27.8.13

Lavanderías Beto Ortiz: ahora le toca al Negro Mama

Beto Ortiz, defensor de todos los que se malean en la tele, no se puede esperar al fin de semana para continuar con su chamba y sale a defender a los autores de esa caricatura racista y bochornosa que es el "Negro Mama".

Como a Ortiz le conviene que todos los horrores de la tele queden siempre impunes y necesita propiciar la idea de que la libertad de los matones televisivos es más importante que el derecho a la igualdad, salta hasta el techo ahora que el Estado le ha puesto una multa a Frecuencia Latina (o sea a sus empleadores) por no haber obedecido fallos anteriores sobre la naturaleza racista e insultante del sketch de Jorge Benavides (especialista en el "arte" del racismo televisado).

En un post de Facebook, Ortiz formula dos preguntas que el pobre seguro cree agudísimas e incontestables. Yo quiero respoderlas. Su primera pregunta dice:

"¿Puede el humor ser objeto de "rectificación"? El humor es mofa, pachotada, burla, irreverencia. Te da risa o no te da risa. Te picas o no te picas. Y ya está. Y en Lima, con mucha mayor razón. Los limeños nunca nos reímos contigo, nos reímos de ti. Y de tu mamá, también".

Sí, el humor puede ser objeto de rectificación. No se rectifican las cosas por serias o poco serias, ni por chistosas o no chistosas, sino por falsas o injuriosas. Y hay ciertos tipos de falsedad que son peores que otros. Por ejemplo, la falsedad de los estereotipos racistas.

Cualquiera que haya leído aunque sea un manualito de historia de la Segunda Guerra Mundial sabe que el Holocausto fue precedido por quince años de humor nazi, por millares de caricaturas y deformaciones de la imagen de los judíos, que promovieron en el imaginario alemán la idea de que los judíos eran seres inferiores, sucios, complotantes.

Por supuesto, no era la primera ola de humor antisemita: se construía sobre prejuicios ya existentes. Exactamente igual que en el Perú existen siglos de humor contra los ciudadanos afroamericanos, desde antes de que fueran ciudadanos, desde los años de la esclavitud hasta hoy, y siglos de humor contra los ciudadanos de etnias indígenas, desde la colonia, pero especialmente exacerbados en el periodo republicano, porque al Perú le gusta avanzar hacia atrás.

¿Está mal perseguir el racismo? Hasta Ortiz dirá que no, que está perfectamente bien. Excepto, claro, cuando el racismo le hace gracia, cuando le parece chistoso. Cualquiera con dos dedos de frente tendrá que ver que ese argumento es estúpido. ¿Alguna vez han pensado por qué es estúpido?

Porque el humor sólo es humor cuando es propuesto y entendido como tal. El humor racista sólo es gracioso cuando se propone y se interpreta dentro de un mismo circuito, a partir de unas mimas ideas y creencias. Si el racismo me parece execrable, el humor racista también me parece execrable y, además, no me hace gracia, y cuando deja de hacer gracia, deja de ser humor.

El "Negro Mama" no es aceptable porque es humor. De hecho, la cosa va en la otra dirección: yo sólo lo puedo entender como humor si el racismo me parece aceptable.

El Estado tiene el compromiso legal, constitucional, de luchar contra el racismo. Eso quiere decir que no sólo debe luchar contra expresiones culturales aberrantes, como el sketch de Jorge Benavides, sino que además tiene que luchar contra las condiciones culturales y sociales que lo propician, que lo dejan vivir en la sociedad y lo justifican banalmente con la torpe defensa de que es simplemente humor y que el humor tiene licencia para violar la ley. El humor no tiene licencia para violar la ley.

"Los limeños nunca nos reímos contigo; nos reímos de ti", dice Ortiz. A eso hay que respoderle -porque parece que los siglos no le enseñan nada a Ortiz- que el Perú no es Lima y que la idiosincrasia del centralismo limeño, su aire de centro del mundo, no tiene por qué imponerse sobre nadie, mucho menos sobre la ley.

