31.5.13

Y a ti quién te consume. Segunda parte.

Por supuesto, cuando uno critica la versión de los Alfredos y dice, como digo yo, que es una tontería proponer Asu mare como ejemplo del cine que debería ser producido en el Perú, la mayor parte de las respuestas buscan comparacines con el cine americano: ¿acaso Estados Unidos no produce una cantidad alucinante de malas películas? ¿Acaso The Hangover 1, 2 y 3 no son películas tan malas como Asu mare? (En verdad, no tanto). ¿Y por qué no ando yo criticando esas películas en vez de meterme con Asu mare? Obvio, se responden ellos mismos: porque el peor enemigo de un peruano es otro peruano, porque el éxito ajeno es insoportable, porque la envidia me consume (soy un consumista de la envidia: el único tipo de consumismo que los otros consumistas desprecian), etc.

Y además, preguntan, si Asu mare no se plantea a sí misma como el non plus ultra del séptimo arte, ¿por qué vengo yo a rasgarme las vestiduras en nombre del arte y la cultura? Ah, pues, se responden: porque soy un intelectual (esa cosa horrible) o porque soy alguien que desprecia el gusto de las mayorías, o porque soy una especie de peruano postizo, incapaz de comprender al pueblo, o sea, a los peruanos de verdad.

Vamos en orden. Sí, Estados Unidos, que fue el país de Ray Charles y The Doors, hoy es el país de los Jonas Brothers y Britney Spears. Sí, Estados Unidos, que fue el país de Orson Welles y Stanley Kubrick, hoy es el país de Todd Phillips y James Cameron. En efecto, Estados Unidos, habiendo sido el país de Herman Melville y William Faulkner, hoy es el país de Stephenie Meyer y Anne Rice, y aunque una vez fue el país de Hunter S. Thompson y Truman Capote, hoy es el país de Glenn Beck y Geraldo Rivera. Y todo eso parece hablar de una horrenda depresión en la cultura americana.

Pero sucede que el país de los Jonas Brothers y Britney Spears sigue siendo el país de Jack White, Bob Dylan y Wilco; el de Todd Phillips y James Cameron es todavía el de Jim Jarmusch, David Lynch y los hermanos Coen; el país de Stephenie Meyer y Anne Rice es el mismo donde escriben Jonathan Safran Foer, Philip Roth, Paul Auster y Cormac McCarthy, y el de Glenn Beck y Geraldo Rivera es el mismo de Joe Sacco y Joan Didion (y también el de Stephen Colbert y Jon Stewart).


La cultura americana tiene una amplitud tal que hace que su mercado pueda albergar sin problemas los productos más comerciales y los más intelectuales, los más populares y los más elitistas, los más simples y los más complejos, los más amarillistas y los más serios. Ese no es el caso en el Perú. Así de simple. En el Perú, los creadores y los vendedores de souvenirs se disputan los mismos espacios; los escritores más consagrados publican en las mismas colecciones que los escribidores más atrabiliarios (a un novelista peruano, una editorial le puede decir que no publicará su libro, aunque le parece muy bueno, porque ya tiene programada la próxima novela de la esposa de Jaime Bayly y ese es un negocio más seguro), los sociólogos y los antropólogos se pelean las columnas de opinión con cómicos y profesoras de buenos modales y los pintores y escultores más innovadores tienen que ofrecer su arte en los mismos eventos que los decoradores y los fabricantes de adornos.

De hecho, los escultores más celebrados y vendidos en el Perú de hoy son, literalmente, fabricantes de adornos, los pintores más atendidos por la prensa son dibujantes de afiches infantiles, los cantantes más exitosos han hecho una carrera escribiendo jingles para comerciales y el director más visto en la historia del cine peruano es un director de spots publicitarios. ¿Qué les dice eso sobre la situación actual de nuestra producción artística y cultural?

