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Desde las dos pistas laterales de ese circo de muchos anillos que es la política peruana, recibo esta semana dos descalificaciones divertidas. Por un lado, el huevonazi por antonomasia, Aldo Mariátegui, me llama "bloguero rojito"; por otro lado, quien alguna vez fuera Silvio Rendón me llama "derechista macartista".
Lo divertido no es la contradicción entre uno y otro (con gente como Rendón y Mariátegui no hacen falta dos elementos para que haya contradicción). Lo divertido es que sin duda Mariátegui también considera a Rendón un "bloguero rojito" y quien alguna vez fuera Silvio Rendón, si aun es capaz de considerar cosa alguna, ha de considerar que Mariátegui es un "derechista macartista". Más curioso aun: en ese caso ambos están en lo cierto. Lo que confirma el viejo axioma: hasta un reloj malogrado dice la verdad dos veces al día.
¿Por qué Rendón puede decir con absoluta certeza que soy un "derechista macartista" y Mariátegui puede decir con similar seguridad que soy un "bloguero rojito"? La respuesta es simétrica. Mariátegui está desde hace años en campaña para describir como "rojo" a cualquiera que no sea un macartista (el macartismo consiste en describir como "rojo" a todo oponente); Rendón, aunque con mucho menos éxito y sin duda mucho menos público, está en campaña desde hace mucho para llamar ultraderechista a cualquiera que no sea un rojo termocéfalo sin fisuras, sin dudas y sin matices.
Una ironía: Rendón suele citar, cuando le conviene, las columnas de Mariátegui (tanto las que firma Mariátegui como las que escribe anónimamente, como si la brutalidad no dejase huellas digitales por todas partes); Mariátegui, por su lado, hace eco a los posts de Rendón, igualmente, cuando le resulta conveniente.
Por ejemplo, ambos, el macartista y el rojito, se vuelven imágenes especulares uno del otro cuando el tema es la Comisión de la Verdad. Los dos detestan a la CVR, cada uno por un motivo contrario: Mariátegui porque el Informe final de la CVR denunció los crímenes del Estado y pidió que se procesara a los delincuentes oficialistas de la guerra sucia. Rendón porque el Informe final de la CVR señaló a Sendero Luminoso como el responsable crucial del conflicto, el mayor asesino, el detonante de la guerra.
Ambos detestan el cálculo del número de víctimas que la CVR efectuó, porque ambos, Rendón y Mariátegui, querrían ver cifras más pequeñas, acusaciones parciales, inclinaciones hacia un lado u otro, no una evaluación serena que abarcara todo el asunto.
Para Mariátegui, cualquiera que recuerde que el gobierno de Fernando Belaunde fue responsable del mayor número de crímenes contra la humanidad cometidos por el Estado es un "rojito"; cualquiera que subraye que los gobiernos de Alan García y Alberto Fujimori fueron genocidas es un "rojito"; cualquiera que observe que los militares responsables de esos crímenes deberían ser juzgados y que el Estado le debe una reparación a sus víctimas es un "rojito".
Para Rendón, cualquiera que denuncie el rebrote del senderismo es un "macartista"; cualquiera que acuse a las nuevas organizaciones de fachada de Sendero Luminoso es un "macartista"; cualquiera que esté pendiente de los lobos con piel de cordero que tratan de infiltrarse en la política peruana sin haber renunciado a sus ideas criminales es un "macartista".
Yo tengo la feliz desgracia de caer en ambos grupos. No estoy solo, ni mucho menos. Hay miles de peruanos infinitamente más influyentes que yo que están activamente opuestos a la desmemoria que proponen tanto Mariátegui, desde la derecha, como Rendón, desde la izquierda (aunque está claro el desbalance: Mariátegui es probablemente el más visible de los verdaderos macartistas peruanos; Rendón es un personaje más oscuro, secundario, cuyo perfil cae más en el mundo fantástico de los tejedores de teorías conspirativas que en el mundo de la política pública).
Un artículo de Steve Levitsky, publicado hoy, se acerca a darnos una clave más. Levitsky se refiere al término "caviar", cuyo máximo impulsor en el Perú es el mismo Mariátegui. En un inicio, dice Levitsky, "caviar" servía para designar a todo aquel peruano que, sin ser una víctima de la inequidad social y económica de nuestra sociedad, abogara por su solución, por la funcionalidad de los mecanismos de inclusión, por la movilidad social, etc., y originalmente todo eso estaba asociado a la izquierda.