En efecto, los limeños no se ríen con los demás; se ríen de los demás. Se ríen, por ejemplo, de los provincianos. Se ríen de los indígenas, de los cholos, de los migrantes, de los zambos, de los mulatos, de los negros. ¿Y? Gran parte de ese humor no es otra cosa que una expresión de su racismo y de su voluntad discriminatoria y segregacionista.

¿O se supone que, porque a los limeños les parece chistoso burlarse de los demás (y burlarse también de los limeños a los que ven como distintos, o de los que tratan de diferenciarse, muchas veces para aplacar complejos), entonces está bien que lo hagan y no hay nada que criticarles?

¿O sea que el derecho a la risa de los limeños es un valor que hay que defender por encima del derecho que tienen los burlados a su dignidad, a no ser colectivamente caricaturizados y reducidos a estereotipos degradantes?

El humor racista es una señal de atraso, un lastre absolutamente vejatorio, una seña de ignorancia, de falta de imaginación, de primitivismo intelectual, y es parte del sistema ideológico que hace que el racismo se mantenga vivo y siga operando libremente. No existe ninguna diferencia entre combatir el humor racista y combatir el racismo.

La segunda pregunta de Ortiz es ésta:

"Con este precedente de un Estado paternalista que decide de qué debemos reírnos y de qué no quiero convocar a todos aquellos que alguna vez se hayan sentido aludidos por algún sketch cómico para comenzar de una vez por todas a victimizarnos y llorarle públicamente al Gobierno para que nos defienda de todos estos chistosos que nos están fastidiando".

Hacer que las leyes funcionen igual para todos -para los ingenieros, los arquitectos y los guachimanes igual que para los comediantes de la tele, por ejemplo- no es ser paternalista. Todo el sistema legal es básicamente una serie de prohibiciones, limitaciones y prescripciones que, entre otras cosas, limitan los deseos de los ciudadanos, y eso no lo consideramos paternalista, ¿o sí?

Cuando el estado prohíbe las relaciones sexuales con menores de edad, por ejemplo, ¿es paternalista? ¿Con quién? Según la lógica de Ortiz -increíblemente- está siendo paternalista pero no con los menores de edad (imagino que el Estado tiene que ser una especie de padre con los menores de edad), sino con los pederastas, porque está decidiendo con quién pueden y con quién no pueden tener relaciones sexuales.

Obviamente, limitar eso no es ser paternalista. Es ser justo: velar para que unos indiviuos no cometan actos que violen los derechos de otros. Eso es lo mismo que hace el Estado cuando persigue el feminicidio o los crímenes de odio o cualquier delito agravado por cuestiones de fe, de género, de pertenencia étnica, etc: velar por los derechos de sectores de la ciudadanía que están en riesgo especial de ser dañados por las acciones de terceros.

El racismo no se ejerce en el aire. Se ejerce contra alguien. No se estereotipa fantasmas ni ilusiones ni abstracciones: se estereotipa a personas de carne y hueso. Y si el Estado no les permitiera a esas personas quejarse y obtener reparaciones cuando han sido afectados por un discurso racista, entonces estaría abandonando a un sector de la ciudadanía, como si lo conformaran ciudadanos de segunda categoría, o personas ajenas al circuito ciudadano.

El Estado ha hecho lo que tiene que hacer, así de simple. Si en algo se ha equivocado es en la levedad de la multa. Lo que hizo Frecuencia Latina (y lo sigue haciendo, igual que muchos otros medios de comunicación peruanos) es un delito. Y no podemos hacernos los de la vista gorda ante los delitos sólo porque a Beto Ortiz le dan risa. Si así fuera, pronto no quedarían delitos en nuestros códigos.