La precariedad de las artes en el Perú es tan notoria que bastaría con que desaparecieran cuatro o cinco individuos para que desaparecieran cuatro o cinco géneros artísticos. Hay artes que son especies en vías de extinción. Si ciertas tres bailarinas se luxaran un tobillo podrían desaparecer el ballet y la danza moderna en una semana; si Juan Diego Flórez decidiera no regresar cada cierto tiempo, la ópera dejaría de existir (la mantuvo viva con respirador, por décadas, la sola voluntad de Luis Alva); si el nombre de Mario Vargas Llosa fuera borrado de nuestras memorias por obra de algún ensalmo mágico, el 99% de los peruanos no tendría cómo mencionar a ningún novelista nacional. ¿Poetas vivos? Pídanle a un chico de colegio que les recite un verso y lo más probable es que les repita una estrofa de Gianmarco Zignago.


Por eso es absurdo y peligroso cuando uno escucha a un exministro como Alfredo Ferrero declarar, con esa alegría arrasadora que trae consigo la ignorancia, que el Estado debería promover el cine nacional copiando el ejemplo de Asu mare, es decir, produciendo bodrios populacheros y malhechos a partir de focus groups y estudios de mercado, manufactrando siempre sobre seguro, dándoles a los peruanos solamente, como querían Augusto Ferrando y Pocho Rospigliosi, "lo que le gusta a la gente", como si el rol del Estado fuera crear dinero hipnotizando al pueblo con la más notoria autocomplacencia y olvidar por completo su rol educativo y magisterial.

Porque el día que el Estado decida enseñarle a todos los peruanos que la mejor película es la que más vende, el mejor libro es el que más vende, el mejor cuadro es el que más vende, y que aquellos productos artísticos que no tienen éxito comercial no sirven para nada, ese día el Estado habrá terminado de condenar a los peruanos a ser para siempre el país culturalmente menesteroso en el que cada vez más nos estamos convirtiendo: un país donde nada vale si no se puede traducir en dinero y donde todo aquel artista o intelectual que quiere hacer un trabajo digno, creativo, innovador, original, al no alcanzar una audiencia de miles o millones, es un fracasado, un iluso o un inútil. Ya leímos esas columnas en los diarios donde se decía que Vallejo y Ribeyro eran lastres, ya vimos a alcaldes inaugurar ferias de libros declarando que ellos nunca leen libros, ya tenemos incluso escritores que afirman que leer un libro completo es tedioso. ¿Qué más queremos tener antes de declararnos en alerta roja?

En un país como Estados Unidos, con una gigantesca producción cultural, cuyas artes, en la práctica, son tan poderosas que gobiernan el circuito mundial de influencias estéticas casi sin disputa desde hace casi un siglo, y donde la economía es tan voluminosa que el mercado puede subdividirse infinitamente sin riesgo de desplazar a casi nadie, hay lugar para todo. Y en el Perú debería haber lugar para todo, también, pero, lamentablemente, la verdad es que en el Perú lo mal hecho y lo empobrecedor le está quitando espacio a lo bien hecho y enriquecedor, porque nuestro mercado es demasiado estrecho y es omnívoro y no hace diferencia alguna entre arte y entretenimiento, entre éxito comercial y éxito artístico, entre pasatiempo y cultura.

Esto que digo no implica, por supuesto, que no pueda haber arte entretenido, ni éxito comercial que no vaya de la mano del éxito artístico, ni cultura que no sea divertida: implica algo mucho más importante: que sólo a través de una educación sólida el arte puede ser consumido masivamente como algo satisfactorio y apasionante (porque el arte puede ser apasionante, y la gente es mejor cuando se apasiona por algo, y que alguien venga a decirme que Asu mare lo apasiona). Pero ya sabemos, porque Alfredo Bullard nos lo ha dicho, que quienes tienen la sartén por el mango consideran que demasiada educación es dañina.