Pero, dice Levitsky, el espectro de lo "caviar" se ha ampliado para incluir ahora a cualquiera que crea fundamentalmente en la funcionalidad de la democracia, el estado de derecho, la universalidad de los derechos humanos y el sistema de valores democráticos que subyace a todo ello. Con razones, Ana Trelles pregunta en Twitter: ¿acaso solo los "caviares" creen en todas esas cosas?
La respuesta obvia es que no: hay gente en la izquierda tradicional y también gente de centro y de derecha que cree en todo ello. Lourdes Flores, por ejemplo, acaba de señalar que la lucha por destruir el prestigio y desacreditar los resultados de las investigaciones de la CVR no es una lucha moral sino una escaramuza política, no basada en principios sino en puro oportunismo.
Pero Levitsky no está fuera de foco: la tendencia del término "caviar", no como bandera autoasumida sino como etiqueta negativa, a futuro, es el proyecto de desacreditar a todo el sistema democrático y a todos los defensores del sistema democrático, englobándolos en una misma categoría, pintándolos de rojo: la meta es que en algún momento defender la democracia sea, en sí mismo, una actitud sospechosa. Es el sueño dorado del macartismo.
Y su contraparte izquierdista es la de quienes siguen discursos como el de Rendón: llamar ultraderechista a cualquiera que, en su defensa de los valores de la democracia, incluya una posición firme de rechazo al senderismo, al radicalismo violentista, a la estrategia de suplantaciones que Sendero Luminoso intenta llevar adelante a través de caballitos de Troya como el Movadef.
El Perú merece una izquierda democrática y una derecha democrática. Yo que tantas veces he criticado la facilidad con que la izquierda cae en el juego de sus payasos más estrafalarios, alineándose tras personajes absurdos como Chávez, Morales, Correa o Castro, aplaudo el hecho de que en los últimos años el sentido común democrático en el Perú se esté manteniendo vivo sobre todo desde la izquierda, aunque no sea la izquierda partidaria, sino la izquierda de los organismos de derechos humanos, las asociaciones civiles, los movimientos feministas, etc.
Pero hace falta también que la gente de derecha y de centro, los conservadores y sobre todo quienes se sienten liberales, reclamen su derecho a tener esas posiciones ideológicas sin la obligación de aplaudir a los equivalentes payasos estrafalarios de la derecha: Fujimori, PPK y sus Mariáteguis de turno, los que secuestran el nombre del liberalismo para legitimar todo atentado antidemocrático, toda prepotencia de los poderosos, los que creen que cualquier reclamo que venga de provincias es retardatario, los que minimizan el racismo o lo promueven, los que, como el cardenal Cipriani, son incapaces de conmoverse ante la muerte de los débiles y el sufrimiento de los marginados y mientras tanto planean a escondidas, o escondiéndose a la luz del día, la toma fraudulenta de instituciones democráticas como la Universidad Católica.
Es inconcebible que la reinvindicación de los derechos humanos, por ejemplo, sea una línea fronteriza para separar izquierda de derecha. ¿En qué maldito momento la gente de derecha empezó a creer que los derechos humanos son una causa extrema, radical, subversiva, peligrosa, y que ellos no pueden enarbolarla sin renunciar a sus ideales políticos? Sin duda alguna los líderes más ilustres de la derecha peruana, como Luis Bedoya Reyes o Mario Vargas Llosa, no han creído nunca eso, y allí siguen, sin rebajarse al nivel de los derechistas cavernarios que ahora parecen representar todo ese lado del espectro político.
Hace unas semanas el artista plástico Máximo Laura dijo en una entrevista que la violencia de Sendero Luminoso estaba históricamente justificada porque era un movimiento transformador y las transformaciones implican muertes. Hace un par de días, Cipriani dijo que la muerte de una niña en la selva hace poco era lamentable pero que, en fin, así son las guerras, que no se puede pelear una guerra "con guante blanco". Pues bien, si la gente de derecha quiere diferenciarse del senderismo, debería empezar por diferenciarse de la lógica, el lenguaje y la moral del senderismo. La izquierda ya denunció a Cipriani y compañía innumerables veces. Es tiempo de que los demás lo hagan también.
