En
el mundo de la Marca Perú, la cultura andina no es un espacio vivo ni
un lugar pleno ni una construcción social: es un telón de fondo, una
pieza decorativa. También la gente de los Andes es percibida así:
estetizada, como si fueran cortinas,
alfombras, árboles o ruinas. No creo que la foto (de Mario Testino) sea
mala, como dicen otros: es una excelente composición, formalmente. Pero a
algunos nos indigna porque es, después de todo, una notable expresión
de una visión del mundo que es aberrante, porque deshumaniza a unos para
glorificar a otros. El racismo de la foto es indiscutible, en verdad:
después de todo, la composición misma está basada en el constraste, en
la contraposición (entre lo sofisticado y lo arcaico, por ejemplo). La
mujer que aparece en primer plano es virtualmente inexistente: anónima:
su rostro está en la sombra porque su rol no es ser una persona sino
parte del escenario. Las dos modelos juegan con las niñas como si las
niñas fueran muñecas o huérfanas (¿quién es el adulto que las protege?).
No, no es discutible si la foto es racista o no. Lo es, ésa es su
lógica. Lo que es discutible es por qué esta foto solo indigna a unos
cuantos.