Madeinusa y la Teta asustada y Días de Santiago y Dioses generaron polémicas sobre estética y sobre ideas porque despertaron pasiones en algunos sectores del país. Asu mare genera discusiones sobre márketing y negocios. El Perú no será un país exitoso cuando todo su cine se parezca a Asu mare, como quiere el señor Ferrero; lo será cuando películas como las de Llosa y Méndez y otros brillantes cineastas nacionales sean comprendidas y disfrutadas por más y más gente. No cuando se cierre esa posibilidad con propuestas intelectualmente derrotistas como las de Alfredo Ferrero y Alfredo Bullard (porque esos son los verdaderos derrotistas: los que creen que la batalla del pensamiento está perdida y que ahora sólo vale la batalla de las billeteras, no Ribeyro ni Vallejo que libraron la primera pelea a riesgo de condenarse en la segunda): seremos mejores cuando nos dé menos miedo pensar, cuando le perdamos el temor a los libros gordos, a las películas sin payasos y a las canciones sin estribillo.

Y, dicho sea de paso, cuando eso ocurra, tendremos mil veces más oportunidades de divertirnos con cosas que ni siquiera sospechábamos que pudieran ser divertidas, y no tendríamos que esperar la segunda parte de Asu mare para ser felices, y, oh maravilla, nuestro mercado editorial, nuestro mercado artístico, nuestro mercado cinematográfico se diversificarían y crecerían, cosa que, hasta donde entiendo, no le haría ningún mal al mercado y sí le haría mucho bien a los consumidores. La ley de la oferta y la demanda, que le dicen.



23 comentarios:

Anónimo dijo...

MUY ACERTADO EL COMENTARIO DE GUSTAVO FAVERON PATRIAU , YO AGREGARIA QUE TANIA LIBERTAD CUANDO LLEGO A MEXICO QUISIERON CAMBIARLE EL ESTILO A ALGO MAS COMERCIAL Y ELLA SE REHUSO Y SIGUIO CON SU ESTILO MAS PROGRESIVO Y HOY ES RECONOCIDA POR ESTE PAIS COMO UNA GRAN ESTRELLA.

Anónimo dijo...

Creo que has descrito las cosas como son.
Saludos.

Julio Cesar dijo...

Puede parecer anecdótico pero ocurrió: cuando vi a tres representantes connotados de los yupis locales entrar a restaurantes (uno una vez en Larcomar y los otros dos juntos otra vez en el Jock Plz) lo hicieron a franquicias norteamericanas. Puede parecer ridícula la observación pero cuando uno ve sus suspiros por lo anglo (sobretodo norteamericano) comprueba que viven perdidamente enamorados del northamerican-way-of-life: esto incluye por supuesto su admiración por el mainstream musical (tipo MTV) y el cine de acción tipo "Rápidos y furiosos". No está mal que sean así pero... así como el Perú no debe convertirse en tierra arrasada por los transgénicos sería un crimen liquidar lo ínfimo que queda de "nuestra" cultura diferenciadora.

Pepe dijo...

Totalmente de acuerdo. Me niego a aceptar que La Tigresa del Oriente (el Asu Mare de la música peruana en la web) debe ser un referente para otros artistas. Si se aplicara el criterio de Alfredo Ferrero, que asimila calidad a éxito de público, habría que concluir que Laura Bozzo en los 90s era el modelo a seguir para la TV peruana.

Está bien que existan Asu Mares, Tigresas del Oriente. Pero no los aplaudamos como éxitos culturales.

Anónimo dijo...

De acuerdo, pero Madeinusa y la Teta asustada y Días de Santiago y Dioses tampoco apasionan

peruavantgarde dijo...

Creo que el Arte innovador y creativo/transgresor no está en las Instituciones, Museos, Galerías, etc
está en las Calles.. hay decenas de músicos experimentales, video artistas, poetas y pensadores en rincones ignotos del país.

Eso nunca va a salir en los medios masivos. Ya lo dijo el pelele de Bullard, ellos solo quieren plata y que nunca cambie nada. Es más si por ellos fuera, que volviésemos al establishment de la Colonia con encomiendas, andinos en las minas, esclavos, etc sería lo máximo! o no??