No hay que olvidar una cosa: cuando Sendero Luminoso dividió discursivamente al Perú en dos esferas inconmensurables e irreconciliables y el Estado decidió responder dentro de la misma lógica, ocurrió lo inevitable: en un mundo artificialmente dividido en dos pero que en verdad tenía muchos más matices y compartimientos, todos los que habitaban en esos otros espacios se convirtieron en víctimas: "cualquiera que no es idéntico a mí es mi enemigo". Si les hiciéramos caso a los chiflados y aceptáramos dividir el país en "rojitos" y "macartistas", estaríamos otra vez violentando la realidad. La única manera de evitarlo es reafirmar que se puede ser de izquierda o de derecha o de centro, liberal o progresista, socialdemócrata o pragmático, sin hacerles caso a los payasos de las pistas laterales.
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20 comentarios:
Coincido totalmente con lo que escribes.
Aldo Mareategui hace ya tiempo escriba que "el Perú no es viable" y en esos años amargamente pensaba igual. Después de ver como siguen las cosas. Creo que fue lo único atinado que dijo.
Tengo 57 años, Plata UNI y buen IQ para mis criticos
"Es inconcebible que la reinvindicación de los derechos humanos, por ejemplo, sea una línea fronteriza para separar izquierda de derecha. ¿En qué maldito momento la gente de derecha empezó a creer que los derechos humanos son una causa extrema, radical, subversiva, peligrosa, y que ellos no pueden enarbolarla sin renunciar a sus ideales políticos?"
Ese párrafo debería ser ampliamente difundido.
Bueno, al Sr. Rendón no lo he visto proponer políticas comunistas o socialistas a la Perú de los 70's, y sí le he visto una crítica académicamente sólida de la estadística de la extrapolación de la CVR.
Supongo que al menos debería intentar ilustrarnos porqué cree que la crítica de Rendón se deba a gustos (dice que "detesta" el cálculo de la CVR). Pensar que la estadística como ciencia se debe a los gustos de Rendón, paradójicamente, sí suena como una teoria de la conspiración.
Podría coincidir con todo lo que dice este artículo, si no fuese porque en un momento cae en el mismo tipo de descalificación fácil a la que nos tiene acostumbrados Aldo Mariátegui. Como bien señala un comentario anterior, la crítica de Silvio Rendón a las cifras de la CVR no son una cuestión de "gusto", sino parte del debate académico que debió seguir a la publicación del informe. Cualquier entendido en estadística va a tomar con mayor seriedad los argumentos de Rendón para cuestionar unas cifras que no han sido explicadas de manera suficiente o convincente.
Sobre los cálculos de Rendón, siempre defendidos desde el anonimato, recordemos dos cosas: primero, que han sido refutados por gente de la CVR y otros varisa veces; segundo, que Rendón, como buen cultor de las teorías conspirativas, no se contenta con hablar de cifras erradas, sino que acusa a la gente de la CVR de haber torcido las cifras al propósito, de hacerlo por cuestiones ideológicas y de medrar en su vida profesional a través de contactos dudosos con financiamiento americano. Todo lo cual, por supuesto, es fruto de su desquiciada imaginación. (Dicho sea de paso: Rendón sí es un empleado asalariado del estado de New York, lo que añade a su falsedad un gracioso barniz de hipocresía).
Mariátegui, además de payaso es un gran hipócrita. Nunca se ha visto un periodista más adulón con el poder y sobre todos con sus patrones. El otro día en uno de sus editoriales lanzó la siguiente estupidez:
"Leo ayer en El Comercio abriendo portada los casos de compensaciones que el Estado se ha comprometido -por presión caviar- a pagar a las víctimas del terrorismo. Me pregunto por qué el resto de contribuyentes tenemos que darles obligatoriamente dinero a un señor al que Sendero mató a su padre o a una mujer al que abatió a su esposo o a una chica que perdió una pierna en Tarata... No es poco dinero: 10 mil soles para 70 mil personas. Respeto su dolor y lamento sus casos, pero es Sendero quien las debe indemnizar, no el resto de contribuyentes. Lo siento, pero no le veo la lógica a estos pagos y a esa costumbre de nuestra izquierda de repartir dinero ajeno por razones "políticamente correctas"
"Llegan a Lima"- CORREO 4 de Set 2012
Me pregunto por qué no ha escrito nunca acerca de la compensación de US$ 15 millones de dólares que el estado peruano le pagó a su actual empleador Baruch Ivcher. ¿Será que esta no fue fruto de una presión caviar? ¿O será que no se atreve a morder la mano que le da de comer?
