11.3.13

No estamos obligados a ser cómplices

De muchas maneras los peruanos hemos permitido que el país caiga en manos de criminales. Más de una vez hemos puesto delincuentes en el poder, les hemos dado la presidencia de la república y asientos en el Congreso, en asambleas constituyentes, en ministerios, en el mando de institutos armados.

Hemos visto crecer la criminalidad y hemos permitido que se multipliquen los delincuentes entre los policías destinados a perseguir el delito, entre los jueces destinados a castigarlo, entre los periodistas que deberían denunciarlo. Hemos premiado la reincidencia en el crimen con más y más poder para los criminales, hemos pedido la liberación de homicidas y rateros y hemos mirado hacia otra parte cuando los han dejado salir.

Es cada vez más larga la lista de los politicos peruanos de quienes se sabe fehacientemente que son corruptos y a quienes, sin embargo, se considera exitosos: si alguna vez la corrupción pasó de ser un defecto a ser un minúsculo gaje del oficio, ahora los peruanos parecemos creer que ser corrupto es un deber de todo personaje público: nuestras nóminas de candidatos parecen bandas callejeras, sólo reelegimos en el cargo a los que robaron lo suficiente para montar su siguiente campaña.

Luego nos sorprendemos de tener una sociedad insegura, violenta, donde la delincuencia se multiplica ante la mirada de todos. Nos parece una injusticia del destino que no se pueda salir del banco sin temer un atraco, entrar en una notaría sin temer un asalto, mandar a un niño al colegio sin temer un secuestro. ¿Por qué nos pasa esto a nosotros, que nunca hemos transado con el delito y nunca hemos justificado un crimen?

No tenemos ni la menor idea. De hecho, estamos convencidos de que nuestras decisiones políticas nada tienen que ver con la profusión de nuestra delincuencia. Hemos creado una clase política cuyo circuito natural va del Congreso y la Plaza de Armas a Lurigancho y Barbadillo; creemos que esa clase política es la que debe vigilar la paz de la república y no somos capaces de darnos cuenta de la contradicción que hay entre esas dos ideas.


Y ahora estamos decididos a pervertir incluso más nuestra democracia: vamos a legitimar el truco, la trampa y el descaro de la criollada siguiéndole el juego a esa masa de vendedores de sebo de culebra que impulsa la revocación de la alcaldesa de Lima. Queremos creer que expulsamos a Villarán porque no trabajó lo suficiente o porque su gente no supo informar sobre sus obras o porque uno o dos proyectos fueron manejados menos que idealmente.

Eso es mentira. Los que quieren sacar a Villarán, los que activamente promueven la revocatoria, lo hacen porque Villarán es un elemento extraño en la esfera política peruana: una autoridad electa de quien no se conoce antecedente alguno de corrupción y que no parece dispuesta a acumular un prontuario policial, porque no se presta al pacto del otorongo que no come otorongo: quieren sacar a Villarán porque es un obstáculo entre ellos y el botín más veces repartido de nuestra historia, que es el tesoro público, mucho más ahora que el dinero es mucho, las licitaciones se multiplican y los ceros se acumulan.


¿Qué cosa están dispuestos a hacer para retomar su conexión con el botín que se les fue de las manos? Burlarse de la voluntad popular recurriendo a un mecanismo que nunca debió ponerse a su disposición. Más limeños quieren hoy que Susana Villarán sea alcaldesa de Lima que el día en que fue electa. Villarán está a punto de convertirse en la primera figura central de la política peruana que pierde su cargo antes de tiempo "democráticamente" tras ser electa para ese cargo democráticamente. Y nuestra democracia se va a quedar para siempre en el limbo de esas comillas: no será más que una "democracia".

Por supuesto, quienes voten por revocar a la alcaldesa pueden lavarse las manos y la conciencia diciendo que lo hacen en nombre de la eficacia administrativa. Pero no es verdad. Sabemos que Villarán ha hecho en dos años más de lo que el alcalde Castañeda hizo en ese mismo tiempo al inicio de su primer periodo. También sabemos cuál es la verdadera diferencia entre Castañeda y Villarán, y sabemos que no es una diferencia ejecutiva sino una diferencia moral. Sólo falta decir claramente si nos importan las diferencias morales o no.

Pero háganme un favor: si nos empeñamos en expulsar del poder a los que están del lado de la justicia, no nos sorprendamos el día en que quedemos completamente cercados por criminales. Nadie nos llevó a la fuerza hacia ese callejón: el callejón lo fuimos construyendo nosotros, piedra por piedra.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien dicho, resumes en un texto breve el sentir de muchos peruanos indignados. Lamentablemente, parece que la suerte está echada y Lima y sus ciudadanos nos iremos por un tubo. El mofletudo líder supo mover sus hilos y llevar de las narices al dizque mudo, para que aparezca en escena el inefable Macho Turbio. Este tipejo, sin vergüenza ni tino alguno, se comportó cual elefante en cristalería para perpetrar la revocatoria y ahora estamos a un paso de la debacle de nuestra querida ciudad.

Saludos,

ETC

Anónimo dijo...

Esta revocatoria fue desde el inicio un disparate.... donde no tenemos nada que ganar como ciudad y mucho que perder......cuel es el mensaje para los jóvenes que quieran entrar a la política?.... que si eres honesto te sacan....

Muy bueno tu articulo.

Anónimo dijo...

Que ha hecho Susana para reducir la delincuencia y atrapar a los corruptos? De que sirve el dinero si se acumula en un banco y no se usa? Quien financia la campaña del no, debo entender que lo hacen sin intereses de por medio? Definitivamente necesitamos mas partidos para elegir, pero entre una persona incapaz pero de suma confianza y una capaz pero que requiera de exhaustiva supervisión, me quedo con la que es capaz.
La persona incapaz no tiene probabilidad alguna de ejercer una gestión a ese nivel y menos atrapar corruptos o delincuentes.

Jorge dijo...

¿Que ha hecho Susana para reducir la delincuencia? Ella es alcalde, no ministro del interior. Exhaustiva supervisión????????? Que ridiculez. Usted ha nacido anoche. Decir "Roba pero es capaz" es como decir "Mi mujer me hace cachudo pero tiene ordenada la casa".

Jorge dijo...

¿Que ha hecho Susana para reducir la delincuencia? Ella es alcalde, no ministro del interior. Exhaustiva supervisión????????? Que ridiculez. Usted ha nacido anoche. Decir "Roba pero es capaz" es como decir "Mi mujer me hace cachudo pero tiene ordenada la casa".