Viendo la actual situación de Sudamérica es fácil entender por qué fuimos el último país en alcanzar la -supuesta- Independencia y por qué fue justamente Venezuela de los primeros.

A seguir creando!! Avancemos!!!!

Wilder Gonzales Agreda.

Bruno_G dijo...

Hay una diferencia, y es que 'Asu Mare' nunca trató de ser LA PELÍCULA EXCLUSIVA exclusiva del Centro Cultural de la Católica; es sólo una película simplona, pero que tampoco pretende ser más, así de simple. Películas como 'Dioses' (la peor película peruana en mi punto de vista),'Máncora', 'Quizás mañana', y series como 'Esta Sociedad' son fatuas, pretensiosas pero sosas, predecibles, simplonas, de un nivel paupérrimo.

Anónimo dijo...

La Teta asustada y Madeinusa son malas películas. Días de Santiago no apasiona pero es una buena película.

Anónimo dijo...

Paradójicamente escribe quizá no como un apasionado de pero sí como un apasionado por Asu Mare.. y eso es bueno

Anónimo dijo...

todo de acuerdo, excepto eso de decir q la llosa es una buena directora, madeinusa es una mierda. y es cierto es algo subjetivo, PERO, recuerda q esas peliculas fueron hechas usando una logica tb media mercantilista. recordar tb q la llosa, hizo esa idiotez de lo de marca peru.

Unknown dijo...

Acabo de leer a Faverón. Siempre tran cerebral, lógico, analítico, racional y hepático. Vive de hacer rapiña de los menos inteligentes que él. Sus comparaciones son impecables y sus argumentos en contra de los que opinan sobre lo que debería ser el cine peruano los pulverizan como un misil Tomahawk (made in USA) contra un tanque ruso en el desierto de Irak. Pero, ¿a qué viene tan furibunda opinión? ¿Por qué no dice nada bueno de esa película? Supongo que su intención es poner las cosas en su sitio y que no se confundan productos artísticos con productos comerciales.

Además quiere desbaratar opiniones como las de Bullard o Ferrero que siempre son sofistas, engañosas, falaces. Pero hay una nostalgia en Faverón por el país que "debería ser" el Perú y un desprecio por el país que es. Supongo que Faverón nunca se acostumbrará a la decadencia permanente que es nuestro país. Por eso quizá habrá emigrado a los EE.UU. y se quedó allá. Creo que su visión no entiende lo que pasa acá o su soberbia y la imagen que ha construido de sí mismo no le permiten ser concesivo.

Yo hubiera preferido un análisis más completo de la película y que le conceda por lo menos algo. Yo creo que efectivamente como película es un adefesio, pero como producto cultural que refleja el momento que está viviendo el Perú, es súper interesante, pues aparte de reflejar el egocentrismo de Alcántara o de medir el éxito a partir de la ascensión social, o de hacer un desliz moralizante en contra de haber caído en las drogas o de ensalzar el éxito de conquistar a la blanquita y regresar al barrio en una camioneta del año 4x4, también es un homenaje a las madres en un país de hombres irresponsables, es un homenaje a la institución de la madre en un país machista e irrespetuoso con las mujeres, donde los hombres golpean, abusan, engañan, abandonan y hasta matan a las mujeres. Sin embargo, son las madres en el Perú las que llevan consigo a la prole, las que se rajan el alma para llevar adelante a sus hijos.