Una cosa es ser financiado por el Estado de Nueva York y otra muy distinta serlo por el Departamento de Estado.
Perdón, un ratito, ¿qué es ser Silvio Rendon?
Este post pudo titularse: "Entre los huevonazis de las cavernas cloacinas y los conspiranoicos rojimios filocastristas: oxígeno"
Lo que se le critica a las ONGs pro derechos humanos es que trabajen más para sí mismas que para las víctimas, que sean un saludo a la bandera con resultados, sígo hablando desde el punto de vista de sus críticos, contraproducentes, como los beneficios que obtienen los victimarios (terroristas).
oh no importa cuan equidistante se muestre la ley del embudo siempre aflorara
¿Rendonazo o Rendonazi?
Más respeto: Sr. Rendonazazazo
Por fin una voz equilibrada en medio de tanta intolerancia. Hemos caído desde hace algún tiempo -no sé si por culpa de tipos como Mariátegui o en general de un prensa que parece no estar a altura de lo que exige el Perú como problema complejo con tantísimas aristas- en el facilismo de etiquetarnos: rojitos o 'caviares' y ultraderechistas o fachistas. Como si esa fuera la mejor manera para encontrar juntos una solución. Me quedo con una frase tuya, tan brillante como alarmante: "Es inconcebible que la reinvindicación de los derechos humanos, por ejemplo, sea una línea fronteriza para separar izquierda de derecha". Veo demasiada bulla por asuntos triviales en el twitter tan solo por determinar quién califica mejor al del otro bando. Incluso hace poco un amigo me decía, y debo confesar que discutimos no sin poco sudor por ello, que los que creemos en el respeto de los DDHH, el estado de Derecho, la funcionalidad de la democracia y el sistema de valores democráticos debemos empezar a aceptarnos como 'caviares' como parte de un estrategia para combatir a los del otro bando. Así como lo lees. Particularmente no creo que buscar un país más dialogante e igualitario empiece por ponernos cartelitos en el pecho para emprender una guerra dialética que, yo creo, no nos llevará a nada si está planteada de este modo tan absurdo.
Felicitaciones por el artículo, Gustavo. Es una linternazo en medio de este oscurantismo que, te soy sincero, muchas veces entristece y deprime.
Gustavo, tal vez sería oportuno señalar cómo Mariátegui, a través de CORREO, desinforma deliberadamente y al hacerlo, calumnia sistemáticamente a todos sus enemigos (los caviares). Hoy 18 de setiembre, en su portada, CORREO arremete contra el Consejo único de Reparaciones de la CVR, manipulando una información que es de dominio público. Insinúan que esta entidad habría tratado de beneficiar a terroristas como Osmán Morote y otros, tramitándoles una reparación. Y a continuación exigen la renuncia de Sofía Macher. Al leer el desarrollo de la noticia en el interior, recién ahí, nos dicen que esas solicitudes fueron rechazadas, pero que, igual, es un escándalo que hayan sido admitidas. El Consejo Unico de Reparaciones tiene unos procedimientos para el registro de víctimas. Este proceso se inicia cuando el interesado solicita la inscripcion de una persona, como lo dice textualmente en su página web:
"Esta etapa comprende la verificación del correcto llenado de las fichas y de la formación del expediente, así como la verificación de la correcta individualización de la víctima. Comprende también la evaluación de exclusión, el recojo de información o documentación complementaria, el análisis de toda la información y finalmente, la calificación. "
http://www.ruv.gob.pe/ruv_procedimientos.html
Por lo tanto si los expedientes de Morote y compañía fueron rechazados, ¿cuál es la razón para exigir la renuncia de Sofía Macher? ¿Por haber aceptado la solicitud? Si Vladimiro Montesinos hubiera presentado una, también se la tendrían que haber aceptado porque así lo establece el procedimiento. Aceptar una solicitud no significa aprobarla.
