, incapaces de manejar un país, incapaces de enfrentarse a Sendero. Los segundos, esos empresarios peruanos expertos en capturar rentas y servirse del Estado, que se pasaron los noventas moviéndole la cola al "Chino" y celebrando su valentía y liderazgo. Incapaces de defender ideas, incapaces de tener una visión de país, incapaces de sentir compasión por la pobreza, incapaces de trabajar por hacer del Perú un país grande. Porque si la reducción de la pobreza se debe al crecimiento económico no es porque los empresarios hayan decidido compartir la prosperidad sino porque, como bien decía Toledo, chorrearon lo que les sobraba. Y ahora se pavonean con sus gerencias de Responsabilidad Social Empresarial, pero ponen como gerentes a gente que tampoco entiende el Perú y que de desarrollo no sabe nada. Porque, no se equivoque, en el Perú no tenemos valor por nuestras ideas ni por nuestro compromiso con principios sino por el tamaño de nuestras billeteras.
Nunca voté por Fujimori y me opuse a la re-reelección. He cuestionado muchas de las políticas implementadas durante su gobierno y a mucha gente que lo rodeó. Siempre creí que Fujimori no debía pedir el indulto y así lo hice saber. Fujimori debió emplear y agotar todo mecanismo legal para cuestionar una sentencia absolutamente irregular. Porque si moría en el intento, habría dejado una lección para el Perú de valentía y de convicción con sus ideas y principios, cualesquiera que estos fueran. Ollanta Humala le ha devuelto esa oportunidad.
María Cecilia
Alberto Fujimori
Ollanta Humala sin duda no pasará a la historia como estadista y mucho menos por su grandeza. Si el expresidente Alberto Fujimori fallece en prisión, probablemente Ollanta Humala pasará a la historia por catapultar a Keiko Fujimori a la Presidencia de la República. Precisamente algo que la caviarada, el marqués garante y la izquierda recalcitrante quieren evitar a toda costa. Esa clase política que hizo carrera y se enriqueció por perseguir a Fujimori y por engrandecer sus responsabilidades políticas y convertirlas en delitos de lesa humanidad.
Las declaraciones del ministro Figallo no sorprenden, la caviarada sostiene que Fujimori fue sentenciado por delitos de lesa humanidad, cuando sabemos bien que eso es mentira. Sabemos bien que desde España se digitó una sentencia; están los correos para probarlo, donde se montó una estrategia previa al inicio del proceso para lograr condenarlo. ¿Es Fujimori responsable de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta? No, no lo creo. Y si él lo fuera, Belaunde tendría que ser responsable de la política de tierra arrasada implementada durante su gobierno y García de las desapariciones de campesinos, los asesinatos del Comando Rodrigo Franco y las matanzas de los penales durante el suyo.
Este proceso no ha sido más que una cortina de humo que ha servido para que el Presidente negocie con la valiente clase política y el empresariado peruano. Los primeros responsables de la debacle del Perú en los ochentas, incapaces de entender el país desde sus elegantes oficinas limeñas, incapaces de tomar decisiones, incapaces de asumir responsabilidades. Valientes a la hora de dar discursos y vanagloriarse de supuestos logros democráticos, incapaces de manejar un país, incapaces de enfrentarse a Sendero. Los segundos, esos empresarios peruanos expertos en capturar rentas y servirse del Estado, que se pasaron los noventas moviéndole la cola al "Chino" y celebrando su valentía y liderazgo. Incapaces de defender ideas, incapaces de tener una visión de país, incapaces de sentir compasión por la pobreza, incapaces de trabajar por hacer del Perú un país grande. Porque si la reducción de la pobreza se debe al crecimiento económico no es porque los empresarios hayan decidido compartir la prosperidad sino porque, como bien decía Toledo, chorrearon lo que les sobraba. Y ahora se pavonean con sus gerencias de Responsabilidad Social Empresarial, pero ponen como gerentes a gente que tampoco entiende el Perú y que de desarrollo no sabe nada. Porque, no se equivoque, en el Perú no tenemos valor por nuestras ideas ni por nuestro compromiso con principios sino por el tamaño de nuestras billeteras.
Nunca voté por Fujimori y me opuse a la re-reelección. He cuestionado muchas de las políticas implementadas durante su gobierno y a mucha gente que lo rodeó. Siempre creí que Fujimori no debía pedir el indulto y así lo hice saber. Fujimori debió emplear y agotar todo mecanismo legal para cuestionar una sentencia absolutamente irregular. Porque si moría en el intento, habría dejado una lección para el Perú de valentía y de convicción con sus ideas y principios, cualesquiera que estos fueran. Ollanta Humala le ha devuelto esa oportunidad.
No voy a dar una reflexión sesuda, pero de que es una hipócrita lo es, no se necesita ser muy inteligente para darse cuenta, me hizo acordar el colegio y las torturantes matemáticas, si A es = B y B=C => A=C así de simple.
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