Lamentablemente el Perú es un país carcomido por sus miles de problemas, es un ex moribundo que sigue enfermo; pero que da visos de ir mejorando poco a poco, muy lentamente y con muchas falencias, pero mejorando. Es fácil hablar de talentos individuales como Juan Diego Flórez, Luis Alva, MVLL, Méndez, Llosa, Vallejo, etc.; pero Asu Mare es un trabajo de equipo, por eso quizá nadie se acuerda del nombre del director, no es una obra de autor. ¿Cada cuánto tiempo celebramos éxitos de equipos en el Perú? Eso es importante, no importa que sea una concepción publicitaria, lo importante es que se apuesta por hacer comedia, que también es necesaria. Nadie espera que sea una película de los hermanos Coen. El Perú necesita también películas como Asu Mare. No entiendo por qué la comparación entre Condorito y Kafka. Condorito es un producto popular de entretenimiento. Kafka es un autor de lo más elevado de la literatura universal, cuya lectura requiere mucha educación. ¿Por qué Kafka es mejor que Condorito? ¿Es correcto compararlos? ¿No cumple cada uno una función determinada en el campo al que corresponde? ¿O Faverón prefiere lo desgarrador y profundo a lo cómico y ligero de forma axiomática?

En el Perú la educación es nuestro más grave problema en contra del desarrollo y mientras la educación no mejore muchas cosas no mejorarán. Si me quedo en lo netamente cinematográfico o literario con Asu Mare, la hago puré en una, pero quiero ver que es producto que un país que lentamente recobra autoestima, que se vanagloria de haber superado a Crepúsculo o la Era del Hielo 4, que empieza a creer en sí mismo. ¿Acaso esa película no es tan esquemática como las comedias gringas en general?

¡Sr. Faverón, no haga tanto hígado!
José Ruiz Pignano

C Renato Rojas dijo...

Puedes tener razón en algunos aspectos, pero aquí van dos cosas:
1)Si quieres vivir y producir algo más grande luego, vende algo que se venda rápido. No vas a vender un libro en un lugar donde nadie le gusta leer, pueden comprártelo una o dos personas por curiosidad.
2) No es que EEUU sea un ejemplo a seguir en cine, a la gente le gusta la calidad de imagen que tienen y los efectos. A pesar de ese impacto visual, ellos han estudiado "la formula mágica" para hacer películas de gusto global, ellos tienen en mente dos cosas mostrar EEUU como país superior y hacer películas plurales para que el mundo las vea y las entiendan.

El cine es para divertirse y pasar un rato bonito luego de un día de estrés, el otro cine es para los que quieren gozar de un arte y luego criticarlo entre amigos que gusten de eso. Los dos cines.

Jose Maurtua dijo...

Coincido integramente con Faveron. Muy bien dicho.

Julio Cesar dijo...

Observo que mucha gente le tiene "rabia" a Dioses pero alaban sin control a Asu. El mérito de Dioses es haberse apartado de las visiones de la marginalidad en la sociedad peruana, que tanto gustan a la mayoría de cineastas peruanos. Además fue hasta cierto punto audaz al plantear "situaciones raras" entre hermanos. Tengo bien en claro que los sectores muy altos se parecen mucho a los sectores muy bajos de la sociedad, en cambio la clase media es la "más centrada", sin dejar de tener taras por supuesto.

Anónimo dijo...

"¿Qué más queremos tener antes de declararnos en alerta roja?"

Asu Mare 2

Asu Mare 3

Chessu

Chessu 2

Chessu 3

La Teta Asssu Maaare

Joseph Dager dijo...

Excelente Gustavo

Anónimo dijo...