Este es el tipo de noticia que hace portada en CORREO a diario y que contribuye a fortalecer la idea de que los defensores de los DDHH son todos en el fondo unos terrucos. Por supuesto que las aclaraciones de los afectados nunca consiguen una nota rectificatoria.
¿Y cómo debemos entender que la encuesta de Apoyo pone al Huevonazi de Mariátegui como el periodista más influyente de la prensa escrita?
Asumo que como esa encuesta es aplicada a: "Funcionarios públicos, autoridades elegidas, políticos, intelectuales, profesores, empresarios, tecnócratas y personalidades de los diferentes medios de comunicación y de las ONG's", según la ficha técnica, entonces Aldo M vendría a representar la voz concreta del insconciente de estos sectores. Dios mío, qué país estamos tolerando!!!
Víctor P.
Ah,.. ya, tu representas la tercera vía: el grupo neutro en la guerra que libraron los resentidos de sendero contra el estado peruano; el grupo neutro para quien hombre, mujer o marica, es lo mismo; el grupo neutro que siempre flota entre ambas miasmas.
El mundo al revés: Defender derechos humanos básicos, buscar la igualdad de condiciones, sacrificar caprichos mercantilistas por ideales de una sociedad más coherente, ejercer un disentimiento, todo eso es ser caviar (cuando una palabra comienza a significar todo, comienza a significar nada), rojo, extremista.
Creo que en la política peruana, el sensato es imbécil, el hablador, pendejo, el eficaz, igualmente pendejo, a lo Zavalita; y en estos dos calificativos nos quedamos, toda la fauna podría entrar ahí. La ausencia de ideas es ingente y este es el verdadero problema político, puesto que antes de discutir las metodologías y las vicisitudes, debe comenzarse por las ideas, e intentar llegar a las más puras e irreductibles, porque éstas serán nuestras más satisfactorias revelaciones.
La incidencia en el error revela una enorme ausencia de ideas.
No creo que la política peruana sea infantil, más bien bruta. Incomprensible y a la vez bastante comprensible. Detrás de cada aserción facultativa hay una entera confusión de ideologías, ambiciones, subjetividades, algo de datos objetivos e imprecisiones convenientes, una mezcla psicológicamente informe. Se mezcla editorial con información y contrariamente a toda esa complejidad dispersa, todo se reduce simplismos políticamente cromáticos. Como fichas de colores te tratan. ¿Sí o no Gustavo?
Con saudades desde el Brasil.
Otro loco por Bolaño.
Rendon se la pasaba acusando a Manrique de guardarse las entrevistas a Guzman. Ya luego salio a la luz que fueron multiples entrevistadores y que Abimael seguia siendo un disco rayado. Rendon pidio disculpas por sus herradas especulaciones y acusaciones? Nada, se siguio autograbando sus videitos y paso piola.
Acuso a la CVR de preanunciar los resultados antes del trabajo estadistico. Rendon los imito a su manera, anunciando por años que estaban erradas antes de presentar sus propias cifras, que ya nadie hace caso.
Despues de disparar tantas especulaciones infundadas y caricaturizando personas, el gran combo se ha convertido en un simple blog de humor politico, la verdad.
Es eso lo mejor que puede dar la izquierda?
En las recientes disquisiciones sobre caviarología que invaden las páginas de opinología peruviana, la expresión "derechos humanos" acaba por ser un eufemismo o una máscara. La cosa es más simple, Gustavo. Un caviar es alguien que no cree que el Estado deba, o pueda, chifarse a la gente con impunidad. Aceptar que el Estado puede y debe matar selectivamente en defensa de sus intereses es, por otro lado, algo que parecen haber admitido (por poner dos ejemplos que se me vienen a la cabeza) Barack Obama y Tomás de Aquino. Saludos, E
En las recientes disquisiciones sobre caviarología que invaden las páginas de opinología peruviana, la expresión "derechos humanos" acaba por ser un eufemismo o una máscara. La cosa es más simple, Gustavo. Un caviar es alguien que no cree que el Estado deba, o pueda, chifarse a la gente con impunidad. Aceptar que el Estado puede y debe matar selectivamente en defensa de sus intereses es, por otro lado, algo que parecen haber admitido (por poner dos ejemplos que se me vienen a la cabeza) Barack Obama y Tomás de Aquino. Saludos, E
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