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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Este post no termina de convencerme. En primer lugar, no creo que Benavides sienta ningún odio o menosprecio por los negros (como sí lo siente, por ejemplo, y con un visceral racismo, la mayoría en Israel por los palestinos). No pretendo defender a este actor que, al igual que los otros cómicos de la tele local son por lo general gentecita con la gran suerte de haber cumplido en Lima el “american dream” gracias a condicionamientos ajenos de los que no tienen la menor idea ni culpa. Y tampoco pretendo defender a Ortiz. Estoy convencido de que un buen libretista podría crear un personaje gringo muy cómico, también caricaturizado en extremo, que en eso y no en otra cosa, no en todo caso un definido racismo, parecería consistir el quid de la cuestión, y la caricatura tendría por supuesto que acentuar los rasgos promediales de los gringos (falta de ritmo, carencia de gusto en el vestir, ignorancia o desdén por la cultura, cucufatería o candidez religiosa, etc) de lo cual resultaría un personaje payasesco. Pero nadie en el Perú acusaría al actor o al libretista o ambos y también al empleador, de racistas. No hay que olvidar que todo chiste se hace en general a expensas del otro (si alguien se golpea de improviso o se da un espectacular resbalón, en general la gente se ríe), nos reímos y hacemos miles de chistes del alemán bobo, del escocés tacaño, etc, etc. En los tres chiflados (The three stooges), Moe reparte golpes y afrentas de torturador menospreciativo a Larry y a Curly; creo que quedaría mal parado quien lo acusara de haber propiciado la violencia.

Anónimo dijo...

Se olvida mencionar que JB tiene como antecedente una imitacion de cubillas donde se apagaba a la medianoche, lo que deja al negro mama como una inocente bromilla

Anónimo dijo...

Hay una diferencia entre hacer chistes sobre el gringo cándido, el alemán bobo o el escocés tacaño: que estas bromas no contribuyen a perpetuar ningún estereotipo que sea tenga efecto alguno en la realidad. Si un ciudadano de apellido y rasgos anglosajones postula a un empleo, ¿alguien pondría alguna objeción en base a estos chistes? En cambio, si un afroperuano postula a un cargo, creo que de plano será rechazado, o al menos cuestionado, "por que los negros son flojos, por que los negros solo piensan hasta el mediodía, por que los negros son rateros". No veo en qué le afecte a las personas de ascendencia escocesa las bromas sobre escoceses tacaños, pero el negro Mama si puede afectar la posiblidad de empleo (entre otras) de afrodescendientes.

Anónimo dijo...

cuando no sucursal de pallywood metiendo su cuchara

Jorge dijo...

Y que les parece si en USA hacen un sketch todas las semanas donde el protagonista sea un peruano que no le gusta bañarse, le gusta robar, cruzar en rojo, prefiere comprarse un celular nuevo a invertir en algo más provechoso y encima se las arregla para comerse su cebichito en plena vía pública a diario(Fruto del robo, porsupuesto) para luego tirar el desperdicio en la acera. Ahhhhhhh ahora si no te parece gracioso... Ay compatriotas!!! El día que nos miremos a la cara dejaremos de estar chocando entre nosotros.

Anónimo dijo...

Sin ir muy lejos, solo recordemos los estereotipos de peruanos que Laura Bozzo lanza al mundo.
Indigna Verda?

JORGE LUIS dijo...

CUANDO SOFIA VERGARA HIZO UN COMENTARIO EN SU SERIE (MODERN FAMILY) SOBRE PERUANOS BETO ORTIZ SALTO HASTA LOS CIELOS, CUANDO LOS CHILENOS HICIERON SU REALITY EN LA SELVA BURLANDOSE DE LOS POBLADORES, BETO ORTIZ DEDICO HASTA TRES PROGRAMAS, Y AHORA Q PASO?, POR SU PARTE QUE LE CUESTA PEDIR PERDON A JORGE BENAVIDES A LAS MINORIAS AFROPERUANAS DE ESE ESPERPENTE DE NEGRO MAMA? SI YA LE PIDIO PERDON A ROMULO?

Anónimo dijo...

No me causa risa cuando en Canadà llegas y piensan que eres una peruana mas que vino como escapando de los terrucos o que te morìas de hambre o que eres «exòtica» y por eso se nos vee como prostitutas o hasta « te mueves como el los vidéos de musica, el culo al aire ». Esto es lo que el pueblo canadiense en general piensa o cree que las peruanas son. A pesar de esto, la t.v. y el gobierno no le conviene instigar o fomentar la discriminaciòn, hay mucho cuidado en no caer en esta clase se bajeza. No todos salen de su paìs por las mismas razones que la gran mayorìa.