Parece que muchas personas no entienden lo que leen, o leen lo que quieren leer.
El objetivo del post, clarísimo, es una advertencia respecto a los extremos a los que nos puede llevar el hacer del consumismo un oráculo, o peor aún, una suerte de barómetro para medir CUALQUIER COSA en nuestra sociedad, y asignarle a las cosas el valor de "bueno" o "malo" según sea más o menos consumido. En suma, el chiste ese según el cual, la caca es buena por que todas las moscas no pueden equivocarse.
Es obvio que a nadie le gusta reconocer un error, y eso parece ocurrir con muchos lectores. Mea culpa, alguna vez también he pensado que "si le gusta a la gente" (y lo consume), entonces està bien.
Pero nos desviamos del punto principal, y nos vamos a lo anecdòtico, como siempre pasa en el Perú. Un buen post, como este, que busca cuestionar nuestro consumismo, acaba siendo entendido como una conversación en torno a si una película es buena o no. Nos quedamos en "Asu mare", mientras Bullard y Ferrero deben estar maquinando otro artículo de esos en los cuales quieren dejar bien claro que la población peruana no debe ser "demasiado" educada, o sugerir a los artistas que dirijan sus esfuerzos creativos hacia los objetivos trazados por las agencias publicitarias y sus "focus groups".
Por supuesto, el ciudadano puede elegir esta opción de sociedad. Para eso es libre, y con seguridad, ninguna crìtica podrà desviarlo de su objetivo. Pero al menos, que lo haga con cierta perspectiva, esto es, sabiendo qué es lo que hace y por qué lo hace. Nunca será agradable saberlo. Pero tiene derecho a que alguien le prevenga respecto a las consecuencias de sus actos.

Manuel dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo. En el Perú de hoy en día, no solo padecemos de una falta de cultura, o de una falta de aprecio a la cultura, padecemos de un ODIO a la cultura. Pareciera que la gente está dispuesta a odiar toda expresión cultural que no trate sobre la nueva salsa huancaína de Gastón. No solo es que las amplias mayorías de peruanos desprecian la cultura, sino también que hay gente de situación economica privilegiada (que les ha permitido tener una educación cara si no buena) que se da el trabajo de argumentar contra cualquier opinión que no se alinee a la lógica del mercado.

Anónimo dijo...

Bienvenido a PERÚ donde solo importa el fútbol y ya!

Saludos.

Marco Monge dijo...

Muy interesantes las opiniones que planteas, particularmente me gusto "asu mare!" pero si note algunas cosas como el hecho de que si se veía previamente la entrevista de Bayly a Carlos Alcantara prácticamente te sabias toda la pelicula. Con tu critica recién caí en la cuenta de muchas cosas que no hubiera notado, probablemente por no ser un entendido en el tema. Pero lo que me parece importante es que en esencia tu no criticas Asu mare! sino que es una herramienta para reflexionar sobre aspectos mas trascendentes como el arte, la cultura y el gusto popular. Lamentablemente tus opositores usan o usaran específicamente "la critica a la película" (por ser "producto peruano")como su caballito de batalla para desautorizarte, pero es evidente que ese no es el tema de fondo.

Outter Mind dijo...

El fondo de la crítica a la película está bien, a mi parecer, la forma, mala. Lo demás es una odiosidad directa contra la critica hecha por Ferrero, que se usa como combustible para alargar la columna de manera apasionada, donde hay mas sentimiento en vez de pensamiento.

De acuerdo, la película es muy mala, sin embargo imagino que entretuvo a más de alguien, lo que no tiene nada que ver con la cultura. Pero de ahí a darle duro a otro tipo porque la encontró buena, no me parece, en especial cuando se dice que prácticamente está el Perú perdido o punto de perderse.

Hay que ubicarse en el contexto de las cosas.

Finalmente, mejor se hubiera titulado la columna: "Te detesto Ferrero. Segunda parte."

Flavio dijo...

Finalmente, mejor se hubiera titulado la columna: "Te detesto Ferrero. Segunda parte."

Eso sólo si la capacidad de comprensión lectora y síntesis de uno no le permite captar el tema de fondo.

Pero hay una nostalgia en Faverón por el país que "debería ser" el Perú y un desprecio por el país que es. Supongo que Faverón nunca se acostumbrará a la decadencia permanente que es nuestro país.

¡¿Y por qué tendríamos que acostumbrarnos a esa decadencia?!

B dijo...

La fama y el éxito comercial debería ser un subproducto del arte que producen los artistas, no la finalidad de su trabajo. Uno no va a un restaurante pensando en el cague que se va a meter después de comer.